[Javier]
Estaba acomodando la cosas en el auto cuando una voz femenina me interrumpe, al voltearme veo a Natalia detrás de mí. Tragué saliva y dirigí mi mirada hacia la ventana de la casa, luego hacia la puerta. No había rastros de Jennifer. Me acerqué a Natalia y nos alejamos un par de metros.
— ¿Qué pasa? —mascullé— Estoy a punto de salir.
— ¿Tanto rencor me tienes que te asustas cada vez que me ves? —sonríe— Tiendes a mirar nervioso hacia todos lados, ¿Me estás ocultando de alguien? Si es de tu familia temo decirte que ya me he topado con ellos.
— No es eso —respondí— Vamos, ¿Qué pasa?
— ¿Javier? —escuché decir. Me voltee rápidamente y estoy seguro de que mi alma se salió de mi cuerpo al ver a Jennifer observándonos.
Mi cuerpo se tensó. Me acerqué a Jennifer pero ella dio un paso atrás. En su mirada había enojo, pero también algo de dudas. No quería que se enterara así, pero, ¿Qué más podía esperar? Llevo días ocultándole esto, era obvio que se enteraría de la peor manera. De verdad que merezco una medalla por ser tan imbécil.
— Yo… —intenté hablar, pero no lograba articular ni una sola palabra.
— ¡Hola! —dijo Natalia sin captar el tenso ambiente que se había producido— Soy Natalia, ¿Tú eres…?
— Jennifer —contestó con frialdad— La novia de este idiota.
Jennifer volvió a mirarme, pero esta vez para lanzarme una mirada de odio. Se cruzó de brazos y dirigió la mirada a Natalia una vez más. La estaba examinando de arriba hacia abajo sin una pizca de disimulo. Fruncí los labios y cuidadosamente me voltee hacia mi ex, quien la miraba de la misma forma. Puse los ojos en blanco y me aclaré la voz.
— Bueno Natalia. Hablaremos en otra ocasión —me acerqué a Jennifer y la tomé del brazo— ¿Vamos?
Cuando entré a la casa con Jennifer se soltó bruscamente de mi agarre. La miré y temí por mi vida, había mucha rabia en sus ojos. Tragué saliva y miré cuidadosamente hacia el pasillo, estaba claro que íbamos a comenzar a discutir y no quería que mi familia estuviese presente.
— ¿Cuándo pensabas decirme?
— Me ha le topado recién —mentí— No sabía que estaba acá.
— Vete a la mierda Javier —dijo molesta— Tu hermana desde anoche que lleva diciéndome cosas sobre que alguien nos podría separar. Tú sabias desde antes que ella volvió. —no contesté— ¡Dime la verdad!
— Sí —mascullé— ¡Pero es que no quería discutir! Por la mierda Jennifer, hemos venido a pasar dos semanas increíbles acá. No quería que se arruinaran.
— ¿Y por eso creíste que mentirme sería la mejor opción? —ambos guardamos silencio al sentir ruido desde la cocina— Sabes qué, no quiero hablar de esto. No quiero arruinarles el paseo a tu familia.
— Pero Jennifer… —me acerqué a ella pero me empujó.
— Voy a pretender que no ha pasado nada, pero ni te atrevas a intentar ponerte romántico conmigo que te quiebro los lentes de un combo —gruñó.
Luego de eso salió de la casa. Solté un suspiro y le di una patada al sofá que tenía al lado, luego me dejé caer como saco de papas ahí mismo. Cerré los ojos y a los segundos sentí unos pasos acercándose a mí. Al abrirlos me encuentro con mi padre mirándome con seriedad.
— Creo que no podré ir, me duele el estómago —mentí— Vayan ustedes y procuren que Jennifer disfrute del día.
Mi padre al oírme soltó una risa.
ESTÁS LEYENDO
Los polos opuestos... ¿Se atraen?
RomanceUn encuentro fortuito entrelazará las vidas de nuestros protagonistas, quienes se conocen en un pequeño incidente causado por ambos cuando se dirigían a la univerisad. Él, estudiante de medicina, es un chico tranquilo, de pocos pero sinceros amigos...