Capítulo 14 (+18)

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Este capítulo contiene leves  menciones y vocabulario +18.

     Nota: La siguente relación sí es consensuada. Solo quiero dejar en claro que Eider tiene 18 años. Y su deseo por estar con Ikender es más que natural.
Ella era anónima de lo que fue tener una relación de amor y placer en todos sus sentidos. Por ende no conocía el concepto total de sentir placer. En su idea solo existía complacer al hombre. Cosa que descubre, no es única.               

  Alpha Ikender

                        •Impulsos•

Empezó a desabrochar el camisón que me cubría, el ambiente se había vuelto un tanto pesado, mi nerviosismo y temor no ayudaban demasiado. Cerré los ojos tratando de concentrarme en él, en él solamente, porque era Ikender quien estaba desnudándome tiernamente, era él y nadie más.

— ¿Estás segura? Por ti esperaría primaveras enteras. 
Eider no tienes que— su mirada, podría perderme inmensamente en esos ojos azules.
Ikender era un hombre frío, alguien a quien los demás le tenían miedo, pero yo llegué a él, tan rota y devastada, lo cambié en pocos días.

Me abrió su corazón, cuidó de mí como si fuese lo más valioso en su vida. Me falta  mucho por saber en este mundo tan, mágico, aún no sé si debería describirlo de tal manera, puesto que realmente está vida existía desde años remotos, ocultos en las sombras.
O quizá, no estaban ocultos realmente, si no que, los humanos somos muy ciegos para notar lo sensacionales secretos que esconde nuestro mundo.

—Quiero hacerlo, deseo estar contigo— y eso fue todo lo que Ikender necesitó para besarme.

Sus labios se movían al compás de los míos. Me tensé un poco. Sus dedos se movieron de forma experta hacia mi blusa, desabotonando los arcilloso que la unían.  Levantó la comisura de sus labios al mirar el escote de mi sostén. Depósito un beso en el valle de mis senos, su mano izquierda dejó caer la prenda hacia un lado. Se retiró un poco para desprenderse de su camiseta y chaqueta dejando a lucir su torso. Su abdomen era bastante duro, le acaricié con la punta de mis dedos.

Volvió a besarme distrayendo la atención, desabrochando mis pantalones, bajando con cuidado mi ropa interior hasta quedar completamente desnuda ante él. Mi mente divagó por un segundo, no era hermosa, no poseía curvas perfectas ni mucho menos piel de seda.

—Me encantas, cada parte de ti, para mí eres perfecta— Susurró como si muy en el fondo supiese de la bruma oscura que empezaba a envolver mi cabeza. Volvió a besarme está vez con más exigencia, su lengua encontró la mía y un gemido abandonó mi garganta cuando mordió mi labio inferior.

—Te anhele desde el primer momento en que vi tus ojos— sus palabras provocan que me acalore justo en las mejillas. Se desnuda por completo. Mi ritmo cardíaco aumenta al sentir su miembro entre mis muslos.  Sus besos bajan a mi cuello, las palmas de sus manos trazan un camino encantador desde mis pechos hasta mi sexo. No sé si es el jodido sentimiento de excitación pero, a lo lejos escucho la música  de un violín, quiero preguntarle si él logra percibir lo mismo que yo, pero no logro articular palabra. Su boca se cierra en unos de mi pechos, muevo mi cabeza hacia atrás  uno de sus dedos explora mi interior. Sé que estoy mojada por la facilidad en qué encuentran deseo.

—Ikender— Murmuro. Abre mis piernas enterrando su cabeza en medio de estás, nunca antes había sentido algo así, su lengua se mueve estimulando mi punto sensible. Contraigo el cuerpo apretando las sábanas. Sin poder evitarlo suelto un pequeño grito de placer. Jamás había experimentado está sensación en mi vientre. Era como si una cortina de fuego se abriera soplando levemente, causando una corriente de electricidad por todo mi cuerpo.

ALPHA IKENDER +21©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora