Los demonios también aman(NaMi)

18-Trance

Natsu tardó más de dos semanas en recuperar la consciencia. Sufrió de fuertes dolores de cabeza, noches sin dormir, malestar y sobretodo, un dolor psicológico el cual ningún remedio podía curar. Todos estaban preocupados, Serry se había marchado para siempre. Y no solo ella, sino todo el poblado desapareció sin dejar rastro.

El grupo formado por Erza, Lucy, Gray y Wendy se fueron turnando para cuidar de él. Pero...resultaba doloroso ver aquellos ojos muertos. Siempre habían estado llenos de vida y ahora...se había esfumado. Recordaban lo ilusionado que estaba con la boda.

—¿Cómo se encuentra?, ¿algún cambio?—preguntó la pelirroja.

—Ninguno, estoy preocupada—la maga celestial había salido de la habitación.

—Ha sido muy duro para él—comentó Gray.

Uno de esos días, Natsu salió por su propio pie de la habitación sorprendiendo a todos.

—Natsu, deberías estar en cama—dijo su amiga de la infancia.

—He estado...mucho tiempo aislado, debo salir—dijo lentamente.

—Natsu—ella lo único que pudo hacer es abrazarlo.

—Volveré en un par de horas, lo prometo—Lucy quiso decir algo al respecto pero tanto Gray como Erza le hicieron una seña de que lo dejará estar.

El mago recorrió las calles extrañado, era como sino conociese el lugar. Había pasado ese tiempo aislado que todo lo exterior se le hacía raro. Pero el mercado le recordaba a Serry, ver como paseaba mirando todas las verduras y objetos hizo que derramase una lagrima.

—¿Natsu?—se giró y vio a Mirajane.

—Mira—susurro débil.

—¿No deberías estar reposando?—preguntó en un tono preocupada y acercándose.

—Necesitaba...que me diese el aire.

—Anda, deja que te acompañe—lo tomó del brazo y caminaron juntos.

Natsu estaba tan sumamente ido y débil mentalmente que no le importaba. La albina también había sufrido mucho, solo Lisanna lo sabía pero ver a Natsu en aquel estado y haber pasado por algo tan doloroso le hizo estar muchas noches llorando temiendo que este nunca despertase.

Si fuera de otra manera, se hubiera alegrado de la ruptura si se hubiese producido, así tendría una oportunidad. Pero su corazón era demasiado bueno y sufría con él. Las palabras de Serry fueron una puñalada y al verla desaparecer mientras este derramaba lágrimas fue triste.

Ahora, ambos tomados del brazo fueron por todas las tiendas mirando la mercancía. Natsu solo miraba e iba como alma en pena. Mirajane le invitó a comer, aunque este apenas probó bocado. De hecho, estaba mucho más delgado que antes y se le notaba en el físico.

—¿Podemos regresar?—preguntó casi en un susurro.

—Claro—dijo ella mirando a este triste.

Natsu cerró la puerta y se tiró a la cama. Mientras, afuera, Mira les contaba todo lo que habían hecho y como había visto a este.

—Hay que hacer algo, no puede estar siempre así—dijo Erza.

—Ha sufrido mucho—comentó la albina.

—Si, pero a este paso...él...morirá.

Los días fueron pasando y se notó una leve mejoría en este ya que comía mucho más que antes. Un día, salió de la habitación y se marchó ante la llamada de sus amigos que querían saber donde iba.

—Voy a despedirme de Serry—dijo sorprendiendo a todos.

—¿Qué quieres decir?—preguntó.

—Ella...quería que siguiera adelante...he pasado mucho en las sombras. No puedo permanecer ahí y seguir preocupando a mi familia...la lloraré a mi manera y mantendré vivo su recuerdo en mi memoria. Así es como lo hubiera querido ella—y tras mucho tiempo, ocurrió, Natsu esbozó una sonrisa.

—Natsu...—el grupo se quitó una lagrima que quería salir de sus ojos.

En una de las colinas, la más alta y cercana al sol, Natsu colocó una pequeña lápida.

''Aquí yace Serry. Una mujer que se marchó de la vida de sus amigos y esposo, pero no de sus corazones''.

El dragon slayer permaneció en silencio, de rodillas y con los ojos cerrados en forma de respeto. Una brisa movió su pelo provocando una sonrisa.

—Así que...sigues conmigo—abrió los ojos y vio la brisa llevando unas pequeñas hojas—¿después de todo este tiempo?.

—Siempre—le dijo un susurro.

Ya en pie, se cruzo de brazos observando toda Magnolia. Desde luego había elegido un buen lugar para que ella pueda descansar.

—Vendré a verte a menudo, nunca te olvidaré...adiós...querida esposa—enterró los anillos que se habían puesto el día de su boda y se marcho, no sin antes regresar la vista atrás.

—Adiós...mi amado esposo—pero él no pudo escucharlo.

Al cabo de unas horas, Natsu pateó como era costumbre la puerta del gremio.

—¡Natsu!—dijeron algo sorprendidos.

—Familia...he vuelto—dijo con esa sonrisa tan suya.

—Veo que vas a dar de nuevo problemas—comentó Gray.

—¿Quieres pelea?—preguntó este apretando los puños.

—Adelante.

Y volvieron las peleas, Makarov que siempre las detenía, estaba tan emocionado de ver que las cosas volvían a su cauce que no lo detuvo. Mirajane lloraba tras la puerta al ver a Natsu regresar con esa sonrisa.

—Me alegro tanto...idiota...—pensaba mientras sonreía.

Mirajane supo que ese era el punto de su nueva vida, una vida que tal vez esta vez si les traería la felicidad a ambos. Pero ahora, solo debía esperar a que el tiempo pasase antes de tratar de pedirle salir ya que aunque se dice que el tiempo cura las heridas, aún faltaba mucho para que el amor volviera a florecer en el mago.

Aquella noche y tras mucho tiempo, Natsu pudo volver a dormir en su cama tranquilamente. Happy estaba muy feliz de ver a su amigo en casa y con una sonrisa. Ahora, solo quedaba volver a hacer misiones y que la vida continuase.

Y no estaba solo, pues ahora tenía en su vida a un ángel que le cuidaría desde el cielo. Y aunque Jenny nunca se quiso ir, ahora estaría para siempre en la vida de su amado, viendo como poco a poco crecería y estaría con la persona destinada. Aunque para eso, aún queda un poco de tiempo.

Y ahora es cuando esa maravillosa historia comienza, de como Natsu Dragneel acabó con una chica demonio.

La pregunta es: ¿estás dispuesto a leerla?.

Y aunque parece que fuese ayer aquella fatídica despedida...habían pasado tres años y Natsu estaba a punto de irse de aventuras cuando se topo en la estación con Mirajane.

Continuara...