29. EXPLICACIONES

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VIOLETA

La cena fue maravillosa. Me sentí en casa, relajada y me divertí muchísimo. Llegamos al hotel más tarde de lo que había llegado Adele. Hacía años que no me sentía...así. Quiero decir, bonita bajo la mirada de un hombre guapo y al que a ratos, he deseado. Mi mente me dice que es normal, que incluso se lo prometí a Richard.

«Búscale, enfréntate a tu dolor y si crees que vale la pena reescribir vuestra historia hazlo»

¿Mi cuerpo? Mi cuerpo ha dado señales, cuando él me ha dicho que le encantaría hacerme el amor durante toda la noche. El muy sinvergüenza de mi demonio carnal ha gritado: ¡Sí!

Pero mi corazón ya se rompió. Estaba reparándose de la perdida de Richard, de la lejanía de nuestro hogar, temía el peligro y, sobre todo, el dolor. Me confundí una vez, intentando tener una relación y al poco, le mandé a paseo. Todavía me culpaba de haber sido tan tonta como para abrir mi corazón. No creí que, confiárselo a él, aunque ostentase  el título de "mi primer amor", fuese de momento maduro.

Entramos en la habitación. Dejo el bolso en una consola y me quito los tacones.

—¿Qué piensas? — Quiso saber.

—Nada—mentí.

—Mentirosa.—

—Cosas mías— dije sonriendo

—Cosas del corazón, ¿no?—

Sonreí.

—¿Me odias?—

— ¿Qué pregunta es esa?— pregunté sorprendida.

—Yo odio haberme perdido una vida entera contigo.

— ¿Por qué te casaste con ella?

—Tuve que hacerlo.

—Eso es lo que he oído siempre. Sé que, de todas formas, lo nuestro no hubiera salido bien. Pero creo quisiera una explicación—rogué.

—Intenté explicarte.

—Es lo que fuiste a hacer a mi casa aquel día, cuando yo ya iba camino a Francia. Ahora tienes la oportunidad. Desembucha.

—Te lo contaré. Pero con una copa. Esto es... Complicado —. Se acercó al minibar y sacó una cerveza.—

—Con un resumen me vale. Sé cómo terminó ella.

—Marina y yo éramos compañeros de universidad. Nos conocíamos desde pequeños y nuestros padres se dedicaban a lo mismo. En las noches de fiestas universitarias hicimos muchas tonterías y también nos ayudábamos con algunas asignaturas.

—Y os drogabais juntos.

—Seguro que no lo vas a creer —comenzó a decir— Pero probé la droga gracias a su grupo de amigas. No las culpo. Fui idiota.

—Al grano —insistí.

—Mi padre hizo unas malas inversiones. Muy malas. Iban a embargarnos las bodegas, las tierras y todos los bienes.

— ¿Y? , ¿su padre os compró?

—Marina amaba a una persona que sus padres no aprobaban. Tenía otro problema más. Le gustaba su nivel económico y no quería bajar de estatus. Sus padres y los míos se movían en los mismos círculos. Coincidimos en algunos eventos y, a su padre se le ocurrió que nuestro matrimonio sería el negocio del siglo. El mío estaba desesperado.

—Así que Marina renunció a aquel hombre.

—Era una mujer. Ese era el escollo que sus padres no aceptaban. Y no, no renunció. Nos casamos y durante casi un año siguieron viéndose.

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