Incompetencia / Teenlock AU

Fin de semana (Parte 2)

*Advertencia, alto contenido cursi (más del que me hubiera gustado) estos niños derraman miel, no apto insensibles, les puede dar una sobredosis de ternura... también hay sexo pero estoy segura de que eso los alarma menos.*

John miró una vez más los hermosos ojos del rizado antes de besar sus labios con fervor y hambre, después de todo eso era lo que le hacía sentir el menor, hambre y sed de sus labios, de su cuerpo esbelto e inmaculado que en ese preciso instante se retorcía ante sus caricias. Sherlock era muy sensible en algunos puntos de su cuerpo, su abdomen bajo por ejemplo,  ya podía sentir su miembro creciendo bajo la ropa con solo haber dado un par de caricias leves en ese punto de su anatomía, pasando un curioso dedo por la orilla de su pantalón sin adentrarse bajo su ropa, aun.  

Con tan solo rozar sus labios en el cuello del menor pudo sentirlo jadear, le sorprendía un poco lo dócil que se volvía con cada una de sus caricias. Se dedicó a besar el sensible cuello de Sherlock un buen rato antes de lamer por la longitud de este hasta su oreja.

-No contengas los gemidos, Sherlock. Esta noche estamos solos...- Dijo antes de dar una mordida en su hombro, tal y como el menor lo había hecho días atrás con el. El rizado soltó un sonoro gemido debido a la repentina punzada en su hombro, además de sentir como John acariciaba su miembro por sobre la delgada tela del pantalón. Sherlock solo se dejaba llevar por todas las sensaciones que el mayor le hacía sentir, las manos de John sobre su cuerpo ardían, su tacto le quemaba, un calor placentero que quería sentir en cada rincón de su ser.

Después de un buen rato de caricias el mayor comenzó a levantar la camiseta del rizado con la intención de quitársela por completo. Cuando logró su cometido Sherlock lo miró con los ojos entrecerrados.

-Es injusto que me quites la ropa y tu sigas vestido, John- El mayor soltó una pequeña risa ante el reclamo del menor, pero después de todo tenía razón. Tomó su propia camiseta y alzandola sobre su cabeza la quitó. Ambos con el torso desnudo se miraban de arriba a abajo. John estaba maravillado con la hermosa piel de porcelana del menor, quería besar cada centímetro de su torso, quería envolver con sus labios los rosados pezones que sobresalían entre tanta palidez. Sherlock por su lado admiraba la contextura fuerte del cuerpo de John, sus hombros anchos y robustos no se comparaban en nada con su debilucha figura, pasó su lengua por sus labios con claras ganas de querer saborear el cuerpo del mayor.

Se besaron nuevamente por un largo rato, juntando sus torsos desnudos, sintiendo la calidez de la piel contraria, ambos disfrutaban cada roce entre sus cuerpos ardientes. Sus lenguas chocaban, era un beso húmedo y rudo. Sherlock comenzó a subir las manos por el abdomen del rubio, como amaba sentir su cuerpo, tocarlo era su forma de saber que todo era real, que no era producto de su imaginación, que todo lo que había pasado con John no se desvanecerá como un sueño.

-M-me gustas mucho, John- Soltó entrecortado mientras el rubio bajaba repartiendo besos por su pecho, al escucharlo inmediatamente alzó la mirada para encontrar esos hermosos ojos una vez más.

-Y tú a mí- Subió hasta el rostro del menor para depositar un tierno beso sobre sus labios mientras acariciaba su mejilla bastante sonrosada. La radio aún encendida tocaba música suave, dejando así un ambiente perfecto, canciones lentas con letras hermosas, llenas de promesas de amor que Sherlock estaba seguro John cumpliría aún sin decirlo.

"Estoy pensando en cómo la gente se enamora de maneras misteriosas
I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways"

Todo era amor, todo lo que sentían, las sonrisas de John, los insultos de Sherlock, las carcajadas que soltaban cuando estaban juntos, la confianza que depositaban en el otro, los besos, las caricias, y sobretodo las miradas, los ojos de John que lo seguían a donde fuera, que lo miraban casi con devoción desde el momento en el que se conocieron. Y ahí lo supo, comprendió al fin lo que era amor verdadero, ese comportamiento irracional que siempre le pareció una estupidez, la forma en que su padre se comportaba con su madre, al fin pudo comprenderlo, gracias a John.