Capitulo 26

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Lara.

Había despertado con una jaqueca horrible.

Ni sabia de donde había salido el ruido, ni siquiera teníamos vecinos, Jhon no se habia mudado todavía.

No entendía nada. Estaba en cólera completamente y quería matar a alguien.

Era sabado por la mañana y por fin era mi dia de descanso.

En la cocina estaba Ana, que se notaba que no habia dormido tampoco.

–Me puedes explicar que fueron esos sonidos de al lado? - le pregunte.

–Me sigo preguntando como si Jhon ni siquiera se había mudado y se notaba que tampoco era como si alguien estuviera arreglando la casa o algo. Parecía más bien como una fiesta.

–Créeme que tampoco yo sé, creo que el primo de Jhon está ahí o trajo una fiesta no sé, anoche me estaba explicando.

–Pero fue una completa locura Ana, creo que hasta se salió de control. Dime por favor que no sera todos los días así después de que se muden. - le hice cara de perrito.

–No lo sé Lara, pero creo que están en todo el derecho de hacer sus fiestas. Ya es su casa. - me termino de decir.

No era como si Ana y yo fuéramos unas monjas que nunca hacían nada, solo quería un poco de tranquilidad en mis días de descanso.

–Creo que saldré a desayunar, para hacer algo diferente esta mañana. - dije.

–Tráeme algo, yo tratare de comunicarme con Jhon.- dijo.

Me fui por las escaleras para no conseguirme el desastre del primo de Jhon, ni siquiera quería observar que sucedía.

Me sentía hasta una vieja prematura por quejarme de lo que sería una simple fiesta, tal vez si me estaba llegando la edad en que dormir era mejor que salir de farra.

Iba en la moto cuando una chica iba cruzando la calle sin ver por dónde iba, lo que hace que un carro casi la atropelle. El carro siguió y se dio a la fuga. Como si no fuera pasado nada.

Completo gillipollas de verdad.

Me baje en seguida. Y fui a ver si la chica estaba bien.

–Estas bien?- le pregunte.

La chica se sentó mientras recuperaba el aliento, vi que tenía unos cuantos raspones en las piernas y brazos.

–Ven que te llevo a la clínica.- le dije.

La chica entonces me miro. Me fije que me parecía conocida de algún lugar.

–Tu eres la chica del bar? - pregunto

Mi mente comenzó a pensar de donde conocía a esta chica, hasta que me recordé de la noche donde conocí a Santiago.

Esta era la chica que Santiago tenía agarrada del brazo y por eso lo golpee.

–Ya se quién eres, eres la chica que estaba con el inútil de Santiago. - dije finalmente.

–Si, esa...- su mirada bajo al piso, ese nombre le traía un mal recuerdo.

–Tenemos que ir a algún lugar a que te atiendan esos moretones, ven conmigo. - le di la mano y nos fuimos.

En la clínica le atendieron y le pusieron vendaje mientras yo pagaba, me sentía mal por esta chica, se había topado con el peor hombre de todos. Si podía ayudarla por lo menos con esto, me sentiría bien y la haría sentir bien a ella.

Fuimos a desayunar. Tenía otro semblante.

–Así que como te sientes ahora umm...como te llamas? - le pregunte.

Había estado todo este rato acompañada de esta chica y no le habia preguntado su nombre.

–Me llamo Jessica, me siento mejor, gracias. - dijo.

–Yo me llamo Lara. - le dije mientras comía como un camionero.

Ella veía su pan con pepperoni, si esta chica no se lo comía era seguro que me lo comería yo, porque para el hambre que tenía.

–De donde conoces a Santiago? Te has acostado con el?. - me pregunto.

Casi me ahogo ante esa pregunta, no sabía si reír o molestarme. No amiga, tampoco tenía tan malos gustos.

Además, lo había conocido esa misma noche.

–No lo conozco y ni lo conocía aquella noche que lo golpeé, pensé que te habías dado cuenta, que ni siquiera me sabia su nombre aquella noche. - le dije.

Era obvio que no le iba a decir que estudiaba con el fuckboy de Santiago y que habíamos tenido unos cuantos encontronazos en la última semana.

–No lo recuerdo, tengo imágenes borrosas de esa noche. - dijo y se quedó callada.

Están chica era extraña...

¿Como no se iba a recordar? Si me dio las gracias y todo esa noche 

–Y tú de donde lo conoces? Fuiste novia de el?.- algo me decía que la estaba cagando con esa pregunta.

–Fui una más en su lista. - su comentario atravesó mi corazón y también mi espinilla porque ya quería golpear muy fuerte a Santiago.

Jessica era una chica muy linda, no entendía a Santiago en ningún sentido, bueno, en fin, no servía como persona.

Jessica se abrió a mí y empezó a hablar de cómo Santiago la había tratado como una basura en las últimas semanas, como la había ignorado y hasta cambio su número de teléfono para no hablar con ella.

Pero aun así, sabía que estaba algo mal con esta chica, porque llego a un punto donde hizo su obsesión evidente con respecto a Santiago.

–En la madrugada me escribió para que fuera a una fiesta y yo accedí a ir. En la fiesta...tuvimos sexo, pero el no estuvo solo conmigo sino con muchas más chicas. Pensé que me querría después de todo, pero me echo de su casa sin más.

Menuda sorpresa me lleve, al escuchar sobre la orgia y la cantidad de chicas que estaban presente en la fiesta que hizo Santiago.

De verdad que estaba mal, como Jessica podía haber caído en los juegos se Santiago. Quería vomitar, ya sentía que si antes me caía como una patada. Ahora lo odiaba.

Santiago, era una artimaña.

Jessica me siguió contando todo, hasta lo más mínimo. Yo de verdad no quería saber más porque sentía que explotaría.

En seguida me llego un mensaje de Ana.

¿TE OLVIDASTE DE MI DESAYUNO?

Cierto, Ana.

Lleve a Jessica a su casa y esta me abrazo, me pidió el numero para seguir en comunicación.

Y esto solo me había dejado algo en claro, Santiago se merecía lo peor. 

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora