30 Day OTP Challenge ~3RACHA

Day 16: Morning rituals

Oh, siempre recuerdo el día en el que te conocí.

Era un día normal para mi existencia, me encontraba tirado sobre el sofá de la sala como usualmente esperando porque se llegara la hora de mi siguiente comida. Nada estaba fuera de lugar, excepto por el hecho de que cierta persona arreglaba los cojines a mi alrededor, pasaba un paño por encima de los muebles y estaba preocupado por dejar incluso mi mantita limpia; no lograba comprender que demonios le ocurría a Jisung, así que solo me ocupé de juzgarlo con la mirada, esperando que cuando sintiera mi intensa mirada en su bronceada nuca humana, se dignara a ofrecerme una explicación acerca de porqué estaba perturbando mi paz.

Pasaron minutos, supongo yo, hasta que el humano decidió que era momento de tomar un respiro y se giró para mirarme, lucía nervioso y no era necesario ser un genio... o en todo caso un humano, para poder entender que las ansias lo carcomían.

Supuse que mi mirada fiera había sido demasiado intensa, así que desvié la mirada para que ya no sintiera el enorme peso de mi presión visual.

Jisung se pasó una mano por el cabello aún en su gesto nervioso antes de preguntarme

-¿luzco bien, Binnie?- lucía tan promedio como cualquier humano promedio, si tan solo hubiera podido hacérselo saber se lo habría dicho sin dudarlo. En cambio, él continuó explicando cosas innecesarias y aburridas.- Enserio quiero que esta noche sea perfecta... de hecho él es muy especial, te aseguro que lo amarás, es asombroso. No había conocido a un hombre como él desde hacía demasiado tiempo.- Ninguna de esas palabras tenía sentido para mi. ¿Para qué necesitaba este humano de un hombre asombroso si me tenía a mi para iluminar toda su vida?

Y de cualquier forma, ¿para qué me decía eso?

Más tarde cuando se escucharon golpes contra la puerta y vi que a través de ella ingresaba un extraño sujeto de espalda ridículamente ancha sujetando un absurdo ramo de rosas rojas contra su pecho, por fin capté que mi dueño te había invitado a cenar a nuestro apartamento... a mi santuario... a mi medio ambiente...

¿Cómo era que Jisung se había atrevido a invadir de semejante manera mi privacidad?

No me gustó como desde el inicio te inclinaste para juntar tu asquerosa boca a los inocentes labios de mi dueño, ¿intentabas probar un punto con aquello? Pues era un punto inexistente, porque sin importar lo que hicieras, Christopher, Jisung seguía siendo mío y solo mío.

Él no iba a rascarte la panza, no iba a acariciar tu cabello, jamás cambiaría tu caja de arena ni cepillaría tu pelo, y definitivamente jamás iba a servirte una de esas latas con estofado de carne y gravy que me volvían loco.

Yo siempre sería su único minino en el mundo.

Me desagradó tu repulsiva actitud soberbia cuando sonreíste al darle las flores, haciendo que al pequeñín prácticamente se le derritieran las piernas de pollo que se cargaba, para luego meterte al vestíbulo caminando con tus demasiado ejercitadas piernas mientras continuabas con tus obscenos intentos para impresionar al menso de Jisung

-tu apartamento es precioso, Ji.- te dediqué mi mejor mirada crítica porque tu tono coqueto de voz hizo que se me revolviera el estómago y estaba seguro de que esa vez no era una bola de pelo.

Miré a Jisung que se hallaba algo rojo de la cara y no paraba de mirarte tal cual yo observaba a mi bola de estambre, entonces jugueteó con sus dedos justo de esa forma que me ponía demasiado ansioso y que me incitaba a arrancarle las falanges

-gracias, Channie... uhm... pondré las flores en agua y luego... no sé, podríamos cenar, ¿de acuerdo?

-por supuesto, te espero.- incluso me vibraron los bigotes por lo idiota que había sonado eso.