Capítulo 20: Visita inesperada

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Faltan dos semanas para navidad, Ron y Hermione están preparando sus maletas para irse a la Madriguera, yo logré quedarme gracias a Dumbledore, le dijo a la señora Weasley que estaré bien en el castillo, y que por el momento era más seguro para mí, ella después de decirle que esas fechas eran para pasar con la familia entendió que no haría cambiar de parecer al director, Ron me dijo que estaba muy molesta, pero que no había podido hacer nada.

Yo estoy feliz, podré pasar Navidad con Sev, todo este tiempo lo he visto poco, aún sigue buscando al espía que está en el castillo, así que sólo nos podemos ver en las clases de pociones y Oclumancia y en estas últimas es más estricto y sólo podemos platicar un poco. Sin poder evitarlo recuerdo lo que hicimos la última vez que estuvimos solos en su habitación, siento como mis mejillas se calientan, al igual que un calor sube desde la mitad de mi cuerpo.

Es la primera vez que siento este deseo, quisiera poder recorrer todo su cuerpo, acariciarlo y hacer que disfrute cada segundo, quiero que sepa todo lo que me provoca, quiero que sienta todo lo que ocasiona en mí. Todo este tiempo he pensado en que quiero entregarme a él, sé las consecuencias que podría traer, y sé que debemos usar protección, pues sigue la profecía del embarazo.

Respecto a eso aún no sé cómo sentirme, se que me gustaría tener un bebé de los dos, pero me da miedo el futuro, aún sigue Voldemort tras de mí y no quisiera que le pase nada si llego a estar embarazo.

—Harry, ¡Harry! —la voz de Ron me regreso a la realidad, viendo que se acerca sentándose en la orilla de mi cama.

—Lo siento, ¿Qué decías?

—Estas en la luna, sé que casi no ves a tu novio, pero el mundo no se acaba hermano.

Le respondo con una sonrisa, la diferencia es que él para mí es mi mundo.

—Quiero pedirte un favor.

El tono de mi voz es nervioso lo que hace que me mire con una ceja levantada

—¿Qué pasa?

Llevo mi mano a mi cabeza y por último a mi boca tapándola y aclarándole la garganta

—Ustedes se irán mañana, y pensaba si podrías ir al mundo muggle a comprarme... un —mi voz se atora, me da vergüenza seguir, no es como si fuera a comprar pastillas para el dolor.

—¿Quieres algo en especial? Puedo decirle a Hermione que me acompañe porque no se nada del mundo muggle, ¿qué es?

Nuestras miradas se encuentran y él sigue sin entender, hasta que nota el sonrojo en mis mejillas y se clara la garganta.

—Quiero condones.

Sus ojos evaden los míos, y eso ocasiona que mis mejillas se tornen más rojas. Veo como su mirada se dirige a Dean y Seamus que también guardan sus cosas.

—¿E-estás seguro? —al ver que no digo nada veo como traga saliva —, sabes que está esa profecía y podrías, ya sabes... embarazarte.

Susurra lo último viendo una vez más hacia ellos.

—Lo sé, por eso quiero los condones, en verdad quiero dar este paso.

Me mira por unos segundos, cuando pienso que no hablará se acerca más a mí, haciéndome una seña para que haga lo mismo.

— Hay otras maneras, en el mundo mágico hay pociones y hechizos, pensé que ya lo sabrías. —Niego con la cabeza, pensando que todo será más fácil, sólo será decirle a Severus que estoy listo para que demos ese paso. —Dile a él, las pociones son su fuerte, así que no habrá problema. A menos que quieras hacerlo al estilo muggle.

Del odio al amor... sólo hay un pasoWhere stories live. Discover now