A pesar de haber tenido un momento de respiro, las cosas se ponen cada vez peor. Me dan mucha pena todas esas almas que se han sacrificado por nosotros. Espero que Nico no estuviera con ellas. Eso sí que habría sido triste de verdad. Al final llegué a cogerle aprecio y todo.
Mis fuerzas empiezan a flaquear. A pesar de ser vampiresa, es como si cada golpe que diera me fuera drenando la energía. Y por lo que veo, a Drogo le pasa igual.
—No puedo más —le transmito mentalmente.
—Yo tampoco, pero debemos aguantar. Nuestros hijos están ahí afuera. Ya nos han enviado ayuda. Seguro que algo más se les ocurrirá.
Suspiro mientras no dejo de atizar golpes con la espada. Cada vez me cuesta más, pero, por suerte, ésta va por su cuenta. No tengo que esforzarme, ya que ella me obliga. ¡Bendita espada de Vlad!
—No sé si podré seguir mucho más —comenta Fiona dos.
—Aguanta lo que puedas —le pide Drogo —. Tenemos que resistir.
En ese momento mis piernas flaquean y, sin poder evitarlo, caigo al suelo de rodillas. La espada sigue destruyendo almas negras, pero me da la impresión de que mis manos no van a poder sujetarla mucho más.
—Aguanta, cosita.
El grito de Drogo me da fuerzas, pero éstas son mínimas. Noto como la espada va cediendo de entre mis manos cuando, de repente, algo cambia en mi interior. Mi cuerpo rebosa de energía y, sin saber como, me pongo de pie y comienzo a caminar con seguridad.
—Pero... ¿Dónde vas?
—Calla y sígueme.
Continúo caminando mientras voy abriéndome camino a espadazos. Drogo, por su parte, se ha posicionado tras de mí cubriéndome las espaldas. El pobre... No se entera de nada, pero confía ciegamente en mí y eso es algo que le agradeceré siempre.
En cuanto llego delante de Hades, me planto y le miro fijamente.
—Tienes cojones para acercarte tanto a mí —comenta.
—Tengo cojones para eso y para más —respondo segura —. Prepárate porque ha llegado tu final.
—Cris. ¿Estás loca?
—No lo estoy. Nuestros hijos me están dando sus fuerzas. Sólo me falta la tuya. Ya sabes lo que tienes que hacer.
Abro mis brazos poniéndolos en cruz y un destello luminoso me rodea. La luz provoca que todas las almas negras que estaban a mi alrededor desaparezcan.
—Me encanta el poder de los niños prohibidos —dice Hades divertido —, pero te va a durar muy poco.
Chasca los dedos y, al momento, vemos aparecer a nuestros hijos, Max, Kael, Rufus y ¿Nico? rodeados por almas negras. Los llevan hasta donde se encuentras Sebastián y Fiona dos y los encajonan allí.
Suspiro aliviada de saber que Nico no estaba en la batalla, pero a la vez observo horrorizada como ha anulado la fuerza de nuestra familia. Por suerte para nosotros, siento crecer la fuerza de mi bebé. Empiezo a pensar que no se trataba de actuar juntos, sino de aportarle a él la energía suficiente para despertar. Eso me da confianza.
—Como puedes observar, nada se me escapa. Os he dejado jugar durante un rato porque me divertía la situación, pero ahora... Está dejando de serlo, por lo que he decidido cortar por lo sano.
—Jamás eclipsarás nuestra luz —le digo convencida.
—Ya la estoy eclipsando —responde divertido —. ¿Aún no te das cuenta? Mis almas están absorbiendo su energía. Dentro de poco serán cuerpos sin alma, cuerpos que pienso aprovechar en mi propio beneficio.
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DC XII:LA REINA DEL MUNDO √
FanfictionSin Cris, sin Drogo y sin Lorie, los bartholitos van a tener que asumir su responsabilidad como niños prohibidos. Tienen que detener a Merlín e intentar salvar a Fiona de sus garras. Eso sin contar con la amenaza de Hades. Por suerte para ellos. cue...