Decimosexto día: Tenerte en mi vida ya es la mejor obra de arte.

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[Capítulo auspiciado por una estúpida apuesta]

Las duchas ya no eran individuales, las noches ya no eran solo para dormir, sus cuerpos ya no podían aceptar estar una hora sin la presencia de la otra.

¿Alguna vez conociste a una pareja que siempre le decías que tarde o temprano iban a terminar?

Ryujin, compañera de trabajo de Sinb y su secretaria, se lo recordaba cada vez que podía.

─Necesito que firmes estos documentos para enviarlos al departamento de Recursos Humanos. ─Ryujin estaba sentada frente a Eunbi en el despacho de la última mencionada.

─Un momento. ─Sinb estaba tecleando en su móvil.

─Ah, por favor, que cursi que eres, necesito los documentos. ─Sinb sonrió por el comentario.

─Vale. ─Comenzó a leer cada pauta y letra pequeña que el documento tenía. ─ ¿Tienes una copia de esto? Si no la tienes, consíguela y la mandas a mi abogado para que lo archive en mi portafolio personal.

─Sí, no te preocupes. ─Antes de que Ryujin le pase más documentación, Sinb se comenzó a poner su saco. ─ ¿Ah? ¿Ya te vas?

─He quedado en salir con Yerin, me tengo que ir.

─Ella te tiene comiendo de su mano. 

─Me tiene comiendo otra cosa, pero en fin, tomate el día, me tengo que ir. ─Paró en la puerta. ─Cualquier cosa, me envías un mensaje y solamente si es urgente me llamas.

─Ah bueno, si me tengo que tomar el día te acompaño hasta la salida. Dame un momento y ayúdame de paso a guardar todo este desorden de hojas. 

Eunbi se acercó a ayudar a su amiga. Hoja tras hoja entraba a cada portafolio. Realmente la empresa ahora estaba en su mejor momento y ampliar el campo laboral a otros países es lo que más anhelaba. China era su primer paso, luego conquistaría toda Asia.

─ ¿Cómo está Umji? ¿Sabes algo de ella? ─Preguntó Ryujin.

─Ah... ─Los nervios se hicieron notar. ─Creo que viajó, no lo sé, no he hablado con ella hace días.

─Le he enviado mensajes, pero nunca me contesta, se me hace raro que haya desaparecido así de repente, ella no es ese tipo de persona.

─Seguro. ─Eunbi quiso cambiar de tema.─ ¿Ya terminaste? Yerin me espera.

─Sí, vámonos. ¿A dónde irán Yerin y tú?

─Al museo, habrá una exhibición de nuevos cuadros y realmente quiero llevarla.

─Que romántico. ¿Ya oficializaron su relación?

─Eh, no, aún no.

─ ¿Qué esperas entonces? 

─Ya llegará el momento, por ahora no tengo prisas, me siento bien estando con ella y no me importa ponerle etiqueta a lo nuestro.

─Eso sonó bonito. ─Ryujin apretó el botón del ascensor para que se abriera, entró y por consiguiente Sinb la siguió dentro del lugar cerrado. ─Pero no creo que Yerin piense lo mismo, estoy segura que ella quiere que sea oficial y así llamarte su "novia" frente a los demás.

─Quizás tengas razón, pero todavía no planeo pedírselo, eso vendrá después. 

La puerta del ascensor abrió en el primer piso, donde Ryujin había indicado. 

Treinta días para recuperarte | SinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora