[catorce]

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Miró la hora en su teléfono móvil. ¿Cómo se había pasado media hora solo mirando al chico en su sofá? Tenía que llevarlo de vuelta a casa antes de que sus padres lo mataran,  pero no quería despertarlo. Intentó moverlo para cogerlo en brazos pero con sus movimientos conseguiría lo contrario a lo que quería. El jersey que Yeosang tenía puesto se había retirado un poco por la zona de su tripa con todo aquello. Yunho fue a taparlo de nuevo pero sus ojos se quedaron fijos en la marca rosada de esta. Recordó el día en la enfermería, cuando había visto que tenía cicatrices y estrías en sus costados. ¿Se extendían por toda su barriga? ¿Tanto daño le habían hecho? ¿Cómo habían podido hacerle eso a un ser de luz como Yeosang? ¿Qué clase de horrible persona? Apretó los puños con fuerza y cerró los ojos intentando tranquilizarse, pero lo ponía tan furioso toda aquella situación.

- Si descubro quien te ha hecho todo esto, no va a terminar vivo - abrió los ojos llenos de lágrimas - Si solo hubiera estado ahí antes... ¿Por qué has tenido que sufrir tanto? - observó el rostro en paz de Yeosang. Ojalá pudiera mantenerlo así para siempre, tan tranquilo. Pero como respuesta a sus pensamientos, el menor frunció el ceño y comenzó a moverse, primero lentamente y luego más bruscamente, de un lado a otro, como si intentara huir.

- ¡No! ¡No me toques! - comenzó a gritar. Yunho tomó las manos del chico para mantenerlas quietas y le incorporó mientras este se retorcía.

- ¡Yeosang! - le gritó - Es solo una pesadilla. Despierta.

- ¡No! ¡No! ¡Suéltame! ¡No me toques!

- No soy esa persona, Yeosang. Soy yo, Yunho. Despierta por favor - le abrazó con fuerza. Sintió como el otro se removía algo más antes de que, finalmente, dejara que su cuerpo se apoyara en el contrario y correspondiera el abrazo.

- ¿Yunho?

- Sí, pequeño, soy yo. Tranquilo. Estás a salvo. Conmigo estás a salvo.

- Yunho... - lo apretó con fuerza contra él - No me dejes.  No me dejes nunca. Da igual lo que haga o lo que diga. No me dejes.

- No te voy a dejar, Yeosang. Estoy contigo - se separó de él sin soltarlo para mirarlo. El menor estaba aún medio dormido. Secó sus lágrimas con sus manos y este cerró finalmente los ojos volviendo a rendirse al sueño. El mayor lo observó sosteniendo su rostro. - Estoy contigo - volvió a repetir aún cuando ya no lo podía escuchar.

Lo cogió a caballito, después de todo, y salió de su casa con él a cuestas. Al fin y al cabo, dormiría mejor en una cama, en su propia cama. A esas horas, no había nadie por la calle y si hubiera habido alguien le hubiera dado igual. Él solo quería proteger a Yeosang e iba a hacer todo lo que estuviera en su mano para hacerlo. 

Cuando llegó a la casa del menor, llamó a la puerta con una mano haciendo equilibrios para sujetar bien a Yeosang sobre su espalda. Una mujer le abrió.

- Hola. ¿Es usted la señora Kang?

- Sí, soy yo.

- Yeosang se quedó dormido en mi casa y no quería despertarlo, así que lo ha traído aquí. Disculpe si es muy tarde.

- No hay problema, gracias por cuidar de mi hijo. ¿Has venido desde tu casa con él así? Debes de estar cansado. Pasa, te diré dónde está su habitación.

- No hace falta señora. Yo... No quiero entrar ahí sin el permiso de Yeosang. Él... podría asustarse. Es muy asustadizo.

- Lo sé. Él... pasó por muchas cosas. ¿No quieres entrar a tomar un vaso de agua siquiera?

- No, tranquila, estoy bien. ¿Podrá cogerlo para llevarlo a su habiación?

- Tranquilo, tiene el sueño profundo. Podré llevarlo andando y ni cuenta se dará.

My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora