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Sus dedos se deslizaron por las cuerdas de la guitarra a la vez que una suave melodía se escuchaba. Colocó sus dedos en la primera nota de la canción que había estado componiendo, dándole inicio al "show".

Las notas se unían en perfecta armonía, su mano rasgueando las cuerdas. Cerró sus ojos con fuerza y luego de un suspiro comenzó a cantar.

Eres la causa de mis pesares,
motivo de mis desvelos,
eres lo que tanto ansío
eres amor…a quien quiero.

La gente se empezaba a acercar, el tumulto era cada vez mayor. Algunos grababan, otros acompañaban con palmas. Él no se detenía.

Orígen de mis angustias,
de todos mis devaneos,
la dicha que tanto imploro
eres el ser en el que creo.

La suave y tierna canción calentaba los corazones de los oyentes en ese gélido día. Su voz rasposa era tan envolvente y atractiva. La manera en que tocaba la guitarra era simplemente perfecta, él lo era.

Artífice de mi destino
el rey de todos mis sueños,
el aire que respiro y
de mis ansias el dueño.

Un joven de cabello marrón se hace paso por la multitud, quedando delante de todo. Mira con atención la manera tan delicada pero confiada con la que el chico tocaba, la manera en la que se expresaba con cada palabra salida de su boca. Una sonrisa se pintó en sus labios rojizos y sacó las manos de sus bolsillos, quedando estas expuestas al helado ambiente, empezando a aplaudir lentamente, siguiendo el ritmo.

Quien me llena de ternura
que despierta mis pasiones,
el causal de mi alegría
la razón de mis temores.

El guitarrista abre los ojos sin dejar de cantar, encontrándose con toda la gente mirándolo; pero su vista se queda fija en un par de orbes en especial. No era la primera vez que veía a ese chico de pelo castaño. Cada tarde en la que iba a tocar en aquella plaza, había cruzado miradas con él, aunque siempre se iba antes de que finalizara por completo, pero esta vez, no lo dejaría irse.

Por el que siempre suspiro,
a quien tanto yo venero,
el que adorando he vivido…
Eres el ser en el que creo.

Tocó la última estrofa y el lugar no tardó en llenarse de aplausos y uno que otro silbido. Algunos ya comenzaban a retirarse mientras que otros se acercaban para depositar dinero en el pequeño gorro que yacía justo delante del músico. Este agradeció a cada uno con una bella sonrisa que dejaba ver sus dientes, aunque sus ojos estaban viendo al joven de pelo castaño.

Deja la guitarra cuidadosamente a un costado y de manera rápida se acerca a él, antes de que se fuese una vez más.
Cuando se encuentra frente a él, su seguridad tiembla, ¿qué le diría? Se armó de valor nuevamente y bajo la mirada atenta del más alto, sonrió.

— ¿te gustó el show?

El castaño curvó sus labios en una pequeña sonrisa y asintió.

— fué emocionante y una canción realmente hermosa, ¿iba dedicada a alguien? tiene mucho sentimiento por la manera en que la cantaste.

El músico simplemente apretó los labios, no sabía que contestar, ¿se la había escrito a alguien?
El muchacho lo observaba minuciosamente, apreciando cada delicado detalle de su pálido rostro. Por el frío, las mejillas y nariz del más bajo estaban de un bello color rosado, haciendo que su apariencia fuese aún más adorable a su perspectiva.

Sus ojos se encontraron una vez más, cada uno atrapado en el universo que eran los orbes de su contrario, siendo absorbidos por este, queriendo conocer más de sus mundo. La mano del castaño se elevó hasta frenar en su mejilla. Por inercia, este cerró los ojos ante el tierno contacto.

— quizá…— comenzó a hablar el guitarrista— esa canción la haya escrito para alguien…

— ¿a sí? — las caricias en su pómulo siguieron, disfrutando de la sedosa piel.

— sí… es probable que esa canción fuese para… — hizo una pequeña pausa, abriendo sus ojos. Se acerca más al corpulento cuerpo del castaño, quedando a pocos centímetros.— un chico que viene todas las tardes a verme, cada una, sin falta… Tiene un cabello marrón chocolate demasiado suave a la vista… — alza las manos hasta su pelo, enredando sus dedos en las sedosas hebras— sus ojos color miel son tan envolventes y profundos, como si hubiese una galaxia pérdida en ellos, un nuevo mundo el cual muero por explorar… Y sus labios… son de un color carmín tan llamativo, se ven esponjosos y húmedos, son ligeramente carnosos y justo debajo del inferior, hay un bello lunar… — murmura con la mirada fija en su boca y con uno de sus dedos, toca el punto mencionado— para él, mi precioso castaño.

El contrario había quedado sin habla, sus manos se habían posado en la pequeña cintura del músico, escuchando atentamente cada una de las palabras pronunciadas. Su corazón latía desbocado. Sus orbes no se habían separado de los ajenos ni aún cuando este miraba sus labios. Relame su boca y se acerca un poco más al pálido chico, sus respiraciones se mezclaban, estaban cada vez más cerca hasta que finalmente, sus labios se unieron en un ritmo tan suave y delicado como las notas que el músico componía.

Se besaron hasta quedar sin aire. Tomando algo de distancia, sus ojos conectaron otra vez, sintiendo como un dulce lazo se estaba formando allí. El más alto extendió su mano y con una sonrisa dijo.

— Jeon Jungkook.

— Min Yoongi.

Sus manos se juntaron sellandose así en una armoniosa unión, como la melodía que enlazó sus corazones. El músico y su lindo castaño.

Fin.

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La canción que toca Yoongi es un poema llamado "Lo que tú eres" de la autora Irma Ofelia Lavagnini.

Devaneo: Delirio, locura, desatino.

Artífice: Persona que ejecuta un arte bella.

Causal: Razón y motivo que ocasiona alguna cosa o es fundamento en ella.

Una dulce melodía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora