Esponjosa dulzura | Yuno x Charmy |

Q: Querer

Esa tarde de primavera en el patio de los Silva, Yuno conoce a sus primeros e irremplazables amigos: Asta, Mimosa y Noelle.

Al comienzo se sintió incómodo, pero pronto empeoró cuando ellos comenzaron a intimidarlo. No fue intencional, son buenos chicos, amigables y divertidos, pero Yuno no sabía cómo interpretar el sarcasmo o las bromas.

¿Cómo saber cuándo hay malas intenciones detrás de una frase?

Con ellos Yuno aprendió a como diferenciar entre una persona sincera y una falsa. Esos tres podían ser bien groseros, pero nunca era en serio.

—Creí que tenías algún problema mental y por eso nunca salías de casa —comenta Mimosa con una sonrisa amable a pesar de su grosera frase—. Pero pareces normal.

—No puedes juzgar a alguien sin conocerlo, es incorrecto y está mal.

—Mira quién habla, Noelle, tú decías que Yuno era un vampiro o un fantasma por su siniestra aura.

—¡Por eso mismo digo que está mal! —grita la niña de plateados cabellos, avergonzada y roja hasta las orejas no puede más que cubrirse el rostro con ambas manos.

—Yuno es popular a pesar de su falta de presencia, de mí nadie se acuerda ¡ni mi nombre saben! ¡pero no me rendiré! ¡seré el próximo anfitrión de la fiesta! —exclama Asta sin darse cuenta de su volumen en aumento.

—Imposible, nadie podría registrar a un enano como tú.

—Lo siento, Asta, necesitas ser guapo para agradar a los ricos.

—Ustedes son hijas de Satanás.

Yuno observa en silencio como se desarrolla la conversación, no entiende ese intercambio en donde se degradan uno al otro con burlones argumentos y aun así ríen olvidando los insultos como si no tuvieran peso. ¿No deberían enojarse al ser insultados? ¿Por qué ellos sonríen y devuelven el insulto? ¿esto es ser amigos?

Termina siendo invitado a una reunión/fiesta que organizan desde hace años los adolecentes en el barrio, niños ricos con niños ricos, es así porque a muchos de ellos les cuesta hacer buenos amigos. Después de mucha insistencia Yuno acepta asistir, una malísima idea para alguien de nivel cien en antisocial. Ir a esa reunión fue quizás la experiencia más horrible vivida hasta el momento. Por suerte, Asta notó la incomodidad del chico y lo sacó de ahí.

Pronto Yuno aprendió sobre el barrio y sus vecinos, todo son parejas casadas y "correctamente" heterosexuales, con uno o dos hijos máximo, los únicos que tuvieron más de dos hijos fueron los Silva, justo los vecinos de al lado. Noelle, la hija menor, tiene una enfermedad incurable en etapa avanzada por lo que sólo está en casa viviendo sus últimos días, es la misma enfermedad que se había llevado a su madre.

Pronto las clases de violín quedaron olvidadas y en cambio comenzó a pasar tiempo con su vecina y sus dos amigos. Asta y Yuno conectaron enseguida, opuestos y a la vez complementarios. Asta envidia ese don natural en Yuno, esa habilidad de aprender cosas sin esfuerzo y hacerlo bien, Asta quisiera un poco de eso ya que para lograr algo siempre tiene que darlo todo. Por su parte, Yuno admira esa determinación en Asta, el esfuerzo y ganas que le pone a la vida, el chico es pura pasión y desenfreno. Yuno quiere tener ganas de algo, quiere apuntar a un objetivo que lo satisfaga y haga feliz.

Así es como Yuno logra hacer amigos, sucede de forma repentina y a la vez tan natural que apenas se da cuenta, ahora tiene amigos y no sólo eso, sin notarlo, él comienza a sonreír cuando está con ellos. Aprende a bromear utilizando el sarcasmo y pronto se integra al grupo.

Él es feliz.

O eso creia porque apenas sus padres se enteraron de sus escapadas fue reprendido de una manera que le aterro. Yuno solía ser regañado, pero nunca su madre había gritado de esa forma, al parecer todo lo que Yuno había hecho por voluntad propia fue un problema para ellos, él no entendía porque les molestaba tanto que él pase tiempo con los vecinos, ¿Cómo puede ser malo algo que lo hace tan feliz? Por primera vez fue castigado y no se animó a contradecir las ordenes de sus padres. Ellos son la ley y él debe hacer todo lo que dicen, ¿verdad?