Capítulo 3: Sólo Amistad.

32.7K 2.2K 946
                                    

Danielle.

 

— ¡Por favor, Emma! —exclamé.

—Te he dicho que no, Dani. Sí quieres saber de Charlotte, habla con ella y ya —dijo, su tono era cansado, pero no pararía.

— ¡Vamos! Al menos, dime su grupo de música favorito —insistí, mientras trataba de no chocar con los estudiantes que caminaban en mi dirección contraria.

— ¿Para esto fue que me emboscaste cuando salí de clase? —preguntó.

Prácticamente, eso sí es cierto. La chica de los ojos negros había ocupado mis pensamientos toda la mañana; cosa por la cual decidí acercarme e intentar ser su amiga. Ella es nueva, y le vendría genial una amiga además de su hermana; el problema, es que no sé de qué demonios podríamos hablar. Por eso necesito a Emma.

— ¡Venga, tía!

—Dani, no quiero que juegues con mi hermana —declaró de repente.

La miré, atónita.

—No busco acostarme con ella, solo quiero ser su amiga —divulgué sinceramente.

Soltó una risa ahogada. — ¡Oh! ¿Así se le llama ahora? —cuestionó. Creo que mi mirada mostraba mi confusión, porque cuando me vio, acotó: —He visto como la mirabas esta mañana —dijo seria.

— ¿Cómo le miré? —pregunté yo, ahora divertida.

— ¡Vamos! ¡Así mirabas a las chicas con que te querías acostar el año pasado!

El año pasado, Emma fue mi compañera en clase de literatura, de ahí formamos una buena amistad. Recuerdo que ella solía ayudarme a huir de chicas que no entendían el concepto de «No busco nada serio». Además de que salíamos todos los jueves en la tarde al cine. Como era de esperar, después de tanto tiempo de no habernos comunicado, ya no es lo mismo de antes.

—Las cosas ya no son lo mismo que el año pasado, Emma —dije, tratando de permanecer inexpresiva, aunque en realidad sienta aquella necesidad de llorar. Emma abrió más los ojos, como si se hubiese dado cuenta de que cometió alguna estupidez. Finalmente, suspiró.

—Su banda favorita esFall out Boys  —divulgó al fin.

— ¡¿En serio?! —Cuestioné, incrédula—. ¡A mí me encantan! —Sonreí con suficiencia y le di un codazo a Emma como despedida—. Gracias, Evans —empecé a avanzar, un poco más rápido que ella para llegar a la cafetería, pero luego se me ocurrió otra idea, así que frené en seco hasta que la castaña llegó a mi posición.

— ¿Qué te ocurre?

—Tuve una idea —sonreí con malicia—, me sentaré con ustedes.

— ¿Es enserio? —jadeó.

— ¡Sip! —afirmé—. Es la mejor manera de acercarme.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora