Mariconetti

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Todo, absolutamente todo sobre ti es un puto chiste.

Tus gestos, casi inadvertidos, como también tus pequeñas travesuras; a pesar de todo eso sigo atrapado. Hay algo sobre esa sonrisa maliciosa que me alerta, pero que también me atrae, no importa cuántas gilipolleces haces sigo arrastrándome, lentamente, ante tus pies.

Desde el primer momento que te vi, ya lo tenía en mente, "este capullo no trae nada bueno" Pensé como si eso fuese suficiente, pero ante tus hechizos y trucos nada de eso sirvió. Inevitablemente atrajiste mi atención como a muchos otros más, cada vez que observaba tu figura por el rabillo del ojo, no podía deshacer mi mirada; es más, hasta dirigía sin mucho control mis palabras hacia ti, que nunca te llegaban. No era suficiente llamar tu atención en mi oficina, usar tus aventuras que rozaban lo ilegal, nada de eso te retuvo al inicio.

¿Con quién estabas saliendo hoy? ¿Y mañana? Preguntas que solía hacerme cada vez que desaparecías de mis vista. Me consumían los celos, era inevitable, pero tu disfrutabas de ello y yo solo quería tu atención, solo para mi.

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Una lluviosa noche de servicio, eran aproximadamente las 4 am, estaba vigilando las escandalosas calles. Un joven de aura extravagante se acercó a mi ventanilla, con unas gafas oscuras (en plena oscuridad), habló sin mirarme al rostro, miraba más bien el retrovisor del coche policiaco. Esa noche yo no estaba dispuesto a enojarme, ya no más, las madrugadas las tenía reservadas para solo lamentarme por mi vida y el rumbo que ha tomado... Pero no lo permitiste, con unas simples palabras: "Hola señor, ¿quiere compañía?" Preguntaste, seguramente deseando dinero a cambio, pero no le tomé mayor importancia. "¿Tengo acaso cara de mariconetti?" Pregunté indignado y enojado. "Vaya... Señor Conway" Al fin vi esos ojos, de azul penetrantes, algo en ellos hipnotizaba al segundo; "Es Súper Intendente, capullo" Respondí como siempre cuando no me llamaban como correspondía "¿Y tú quién eres?" Pregunté. "Gustabo, Gustabo con b" Sonrió, era una sonrisa amable, pero no escondía su malicia, era agradable, con el frío de la lluvia que se mostraba por detrás, él brillaba intenso, era una escena muy agradable.

"Anda, sube mariconetti" Dije para mi propio asombro, hasta tú quien siempre obtenía lo que quería mostraste sorpresa en tu rostro. "Gracias..." Ingresaste al auto, estabas frío y húmedo, tal vez te quedaste mucho tiempo fuera en la lluvia y solo querías un lugar para pasar la tormenta. Nos quedamos en un silencio imperturbable, la melodía nostálgica de la lluvia invadía todo el derredor del coche, y tu respiración era la armonía maestra; tan tranquila.

"Súper Detergente" Llamaste, rompiendo con la música de antes. "Es Súper Intendente" Corregí a los segundos. "¿Por qué está tan triste?" Preguntaste tan casual, mirándome con la expresión más indescifrable que me he encontrado en la vida.

No pude responder, ¿acaso se notaba en mi rostro? ¿Estaba yo tan triste? Yo el gran súper intendente quedé mudo, estaba observando a detalle tu rostro, no había forma de adivinar tus intenciones tras esas palabras y esa mirada. Si tuviese el valor de responder, habría hablado sin parar de una interminable lista de pesares.

"Sabe... Yo quiero ayudarle" Continuaste hablando en respuesta a mi silencio. "Así que... Olvidemos todo durante la lluvia" Te posaste por encima de mi, tu rostro se hallaba a centímetros del mío; podía ver a perfección tu piel joven y ojos azules, era apenas hacer un contacto con tu mirada y ya me sentía perdido.
Yo no podía concebir la situación, aún estaba procesándolo, tú impacientemente conectaste nuestros labios en un beso suave. Nunca antes había sentido tanta dulzura y suavidad al besar a alguien, tampoco ningún beso fue capaz de disipar toda oscuridad de mi mente con tal solo un roce insignificante.

"Mariconetti..." Solté ronco, totalmente bajo tu hechizo, a tu merced, como lo habías hecho en el primer momento que pisaste comisaría. En respuesta solo sonreíste, pero esta vez había consuelo en tu expresión, era tan... Agradable.
No pude esperar más y solo me lancé, acepté la manzana prohibida y la probé con gusto. Tú disfrutabas de cada caricia y cada toque, yo quería un poco más y más de ti; quería sentirme agradable por el resto de mis días. Para hacerlo, ¿la única manera es teniéndote? No lo sé, pero lo quiero descubrir.

Pero al terminar la lluvia, toda la magia se esfumó, se apagaba y solo se desvanecía ante mis ojos... ¿Qué debía hacer para tenerte?

Con otros hombres, con personas que seguro ni conocías... Salías de fiestas y armabas muchos problemas, me visitabas tan a menudo que ya te sabías la comisaría como la palma de tu mano. Aún así, no podía cautivarte, ya no me mirabas como en aquella lluvia de 4 am, cómo la añoro, añoro que todo se vuelva a repetir. Aquella madrugada tuvimos una pequeña conversación, la primera vez en mucho tiempo que hablaba tan abierto, la primera vez en mucho mucho tiempo. Vimos las gotas caer mientras el frío al fin llegaba a nuestros sistemas, arrepentidos de habernos pasado por los huevos el clima; pero como tú mismo dijiste aquella noche... "Aunque haga frío, valió totalmente la pena".

¿Por qué ya no me miras? ¿Hasta Horacio tiene algo más interesante que yo?

"Hey, Gustabo..." Te llamé, me avergüenza admitir que te estuve siguiendo mientras pensaba en cómo decirte todo esto que me haces sentir. "¿Conway?" Respondiste sorprendido, ni siquiera sentiste mi presencia. "Por favor, dime qué necesito hacer para que solo me mires a mí" Confesé con tristeza en mi voz, mirándote decidido. "Hmm... Nada, no necesitas nada" Dijiste, desconcertándome "Porque, recuerda el trato... Olvidemos todo durante la lluvia" Ello me confundió ¿acaso nuestro encuentro fue algo de una sola noche? "Yo... Hagamos un trato nuevo" Dije desesperado. "Vaya... Le oigo" Al fin, sus zafiros conectaron con mis ojos café, al fin volvía a sentir esa tranquilidad de hace semanas. "Reunámonos todos los viernes a las 4 am, justo como en ese día... Necesito que sea eterno" Propuse, sonando muy dulce para mi propio gusto, pero a Gustabo parecía agradarle. "Tonto... Solo debías haberme hablado antes, porque sabes... Yo también deseo que ese momento sea eterno".

Si el cielo existe, y su codicioso Dios también, entonces aquí tengo preso a uno de los suyos, y jamás lo dejaría ir.
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Honestamente no tengo ni idea de qué escribí, pero me dieron muchas ganas de escribir algo sobre este shipp 😔✌️

Quería hacer un Súper Detergente sediento de tranquilidad y cariño, que Gustabo se sienta como su cura. No sé, no escribí siendo fiel a los personajes, upsis 👀✨

¡Gracias por leerme! 💖

Atte.

-Merrily_Fun-

Lluvia de 4am ; Intendenteplay (ONESHOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora