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Hacía un día precioso: el sol en su punto, un poco de brisa que refrescaba el ambiente y los árboles de aquella calle primaveral resplandecían en verdor y se mecían sutilmente al compás de la brisa, arrullandome.

Lo que hacía este día más especial es que la princesa de mi castillo encantando cumplía sus 15 primaveras. Lucía un hermoso vestido blanco que se ajustaba a su pequeña cintura, con girasoles en la falda, siendo acompañado por unas plataformas café que compramos a expensas de la tarjeta de papá (las cuales manejaba como una experta). Le había cumplido el capricho de maquillarla con un labial rosa, un poco de rubor para sus pálidas mejillas y rimmel en sus largas y rubias pestañas.

No podía dejar de mirarla con una sonrisa dibujada en mis labios, pues era mi fotocopia, el orgullo de mamá.

- Te ves divina bebé - le repetí por quincuagésima vez.

- Mamá, para - rió - me harás sonrojar - agitaba su mano refrescandose el rostro, mientras tornaba los ojos cómicamente, sin dejar de caminar por aquel soleado y movido Boulevard.

Minutos luego de la caminata llegamos a Diamond Mall, el centro comercial más caro y el favorito de Christine, mi retoño.

Entramos a la lujosa plaza y paseamos por todas las tiendas favoritaa de Chris. Comprando uno que otro artículo con la tarjeta de papá.

Fuimos al cine y vimos la última película de Advengers, en la cual lloró y rió como nunca, arruinando su maquillaje y maldiciendo por lo bajo.

- Cuida tu lenguaje señorita - reproché, tomándola por sorpresa. Ella me regaló una sonrisa nerviosa y yo reí también.

Luego del cine, fuimos al food court y comimos una pizza mientras conversabamos un rato sobre cualquier trivialidad que se noa ocurriese, pero por dentro me mataban las ganas de decirme que en casa le esperaba una fiesta con todos sus amigos.

- Mamá, ya está oscureciendo - dijo de repente, mirando hacia el techo transparente del lugar, el cual mostraba un hermoso atardecer.

Asentí y desechamos las bandejas para ir hacia el baño a retocar nuestro maquillaje. Ya listas, bajamos en ascensor hasta la salida del lugar, donde comenzaría nuestra trágica historia.

K!dnappedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora