🍃Jardines 34🍃

449 85 32
                                    

Con un suspiro pesado y con su rostro reflejando cansacio había subido a su caballo y arriesgandose a perderlo todo, incluyendo su vida, se encontraba camino al palacio, el cual divisaba entre las ramas de algunos árboles.

Ni siquiera sus hijos sabían que se encontraba en ese lugar. Mostrando su insignia de noble le permitieron entrar. A uno de los eunucos le pidió que lo dejaran ver al rey, que se trataba de un asunto urgente. El eunuco entendió el mensaje y le dijo que trataría de hacerle llegar el mensaje al rey.

- Señor... podría entregarle esto, por favor- le dijo con súplica en su voz. El eunuco tomó el sobre que ese noble le ofrecía y le miró con pena.

- Siento que todo esto, este pasando, SeokJin- le dijo el hombre mayor y le sonrió en forma de disculpa. SeokJin negó y se sentó correctamente de nuevo.

Sería una vil mentira si dijera que estaba preparado para verse con quien en tiempos pasados fue su pareja, la persona que mas amó, la que era su soporte en todo momento, quien no lo rechazó...
Pero iba a enfrentarse a él.
Por sus hijos. JungKook, JiMin y MinHa debían ser libres, no quería que sus hijos vivieran atados a algo que los haría infelices el resto de sus vidas. Quería salvarlos, no estaba dispuesto a verlos morir por culpa del hombre que no supo cuidarlos cuando se los prometió.

El eunuco caminaba con pesar, sintiendo pena por ambos. Quizás en esta vida no estaban destinados a permanecer juntos, quizás ellos no debieron conocerse... estaban sufriendo, habían sufrido y parecían condenados a seguir sufriendo lo que les quedara de vida. Entró al despacho del rey, el salón principal donde se encontraban los principales ministros hablando sobre la proxima festividad de luna nueva y el matrimonio de Min YoonGi con la hija de la familia Lee.

Se acercó al rey y le entregó el sobre entre uno de los rollos que el rey debía leer.
NamJoon lo vió sorprendido pero entendió que debía ser secreto. Que si alguien se enteraba de ese sobre, las cosas se complicarían. Aunque hasta ese momento no entendía la mirada triste del eunuco.

Pidió a todos los ministros que lo dejaran solo, solo el eunuco se quedó junto a él. Y luego de serciorarse que nadie interrumpiría su lectura. Abrió el sobre.

Kim NamJoon:

¿Debería saludarlo Majestad o solo decirle la razón de mi carta?

He pensado mucho sobre nosotros, sobre todas y cada una de las cosas que pasaron, pero ninguna de ellas valió tanto como mis hijos. JungKook, JiMin y MinHa son la razón por la cual me he presentado.

Si se fue para protegernos, ¿qué ha hecho todo este tiempo? La vida de mis hijos peligra. Es el motivo por el cual estoy aquí. Usted mismo, mi rey, dijo que nos protegería, firmó un documento que lo comprometía conmigo, pero todo eso fue tan falso. Y ahora puedo verlo, no debí confiarle lo mas preciado que tengo.

Hay cosas de las que debemos hablar y me gustaría que dispusiera unos minutos para verse conmigo, Majestad.

Park SeokJin.
Noble de quinto rango.

NamJoon agachó la cabeza con sus ojos humedecidos. Cada palabra le caló profundo. Todo era cierto. Había prometido cuidar de esos niños, eran sus hijos. JungKook era su primogenito su niño valiente y audaz, JiMin era su niño delicado amante de la naturaleza y MinHa era su pequeña princesa. El eunuco se atrevió a poner su mano en el hombro del rey, quien le miró sorprendido pero aceptó la muestra de apoyo.

- ¿Dónde está?- preguntó en voz baja.

El eunuco le indicó que estaba en la residencia del ala sur del palacio. En una área bastante alejada y apartada.

SeokJin pensaba en la forma en la cual JungKook tuvo que irse. Huyendo pues su vida estaba en peligro. Nadie le aseguraba que JiMin saldría ileso. Y con el dolor de su alma, él no podría ver a su pequeña MinHa desarrollarse hasta convertirse en una hermosa mujer, el día anterior la vió partir junto a TaeHyung. Él y su hermano lloraron después de verlos marcharse con una pequeña escolta de sus sirvientes mas fieles. No iban a confiar la vida de sus hijos a personas incapaces.

SeokJin no podía irse. O eso era lo que él afirmaba. Él tampoco quería perder esos recuerdos, aunque lo lastimaban, no quería dejar ir esa parte de su vida en la que fue feliz.

La puerta fue abierta con un pequeño estruendo. Se quedó paralizado al notar al Rey entrando apresurado, cerrando la puerta para luego abrazarlo.
Esos abrazos... le recordaban tanto.
Esa calidez que le proyectaba luego de un largo día. Esos abrazos que eran acompañados con besos pequeños y tiernos, mientras veían el alba luego de hacer el amor.
Le recordó todo eso.

Ese hombre que cada noche lo sujetaba y trataba de transmitirle protección.

- ¿Qué quieren hacerle a mis hijos?- preguntó al momento de separarse de ese cuerpo que había extrañado tanto. Había extrañado, cada parte de él. Todo en SeokJin era hermoso.

- Debería estar enterado, Majestad- SeokJin le respondió de la forma mas neutral que pudo. No queriendo demostrar lo que ese abrazo había provocado... Anhelo.- JungKook ha huído y se ha escondido por la única razón que están buscando a su heredero.

- Pero...- NamJoon estaba desconcertado. Él no sabía nada de eso. Estaba seguro que el servicio secreto había sido informado de su vida anterior. Solo habían tres personas con vida, que sabían algunas cosas respecto a su pasado.

- Olvide todo lo que se relaciona conmigo, no importa que a mí no me recuerde- SeokJin sentía su corazón quemar ante esas palabras- Pero mis hijos no deben pagar el hecho de no saber protegerlos... son unos niños... dijo que se iría para protegerlos, para que pudieran vivir una vida tranquila, pero ellos solo han sufrido, JungKook y JiMin sufren, yo sufrí, pero... usted, Majestad, ¿ha sufrido?

- Lo hice...- susurró. Ver a SeokJin de esa forma era doloroso para él, no podía evitar recordar todas esas veces en las cuales le aseguró que esos niños estarían seguros, que iba a amarlos incondicionalmente.

SeokJin ni siquiera lo miró. Sabía que iba a perdonarle todo. No quería verlo y que se diera cuenta que había sufrido en silencio todos esos años.

- No estoy aquí, para recordar nuestro pasado, Majestad- dijo con la voz cargada de dolor y levantandose- Pero mis hijos serán ejecutados, siendo ellos inocentes...

Estaba a punto de salir, cuando el rey le tomó del brazo y lo haló para sí. Besando sus labios, robandole un suspiro con ese roce.

Quiso deshacerse del fuerte agarre, no queriendo verse vulnerable, pero ya nada importó cuando NamJoon comenzó a llorar sin romper el contacto. Dejó de ser el rey para solo ser el hombre que amaba a Park SeokJin, que en algún tiempo, llevó su apellido con orgullo.

Solo pudieron dejarse llevar por sus torpes e idiotas corazones. Un par de besos mas y SeokJin se alejó.

- No me haga esto...- susurró y salió corriendo para dirigirse a su caballo y salir del palacio. Sabiendo que por ese atrevimiento también podrían encerrarlo.

- Perdoname...- dijo NamJoon al silencio. Y lloró... lloró tanto como la noche en la cual le dijeron que debía volver al palacio, pues habían asesinado a su hermano mayor.

Él no quería abandonar a su familia, no quería, pero tuvo que hacerlo por el compromiso hacia la nación, viendose obligado a casarse, y a tener un hijo. Llorando de arrepentimiento cada noche que se encontraba solo...
Es su castigo, por ser cobarde. Vivir una vida llena de dolor y arrepentimiento...

En los Jardines de Su MajestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora