Y llueve...

0 0 0
                                    

Algo que he tenido claro desde que tengo uso de razón es mi desprecio hacia el olor a tierra mojada. Aunque la mayoría de las personas lo amén y consideren sobrecogedor, yo lo detesto. En gran parte porque despierta una de mis innumerables alergias(soy alérgica a un sinnúmero de cosas, por ejemplo a los animales, el polen, el polvo, el humo, los aerosoles ambientales...como diría una buena amiga:-¡Es que eres alérgica a la vida!). Nadie que yo conozca ha tenido que vivir un día de inicio de curso con lluvia porque, claro, eso sólo me pasa a mí-pongo los ojos en blanco y gruño mentalmente. Gracias al mal tiempo el acto se realiza en el teatro de la escuela. Dentro el aire es un tanto insano para una persona como yo por la aglomeración de personas. No veo la hora de que acaben con la formalidad y la palabrería reservada a los directivos. Pronto terminan con todo cuando el director dice las últimas palabras resuena un aplauso apurado y todos se dispositivo salir. La mayoría porque están tan aburridos como yo y los primerizos para salir a pulular por ahí y conocer el Instituto.
Pasado un rato, cuando logro abandonar el salón, me reúno frente al aula con mis amigos a chismear y hacer chistes.
Alejandra se acerca al grupillo y con sigilo como si fuera el Sargento Trotter de La ratonera y anunció:
-Un nuevo alumno se une al grupo.
-¿Qué?-pregunté contrariada.
-Pues como lo oyes -dijo Alexis.
-¡Y es de la capital! -gtitó Bárbara.
-Perfecto. Entonces yo era la única que no estaba al corriente. -afirmé.
Todos se encogieron de hombros.
-Bien, ya veo que tenían pensado contármelo cuanto antes - replicó con sarcasmo.
-Parece-me responde Sebastián con más ironía.
-Sebas, no tienes vela-le anuncio patrocinado que deje de prender fuego.
Todos entramos, ocupamos nuestros puestos y esperamos a la profesora tutora que no tarda en llegar con el nuevo alumno. Me doy cuenta por los comentarios y murmullos que comienzan a tomar otro tono y las miradas que se entornan hacia el frente. Yo también decido darle la vuelta y echar una ojeada y...mi subconsciente se escandaliza...¡Nunca jamás había viste a un chico tan, tan, tan...hermosamente angelical. Tiene los ojos marrones más bellos que podría alguien imaginar, la nariz recta y del tamaño adecuado para su rostro adornado además con unos labios llenos y proporcionados. Se pasa nerviosamente la mano por el negro y rizado cabello y esboza una sonrisa que deja entrever sus dientes perfectos. El uniforme le entalla a la perfección y la corbata le da personalidad. Parece ser mayor que nosotros pero sus infantiles ojos I su tierna sonrisa lo delatan. Es simplemente perfecto.
Me quedo mirándolo idiotizada e ignotizada por él y gracias al codazo Salvador de mi amiga Alessandra tomo conciencia del resto del mundo a mi alrededor.
-Es... encantador...-balbuceo casi de manera inaudible.
-Lo sé, lo sé.-me dijo palmeando mi hombro.

¿Cuán inesperado puede ser el destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora