Brianna.
Estoy en shock, simplemente mi cerebro no puede procesar y a la vez piensa tanto en la persona que tengo frente a mi.
Si bien es cierto que murió o más bien lo mataron, creía eso hasta ahora, empiezo a dudarlo. Obviando esa parte, nunca lo conocí, pero Sophia sí que tiene unas que otras fotos viejas, pero se puede apreciar, sin embargo al tenerlo enfrente con una barba tan larga como el cabello, más delgado tanto que sus pómulos están visiblemente marcados por la misma causa, aún así bajo esa capa de cabello, harapos, se notan unos ojos azules como los de Sophia.
Es que esto es una dura realidad, algo impactante.
El abuelo que creíste muerto de pronto te lo traen ante ti como si veinte y cuatro años después de aquello tus ancestros no lo lloraron.
—Cuánta emotividad —comenta el vejestorio de mierda a mi izquierda. Juro que a la mínima oportunidad que tenga le sacaré las tripas por la boca —. Creo que los dejamos a solas para que tengan ese reencuentro de abuelo y nieta. No puedes decir que he sido malo Michaelle, bien que te la he enseñado, tal cual la trajeron al mundo.
El señor delante de mi lanza un gruñido poco audible y a mi nuevamente me dan arcadas, mi estómago está muy revuelto.
—Tu fuiste vegetal —señalo al bastardo que engendró a Dmitry, no veo por ningún lado a la otra alimaña —. Tu estuviste detrás de lo que me pasó, ¡Te mataré! ¡Lo juro por mi vida!
No se inmuta ante lo que digo, solo se encoje de hombros, saca un sucio puro.
Ojalá muera ahogado.
—Era necesario —contesta encendiéndolo.
Voy encima suyo, el señor que se hace llamar mi abuelo, busca como acomodarse para detenerme.
Sin saberlo me detiene solo con una mirada de súplica, azul contra azul, idénticos los iris.
Tengo la duda de quien sea quien dice ser, a estas alturas no puedo confiar en nadie, pero su mirada de dolor cuando el bastardo de Nikolai habló sobre esa mancha oscura que siempre llevaré en mí, es algo que nunca olvidaré, eso no se finge.
—Este es mi establo mula —masculla el anciano —. Pisas en territorio pantanoso, mi hijo no está aquí, el rey soy yo y puedo dar jaque mate en cualquier momento.
Su asqueroso bastón como él, presiona mi seno, me duele, pero tampoco me quedajaré de lo mismo, no le daré el gusto.
—Mientras más subes, más dura es la caída —musito pausada, tranquila y relajada.
Tengo mi as bajo la manga, no es momento de ponerla sobre la mesa, primero debo dejar que los otros jugadores lo hagan por mí y luego me mostraré como la reina que soy, la reina que no debe dejar caer su corona.
Como psicópata que es y yo como una persona que no está nada cuerda, estallamos en una carcajada seca y sin sentido, carece de emociones, tal cual es él y tal cual trato yo de retenerlas, mantenerlas a la raya.
—Me agradas —dice evaluandome —. Bella e inteligente, letal y sumamente atrayente, tal cual potra para domar por su caballo.
Clavo las uñas en las palmas de mis manos, traspaso la carne, mi boca y mi lengua viperina solo hizo que tenga la cara hinchada y pesada como la siento, la sangre seca pegada a cada poro de mi piel.
Lo dejo ir, solo espero mi momento, sé que Dmitry me está buscando sino es que ya me encontró, confío en él. Él hará justicia por ambos, por todos.
La puerta rústica, vieja, con olor a moho, rechina cuando la cierran y posteriormente le echan seguro.
—Me estoy conteniendo, me admiro —desentierro las uñas de mi carne.
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ALÉJATE © [Corrigiendo]
Ficción GeneralÉl es destrucción, Tóxico. Y ella es su única salvación. +21 NO COPIAR. ES DE MI AUTORÍA.