Capítulo LXII

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          Machoke cree tener más fuerza que yo, eso es sólo porque ha logrado dejarme sin energías durante un momento. Pero no va a vencerme. Un simple Machoke no puede igualar mis poderes.

     —Ese Pokemon tuyo sí que tiene fuerza de voluntad, hijo.

     ¿Qué diablos está diciendo ese humano malnacido? ¿Cree que James me ha entrenado para que tenga poderes de esta clase? ¡Qué tontería! Yo sabía hacer todo esto desde mucho antes que James siquiera viniera al mundo.

     —Será mejor que dejes de burlarte de ella —dice James—. Flareon tiene mucho poder, tú jamás podrías vencerla.

     ¡Gracias!

     Al fin un humano sensato.

     —Cuando logre aniquilar a tu estúpido Pokemon, tú y yo tendremos una conversación muy seria. Te has metido en grandes problemas, muchacho.

     —Dejaste de ser mi padre cuando permitiste que convirtieran a Jamie en un monstruo.

     Con ayuda de un tornado de fuego, consigo hacer que Machoke caiga al suelo. Ha salido herido de gravedad, con severas quemaduras que le causan un dolor agonizante.

     Se lo merece por haberse atrevido a golpearme.

     —Flareon, ven aquí.

     Me niego.

     Voy a matar a ese humano.

     Voy a hacerlo suplicar piedad.

     — ¡Flareon, ven aquí!

     Voy a desmembrarlo, no dejaré ningún rastro de él.

     Nunca toleraré semejantes actos de deslealtad.

     ¿Cómo puede un padre convertirse en un monstruo capaz de asesinar a su propio hijo?

     — ¡Flareon, vuelve aquí! ¡Ya!

     Al acatar la orden de James, el fuego que comenzaba a rodear mi cuerpo desaparece.

     Miro a James de soslayo y al ver la firmeza reflejada en sus ojos, avanzo hacia él a regañadientes. Ese humano cruel y traidor ríe a carcajadas.

     —Aún te cuesta controlar los impulsos de esa bestia, hijo.

     —No te atrevas a llamarme así.

     Sí, será mejor que no se atreva. Qué humano tan desvergonzado. Esta es una de las razones por las que odio a su raza.

     —James, yo puedo acabar con él —le digo, detesto suplicar—. Dame una oportunidad.

     James sólo niega con la cabeza y avanza un par de pasos hacia ese hombre para encararlo. Detesto que no me permita ayudar. Bien, sí, destruí ese edificio. Pero, ¿no fue él quien me pidió que atacara? Malditos humanos indecisos.

     —No necesito a ningún Pokemon para hacer esto.

     Y corre para arremeter contra su padre, golpeándolo con un fuerte puñetazo.

     No entiendo a los humanos.

     Teniendo a disposición mis poderes, ¿por qué quiere hacerlo con sus propias manos?

Pokemon V: La Batalla Contra la EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora