Prólogo

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Madpriest es un orfanato situado a las afueras de Hellbourgeois una pequeña ciudad de una región de Escocia. Es conocido por ser un centro católico en un pueblo donde gran parte de la población es presbiterana, increíble, ¿verdad?, un lugar para gente que cree en un señor vestido de blanco rodeado por lameculos de avanzada edad y carísimas obras de artes, que lo único que hacen es rezar a alguien que no puede ver. E aspecto de la ciudad es antiguo, se rumorea que fue construida en el siglo XVIII aunque por el deterioro de sus paredes parece que lleva más siglos a su espalda, está rodeada por un largo, y no muy alto, muro de piedras, ese muro es lo más moderno junto la puerta de barrotes, hace cinco años que ha sido restaurado, aunque la humedad les pasaba factura y cómo no, es un país al puto norte de una isla, ya de por sí húmeda, por las noche da auténtico pánico, parece un psiquiátrico abandonado donde más de un loco por los fantasmas ha puesto el ojo de mira, fantasmas sí que hay, son algunos de los huérfanos que han vivido en alguna casa de familia y que luego han sido devueltos por ser un grano en el culo para esas familias, aunque presumiesen de haberse escapado porque no aguantaban estar ahí. Queridas familias hay que elegir bien antes de escoger o para que adoptáis a un chaval si luego no vais a poder con ello, pero la pregunta es ¿por qué volvían? ¿Acaso hay familias que te tratan peor que aquí?

Este lugar es auténtico infierno, nos hacen estudiar, bueno si, estudiar es bueno, pero no en la manera que lo hacen, tu nota de todos los exámenes de todas las asignaturas debe de sobre pasar el 7, "siendo generosos", ¿y qué pasa si no lo haces? Pues aquí no hay servicio de limpieza ni conserje, eso es lo que pasa, para ellos las personas que no superan un 7 en todos los exámenes de todas las asignaturas son desechos sociales que dedican su vida en limpiar lo que los intelectuales ensucian y lo que ellos estropean. Teniendo en cuenta que esta ciudad es una muy pija en donde la gente presume de lo que no, vamos, unos hipócritas de toda la vida, mira que algunos nos han visto, las ropas que llevamos, nuestros moratones o heridas, saben que hay un puto cementerio aquí al lado, en el que abundan tumbas de niños cuando normalmente no deberían de hacerlo, pero les da igual no se meten en vidas ajenas si no son por competencia o mejor dicho para joder. Volviendo al tema de las notas, me pregunto, si tan listos son ¿por qué no saben arreglar una puta taza del váter? Su respuesta. "Somos personas con cosas más importantes que hacer que arreglar el W.C., además me he comprado un carísimo perfume de marca y arreglar eso supondría un desperdicio de perfume porque el olor se iría y en su lugar estaría ese asqueroso olor." Granos en el culo. Las asignaturas a estudiar son un porrón, hay algunas que son únicas para los chicos, como la mecánica, y otras únicas para las chicas, cuidado del hogar, entre ellos la cocina, aunque hace un par de años la informática la implantaban solo a los chicos, pero ahora con el gran cambio de lo manual a lo tecnológico se ha convertido en una asignatura común, aunque pienso que todas deberían ser comunes para todos, a pesar de que serían muchas. Además, gracias al profesor de informática, es común. El típico empollón de instituto que no sabía que era la vida fuera de los números, pero, que, con los años, parece darse cuenta y es amable sin que parezca que le pareces idiota por ser ignorante en algún tema en el que él sea experto, como hace el resto del profesorado, es decir, el profesor de instituto que todos quiere. El resto de profesores son muy estrictos en clase, no permiten el más mínimo ruido ajeno a su voz o a un lápiz o un boli de alguien quién está tomando apuntes de lo que está diciendo, sino, reglazo en los dedos. Otros granos en el culo. Pero eso no es lo peor de todo, hay mucho más. La comida la hacen las huérfanas mayores cuya supervisora es una mujer de malas pulgas, nunca cocina, solo te grita como hacer la comida de la forma más asquerosa posible y siempre nos mandaba utilizar los peores trozos de comida para los huérfanos y los mejores para los profesores, curas encargados de la iglesia, el director y para ella. Comer de vez en cuando de nuestra comida no vendría nada mal.

No nos permiten salir del orfanato, si un profesor o alguien del centro nos pide ir a la ciudad a buscar algo primero nos tiene que poner una pulsera para estar localizados, pero es algo que no debemos enseñar a nadie, como alguien se entere de que alguien te ha visto con esa pulsera estás muerto. Normalmente salían los huérfanos más mayores e iban a la licorería con un carnet falso a comprar tabaco o alcohol a algún profesor, además de una revista, que disimuladamente escondían en su cartera.

Las instalaciones no son lo mejor, las chicas tienen su habitación y los chicos la suya, las habitaciones son circulares, por lo que las camas están en corro, junto a ellas hay una mesilla de noche con tres cajones donde guardar tu ropa, el cajón de arriba para el uniforme y el chándal, el del medio para ropa casual, camisetas y pantalones que te daban para cuando no debiese de usar el uniforme o el chándal, y último cajón para la ropa interior junto a los calcetines, los zapatos se guardan debajo de la cama. La ducha se encontraba en una puerta continua que consistía en una sala no muy grande llena de adoquines de cerámica y duchas, además contaban una pequeña baldosa de plástico con champú y gel de baño, además de una cuchilla de depilación encadenada a la pared para quien se quisiera depilar. Higiene, ante todo. El baño estaba fuera, en el pasillo de las habitaciones había dos puertas, una conducía al baño de los chicos y otra al de las chicas. La ropa debías de ponerla en un cesto que había en las habitaciones, luego el mayor debía de llevarlo a lavandería, lavarla, secarla y plancharla, si no tenías suerte eras el único mayor de los chicos o de las chicas y hacerlo tú solo, nadie del sexo contrario al tuyo te debía ayudar, aunque en la lavandería nunca nadie vigilaba, ¿qué pasa? ¿Sin vigilancia? Esto es como decirle a un ladrón que no robe y dale la llave de un banco, aunque era verdad que algún que otro salido de mierda cogía el sujetador o la braga de alguna chica, pero solo el momento de la lavandería, miraba de quién pertenecía aquella prenda, la olía, se excitaba y luego cuando pudiese se recrearía en el baño fantaseando con aquella prenda de ropa y con la chica a quién pertenecía. Puto asco, enserio, si quiero pajearme pensando en una chica me monto mis fantasías de ella tras haberla visto momentos antes en algún lugar del orfanato o incluso por haber olido su perfume cuando pasé al lado de ella, pero no por oler su ropa interior.

Ya para acabar hay una sala, una sala que todos temen, en donde si por culpa de una tontería o por gusto de alguno de esta panda de subnormales, consigues entrar, sales con rasguños profundos, golpes por todo el cuerpo y lo único que se te pasa por la cabeza es llorar esperando un milagro, da igual la edad que tengas, todo el que entra sale hecho un trapo viejo, los que más tiempo llevamos aquí estamos acostumbrados ya, pero el sentimiento no se va.

La vida en este puto orfanato es un infierno, pero que ello, por suerte no son muchos los que estamos dentro, ni muchos los que entran, por no decir ninguno desde hace tres años, eso es algo que me alegra enormemente, ya que nadie merece estar aquí.

Estoy cansado, quiero irme de Hellbourgeois, pero lo que más quiero es irme de Madpriest, pero por desgracia, por una puta maldición de alguna anciana y malfollada gitana hoy me toca volver a ese horror de sitio, ¿por qué? Me adoptaron una familia de católicos y me pillaron pajeándome mientras veía un vídeo porno en un ordenador, por una simple tontería. Ni que ellos no lo hubieran hecho de jóvenes, es más, por una foto que vi de ellos cuando eran jóvenes, él era un putero y ella una de sus seguidoras que se le hacía el coño agua cada vez que pasaba a su lado expulsando feromonas. Pandilla de gilipollas.

Todo está igual que siempre, la misma mierda de muro, la misma mierda de puerta con barrotes que te indicaba que estabas en una prisión para niños, las mismas paredes llenas de mierda verde, las ventanas con rastros de agua y ella mirando por una de ellas entrando es su mundo, con la esperanza de que todo aquello se hiciera realidad, pero nunca llegaría, los que llevamos más tiempo en esta pesadilla sabemos que hasta que no cumplamos 18 años no podremos irnos de aquí, si mal no recuerdo hace un par de días fue su cumpleaños, por lo que acaba de cumplir 17 años. Da pena.

Cojo aire y al fin decido entrar.

- He vuelto infierno, ¿me echabas de menos? -

Detrás de las rejas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora