Mario: el héroe

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Habia pasado ya una semana desde el incidente con Rosalina. Nadie sabia nada de ella, nunca contestaba llamadas ni mensajes. Era imposible de rastrear. El anillo estelar que Mario tenía fue desconectado del observatorio, y ahora solo servía como tirachinas. El último en ver a Rosalina fue E. Gadd, quien les dijo que ella entro al laboratorio bastante agitada, hizo desaparecer los componentes y desapareció del lugar.

Mario se encontraba vagando por su casa mientras Sparks lo seguía. El perro estaba preocupado por él, o eso parecía ya que iba caminando muy cerca de él. Mario se detuvo en la habitación que Rosalina habia estado usando y entró. No sabía porque, solo lo hizo. Pasó cerca de la cama y pasó su mano por las sábanas. No habia entrado de nuevo al cuarto desde el incidente. Se acercó a una de las mesas de noche y se fijó en que habia algo entre el mueble y la pared, tal vez algo que se cayó por la parte de atras del mueble.

Mario corrió el mueble y se pudo dar cuenta de que lo que habia visto era el peluche de él que Rosalina se habia llevado con los tiquets. Notó que aún tenía marcas de lapiz labial en la frente. Mario cayó sentado en la cama y unas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Aún con el peluche en las manos, bajó la vista. Sparks comenzó a lamer sus manos. Mario levantó la vista y le sonrió al perro.

Mario (triste) : Tranquilo Sparks, estoy bien ... estoy bien.

Mario se levantó y dejó el peluche en la mesa de noche. Salió de la habitación y bajó a la sala, en donde se dejó caer en uno de los sillones. Sacó su teléfono y buscó en sus chats, encontrando el de Rosalina. El último mensaje que tenia de ella era la foto que se habian tomado en el parque, la cual ella le habia enviado. En la foto ambos sonreían. Mario dejó caer el teléfono y llevó las manos a su cabeza, apoyandola en sus manos empuñadas. Se sentía frustrado, enojado consigo mismo, enojado con la vida que tantas veces habia sido injusta con él. Toda esa rabia salía en forma de un llanto silencioso. Solo quería ser feliz, solo ... quería estar con la persona que amaba ... solo ... quería hacerla feliz.

En ese momento escuchó algo de ruido en la entrada de la casa, seguido de unos ladridos y un grito.

Bowser (hablando en koopa) : ¡Hey, animal infernal, sueltame!

Mario (en su mente) : 'Genial, a veces siento que hay alguien que lo controla todo al que solo le gusta fastidiarme.'

Mario se secó las lágrimas y comenzó a caminar hacia la entrada, sacando el traductor de su bolsillo y poniendolo en koopa. Allí encontró a Bowser sacudiendo su pierna derecha, de la cual estaba prenzado Sparks.

Mario (silba) : ¡Sparks, quieto muchacho!

El perro soltó la pierna de Bowser y corrió hacia Mario.

Mario : Regresa.

El perro regresó a la sala y se quedó echado en el suelo.

Bowser (sobandose la pierna) : Gracias, deberías enseñarle modales a ese animal.

Mario : No es su culpa que tu luzcas tan amenazante. Como sea ¿que haces en mi casa?

Bowser : Pues, este ... se me acabó el azúcar y pense que podrías prestarme un poco ... ¿estuviste llorando?

Mario : No, y ¿en serio viniste a mi casa, de improvisto y solo para pedirme azúcar?

Bowser : No ... aunque a mi no me engañas, tienes los ojos rojos. O estuviste llorando o estuviste consumiendo cosas no muy sanas.

Mario (se voltea) : No se ni porque me esfuerzo.

Bowser : Jajajajaja, quien diría que algún día te vería llorar. No tienes idea de cuanto desee verte así en el pasado.

Encontrando el amor (Mario x Rosalina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora