único

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No pude soportarlo más, sólo quise refugiarme en el único lugar en el cual me sentía seguro desde que todo empezó.

Subí las escaleras a prisa y me dejé caer en la cama, mi cara golpeando con la suavidad del colchón.

Poco a poco las lágrimas no tardaron en aparecer, resbalando por mis mejillas, ¿En qué momento todo había cambiado de esa forma? ¿Dónde habían quedado las risas de este alegre hogar?

"Las sombras me arrastran hacia el olvido. Atasco las garras; pero ellos tienen más fuerza.
No puedo detenerme más. Van a mancharme".

Traté de engañar a mis oídos con un poco de música, tal vez eso evadiera los gritos que se encontraban en la planta baja.

Todo había cambiado de un día para otro. Antes todo era tan feliz en su vida, sus padres se llevaban de maravilla y siempre lo mimaban, ¿Como toda esa aurora se esfumo de un tan de repente?

¿En qué momento los gritos y las peleas se empezaron a presentarse?

¿Cómo las nubes negras se adentraron en su hogar?

Se negaba a seguir pensando en eso, solo necesitaba desconectarse de este momento. Sólo tenía que imaginar que no se encontraba en ese lugar y que un lugar mejor lo esperaba.

Cerró los ojos y dejó que la música se desplazará por sus oídos. Poco poco cayó dormido. Su mente, aprovechándose de su momento de debilidad, hizo de las suyas y lo empezó a transportar a un enorme campo de lo que parecía lavanda.

Un poco aturdido a la hermosura de tan hermoso campo de flores. Abrió sus brazos, dejando que el aire despeinara su cabello castaño.

El olor era tan fresco, único; todo era tan hermoso. En ese pequeño lugar se sentía libre, alegre. Definitivamente este lugar era mejor que la oscuridad de su habitación.

El cielo resplandecía y los pajarillos cantaban. No controló su emoción y empezó a correr por todo el campo, se sintió tan libre, tan amado. Sentía que realmente estaba volando.
El aire golpeando en su rostro, le daba ese efecto de que sus pies no tocaban el suelo.

Se desparramó entre todas las flores de lavanda y cerró levemente los ojos, dejándose llevar por todos los sonidos que percibían sus oídos.

Después de un rato de relajación, decidió levantarse y explorar el hermoso lugar donde se encontraba.

Mientras más avanzaba, parecía que el campo no llegaba a un fin. Hasta que observó en una pequeña colina, donde un gran árbol se encontraba. Este captó su atención, Como las hojas rojas de la planta se mecían de un lado a otro, movimiento causado con el viento.

Sin pensarlo una vez más, se y el color de la gran planta.
En sus cortos 17 años de vida, nunca había visto un árbol con hojas rojas. Normalmente tenían las hojas verdes. Pero sin duda alguna, este color se miraba hermoso en ellos.

Al llegar a un lado de la gran planta, se dio cuenta cuán grande era de cerca. Suspiró y se sentó en las raíces.

De esa colina se podía observar el campo de ese color tan hermoso. Ese morado que contrastaba tan bien con aquel lugar.

Este lugar era hermoso, tan agradable, fresco y sobre todo agradable. Se sentía como la antigua aurora que se encontraba en su casa. Ojalá pudiera hacer algo para volver a tenerla.

Estaba consciente de que este era un hermoso sueño. Pero como se podía sentir tan real. Tanto que el frío viento se colaba en sus huesos y lo hacía temblar.

Se abrazó a sus rodillas y siguió grabándose cada parte de aquel lugar.

Una cabellera negra apareció detrás del gran tronco, la cual se percató del chico que se encontraba también en el lugar. Podía mirar como el de castaño se abrazaba de sus rodillas y temblaba por el frío viento del atardecer.

D r e a m e r s- K VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora