10. ¡Es solo un dolor de cabeza!

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Connor

- Ya pasó mi niño, está bien.- le daba pequeñas palmaditas suaves en la espalda para tranquilizarlo.

- No. Odio vomitar, papá.- volvió a llorar pero con más intensidad. - Y me duele mucho.

- Lo sé, mi vida.- hizo una mueca.- Ven a lavarte la cara y los dientes, tienes que quitar ese mal sabor.- él asintió.- Ahora voy a ver algunas gotitas para ese dolor, esperemos que no vaya a empeorar.

- Papá..- le coloqué atención mientras limpiaba un poco el desastre del baño.- lo siento.

- ¿Por qué? Es normal expulsar lo que tienes en tu cuerpo cariño, no es nada malo y no hay que disculparse.

- No, no es eso.

- ¿Entonces?.- pregunté más preocupado por lo que me pudiera decir.

- Anoche comí chocolate.- al escucharlo cerré los ojos un momento y coloqué una mano en mi frente.

- Mateo, te dije que los dulces en la noche te hacen mal, a cualquiera. Es muy cálido, tesoro. No vuelvas a comer algo así tan tarde. Me preguntas, no llegas y sacas.

- Si, perdóname.- lo abracé y luego comenzó a lavarse los dientes, lo dejé solo un momento mientras fui a la cocina por algún remedio el cual le fuera a aliviar el dolor.

Al encontrar lo que buscaba lo lleve a su habitación para que descansara por la tarde, lo acosté sin mucha tapa encima porque hoy estaba algo helado el día y le podía producir fiebre, le di el medicamento y me dirigí al comedor a preparar algunos bocadillos para la tarde.

Llamé a todos para que se acercaran menos a mi pequeño y tomaron cada uno sus platos llevándolos a diferentes lugares según donde estaban anteriormente.

- Liam, ¿Se puede saber que haces descalzo, caramba?.- Se sobresaltó al escucharme.

- Es que los zapatos estaban lejos, no tuve tiempo.- Lo miré enojado.- Esta bien, lo tuve pero es que..

- Nada de excusas, ve ahora mismo si no quieres tener consecuencias, ¿ves que los remedios los regalan?.- Negó y salió de la cocina subiendo rápido las escaleras.

Sus hermanos quedaron viendo un partido de fútbol en la sala, me iba unir pero llegó un mensaje solicitando que desde la próxima semana me presentara en el hospital para cumplir mis horarios de trabajo, a algunos nos dejaron fuera este tiempo para cuidar un poco el personal de salud y poder cuidar a nuestros hijos por situaciones particulares, pero nuevamente comienza todo. También tenia un mensaje del colegio indicando la vuelta a clases y una reunión de apoderados para indicar diferentes puntos de lo que iba a pasar con el año escolar. Lo bueno es que salgo de el trabajo temprano por decisión propia y cambio turno con otro doctor que se especializa en lo mismo que yo.

Mateo

Siento que mi cabeza va a explotar, las ganas de vomitar se me fueron y quise entretenerme con algunas películas de acción un rato. Terminé quedándome dormido sin querer, al despertar tenia una calor impresionante que casi me sofocaba. Se escucharon pasos en las escaleras, seguramente era papá.

- ¿Mi vida? ¿Te sigue doliendo?.- Entró de repente por la puerta y se acercó a la cama.

- No, papá.- Suspiró aliviado.- me siento mucho mejor, creo que fue algo del momento.

- Me alegra oír eso, sigue tomando mas agua, ¿Estamos?.- Asentí. No lo quería seguir preocupando con mis cosas al estar enfermo así que iba a omitir el calor que sentía ya que no lo encontraba importante pero al distraerme con un mensaje que sonó en mi celular lo dije sin pensarlo mucho.

- Como que hace mucho calor aquí.- Ese fue el momento en el que surgió su preocupación por como me miró.

- Amor, hoy hace frío. ¿Como vas a tener calor? Ven aquí.- Inmediatamente me puse tenso.- Mateo.. No me hagas repetir que te acerques.- Ni cuenta me había dado que estaba al otro extremo de la cama, lentamente me acerqué pero de mala gana.- Cariño, estas ardiendo.

- Nooo, me siento bien.- Me levanté de la cama dispuesto a salir corriendo de aquí.

- Hey, alto ahí. Te acuestas ahora jovencito. ¿Que pensabas? ¿Salir de aqui y hacer un berrinche?.- Me conoce tan bien que no alcance ni a sacar los pies de mi cama.

- Papá de verdad, estoy mas que bien, no es fiebre solo que el ambiente esta mas cálido.

- Mateo..- Pensé que lo iba a dejar pasar pero no lo hizo y se levantó de la cama dispuesto a salir.

- ¡Que es solo un dolor de cabeza, maldita sea!.- Se giró.

- ¿Que dijiste?.- Me arrepentí.- A mi no me vienes a faltar el respeto Mateo.- No se si hoy estaba muy sensible pero ya tenía lagrimas bajando por mi rostro.- No era necesaria esa actitud, hijo. Tengo mucha paciencia pero no tolero cosas de este tipo y no llores mi amor, te va a doler más la cabecita.

- Lo siento, reaccioné mal.

Llegó a mi lado y me dio un abrazo repartiendo besos en mi frente, me miró como si estuviera teniendo una batalla consigo mismo y suspiró.

- Es enserio que estas ardiendo en fiebre, hijo.- Estaba temblando y sudando incluso me dolía todo el cuerpo.- Voy a traer el termómetro y paños fríos porque estoy casi seguro que no es solo un dolor de cabeza.

No quería que él tuviera razón porque odio las agujas y como mi papá es doctor lo mas probable es que traiga uno de esos objetos del mal, evitaba a toda costa tener un resfriado o enfermarme en alguna ocasión por lo mismo. Y era consiente que no le gustaba tener que administrar ciertas cosas o tener que revisarnos porque odiaba vernos sufrir por su culpa a pesar de que trataba de quitarnos el dolor y hace años que nos lleva a la clínica cada tres meses para tener un chequeo completo en vez de hacerlo él. Existe una única diferencia la cual es que en ese tiempo íbamos con mamá y el conseguía las horas. Ademas era un acuerdo que tenían ellos.

El tiempo pasó mas rápido de lo que pensé y mi temperatura resultó ser bastante alta asi que estaba en mi cama con paños frios que mi frente cambiándolo cada 5 minutos.

Mis hermanos no tardaron en llegar a la habitación a animarme como siempre le hacen cuando uno de nosotros está mal. Me hicieron reír por mucho rato y nos colocamos a hablar de chicas, Emily ponía los ojos en blanco cada cierto tiempo.

- A mi también me gusta alguien.- paró la conversación en el instante y la miramos. - ¿Que?

- No me jodas Emily.- Marco, hermano sobreprotector.

- Estaba bromeando, idiotas.- sonreímos en conjunto.

- Eres muy pequeñita.- dijo Liam.

- Son unos exagerados, ya tengo edad. Además pronto voy a cumplir los 17 años.

- Eso lo tendremos que ver con el mocoso que se atreva a estar contigo. Pero esperemos que aún no sea así.

- Yo tengo que confesarles algo.- Liam dijo casi susurrando. - Hay una chica, es muy dulce y pues ambos nos gustamos.

- ¡Eso, hermano!

- Vas bien, excelente diría yo.

- Son unos idiotas. Por ser hombre lo felicitan y tenemos casi la misma edad, pronto voy a ser como Liam y Ryan.

- Si, chicos. No sean tan cerrados sobre ese tema.- Ethan la apoyó.

- Tienes la misma edad Ethan no creas que no corre para ti también.- Todos reímos ante lo que dijo Marco.

- ¿Es una puta broma?. No sean así.- reímos.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora