1. New planet

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Ninguno de los dos podía creer que al fin estaban allí. Todo fue tan mágico, encantador y maravilloso. Los paisajes, la gente, la comida, ¡todo! Era increíble, porque ninguno jamás, en toda su existencia, hubieran pensado un viaje de intercambio escolar ¡en otro planeta!

Kibum y Minah habían tenido suerte, fueron seleccionados entre miles de jóvenes para viajar por el universo y llegar a aquel planeta lleno de vida diferente. Incluso, hubieron humanos que documentaron su llegada: el meteorito cruzando el cielo nocturno. ¡Increíble!

Aunque por lo que habían comprendido, ningún humano sabía de la existencia de seres de otros mundos. Muchos creían, pero otros tantos lo negaban. Al parecer, la vida en otros planetas era un tema de «ficción». Algo no real.

Decepción no fue lo que sintieron, al contrario, fue emocionante. Estaban en un planeta cuyos habitantes desconocían su procedencia, por lo que ellos podían pasar desapercibidos a la perfección. ¡Realmente, realmente increíble!

También fue extraño cuando descubrieron que ningún humano poseía habilidades. Ninguno podía hacerse invisible, mover objetos con su mente o simplemente comunicarse entre los suyos con solo pensarlo. Fue interesante, porque eso significó que ellos tampoco podrían hacerlo, al menos no con humanos observándolos.

De todas formas, todo fue estupendo hasta que Minah tuvo una maravillosa idea.

—¿Por qué no nos anotamos en una secun… Secundamia… datia… Secundaria? —dijo y elevó su cabeza de su teléfono celular, con el ceño fruncido por haberse trabado en la pronunciación —Aquí dice que los humanos más jóvenes van allí para aprender. Podríamos inscribirnos para ver qué aprenden ellos.

A Kibum no le pareció una mala idea, y estaban cerca de las fechas de inscripción, así que fueron a inscribirse a tal establecimiento sin saber lo que les esperaba y con la esperanza de aprender más sobre la raza humana.

Sin embargo, habían pasado ya sólo dos meses de aquello, y ambos querían salir de allí. No por los contenidos dados y vistos en el lugar, sino porque los jóvenes humanos no eran sino crueles.

No sabían comportarse, hablaban mucho, y eran tontos. Minah incluso tuvo que alejar a dos chicos que se le acercaron con explícitas intenciones, fue algo divertido de ver porque ella incluso tuvo que apelar a sus conocimientos de artes marciales para que no la tocaran. Y Kibum, siendo quien era, les dio una reprimenda mental para que jamás se volvieran a acercar a ella ni a ninguna otra chica de aquel lugar. Muchos de los jóvenes hombres se comportaban de manera primitiva. Las mujeres, no tanto. Si bien habían diferencias entre sus comportamientos, no eran de un tamaño abismal.

Ambos tuvieron problemas para adaptarse en ese sentido, jamás se comportarían así, ellos no actuarían de manera tan irresponsable.

Sea por eso, tal vez, que los demás humanos ya no quisieron agregarlos a sus círculos de amistades, por lo que su plan para socializar fue un rotundo fracaso. Al menos, en un noventa por cierto.

Minah se hizo de un par de amigas, Hyeri y Yura. Kibum, sólo uno, y su nombre era Jinki. Lee Jinki.

Era divertido, amable y no se reía de las cosas que Kibum hacía mal o no entendía. Le enseñó pequeños datos interesantes que él no conocía sobre lo que llamaba la cultura surcoreana, e incluso se tomó la molestia de contarle mitos y leyendas sobre criaturas místicas y raras. Jinki también le explicó que, si bien muchos se esforzaban por sacar buenas notas en la secundaria, los que no lo lograban se dedicaban a molestar a otros que sí podían, que por esa razón Kibum y Minah eran molestados con bastante frecuencia.

Y Kibum no lo comprendió. ¿Él tenía la culpa de no lograr hacer más amistades? ¿Por sacarse «buenas notas»? Eso era bastante injusto; las matemáticas eran fáciles, la historia era interesante por lo que estudiarla no era un problema (es más, para eso era que ellos habían ido allí) y todas y cada una de las materias tenían al máximo su interés. Minah tampoco pudo comprender eso, porque todo lo que daban allí era interesante y para nada difícil de estudiar.

Signal | JongKeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora