25 |Nueva casa|

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Mamá y DaeYieong me ayudaron a buscar una nueva casa para mudarnos lo más pronto posible, mientras papá me decía que me ayudaría en los gastos también ya que no quería que a sus nietos les faltara algo en tanto MyungSoo miraba fascinado por la ventana del auto la nieve caer, dejando que le sostuviera de la cintura, tocando su estómago abultado.

MyungSoo esperando bebés era una cosita demasiado adorable para este mundo.

Había cumplido los tres meses unos días atrás y llegó el momento de mudarnos para buscar algo más cómodo y espacioso. Papá me había conseguido trabajo en la empresa donde trabajaba como asistente de un CEO, y a pesar de que era algo agotador correr de un lugar para otro, la paga era demasiado buena como para dejarlo.

Así que luego de la primera paga, me puse a buscar alguna casa para mudarnos, y ahora iba con mi familia a ver una en un nuevo barrio que hicieron hace poco.

—Me parece triste que sólo tengan una niña —dijo DaeYieong mientras papá seguía conduciendo—, tendrá que soportar a cuatro demonios. Yo apenas pude con SungYeol.

—Oye —me quejé inflando mis mejillas—, es mejor así, las niñas son un problema y son chillonas.

—A mí me da igual —dijo MyungSoo llamando su atención—, si es una niña débil, me la comeré.

Le di un zape en la cabeza, ganándome un quejido de su parte en tanto DaeYieong le observaba incrédulamente.

—MyungSoo, no te comerás a nuestros bebés —dije con paciencia.

Me sacó la lengua, pero se acurrucó a mi lado.

—Pues si no quieren un bebé, siempre pueden dármelo a mí —se ofreció DaeYieong como si nada.

—Ya le prometí uno a SungJong —contestó MyungSoo antes de que yo pudiera hacerlo.

—Nadie se quedará con mis bebés —dije frunciendo el ceño.

MyungSoo volvió a sacarme la lengua, pero sólo le acaricié la oreja y me gané un ronroneo de su parte.

Minutos después papá se estacionó frente a una bonita casa blanca de dos pisos, acogedora y con un pequeño patio delantero. Una mujer ya nos estaba esperando para mostrarnos la casa, y nos saludó amablemente cuando salimos, presentándose como Lalisa Manoban.

—Es una casa económica para formar una familia —me estaba diciendo mientras MyungSoo me agarraba de la mano, siguiéndome en silencio—, tiene tres habitaciones y dos baños, y las piezas son grandes y espaciosas.

—Pero yo quiero una casa con diez cuartos —se lamentó MyungSoo como un niño pequeño—. Para nuestros cinco hijos de ahora y los cinco que tendremos después.

La pobre Lisa se tropezó, abriendo los ojos con sorpresa, en shock.

—MyungSoo, no tendremos otra camada —dije ahora con impaciencia.

—¡Pero quiero veinte bebés! —reclamó.

—No tendremos veinte bebés, con estos cinco basta.

—¡Pero ni siquiera me dejaste ponerles nombre!

—No los llamaremos como los personajes de Buscando a Nemo.

—¿Y por qué no?

Y la persona que reclamó no fue MyungSoo, sino Lalisa.

Ay, ¿qué te hice Dios?

Lisa se aclaró la garganta, avergonzada.

—¿Ves? La oxigenada me entiende —dijo MyungSoo bufando.

—Como decía —Lisa volvió a hablar, levantando la voz—, es una casa muy bonita, con un patio trasero grande, y lo suficientemente alejada de las casas vecinales para tener un poco de privacidad. Pero viendo sus necesidades... —enarcó una ceja—, puedo ofrecerles una casa de cuatro piezas y tres baños.

—¿Y por qué necesitamos tantos cuartos? —preguntó de pronto MyungSoo—. Podemos sólo elegir una casa con un cuarto y a los bebés los tiramos al sótano.

Estaba a punto de darme un golpe contra la pared en tanto Lisa comenzaba a toser.

Tomé la barbilla de MyungSoo, llamando su atención.

—MyungSoo, son cinco bebés, ¿cierto? —asintió con la cabeza—, y son cuatro niños y una niña, así que Jiae necesitará privacidad cuando sea grande, por lo que necesita un cuarto para ella sola —volvió a asentir—. Y tener cuatro niños en un cuarto no creo que sea lo correcto, así que SooYeol y Yeollie pueden compartir un cuarto, y MyungSung y Jjongie el otro.

—¿Y dónde estará mi cuarto, entonces? —preguntó enfurruñado.

—Bebé, vamos a dormir los dos juntos —expliqué con tranquilidad.

Los ojos de MyungSoo brillaron por la emoción y sonrió, mostrando sus encías. Al verlo sonriendo, no pude evitarlo, y yo también esbocé una pequeña sonrisa.

—Entonces está todo bien —dijo para luego mirar a Lalisa, que miraba la pared de forma interesante—, queremos una casa con diez cuartos.

—¡MyungSoo!

Media hora después salimos de nuestra nueva casa comprada, y papá me miró con aprobación, felicitándome porque ahora me estaba convirtiendo en todo un hombre. Mamá, en tanto, se dedicó a darle mimos a MyungSoo, que se estaba quejando de que sus pies dolían por llevar tantas bolas de grasa en su estómago, y DaeYieong le rascaba las orejitas, haciéndolo ronronear.

No sabía cómo mis padres pudieron aceptar con tanta facilidad mi relación con MyungSoo para luego saltar de alegría al enterarse de que serían abuelos, sermoneándome después sobre el uso del condón en las relaciones sexuales. Fue algo demasiado vergonzoso y humillante.

Pero al menos estaban contentos de que amara a un gatito gruñón como MyungSoo y no pusieron trabas en nuestra relación como solía ocurrir con muchas personas, que tenían prejuicios enormes contra los híbridos.

—Ahora sólo falta su matrimonio y todo estará bien —dijo de pronto papá llamando la atención de todo el mundo. Me atraganté con mi saliva mientras MyungSoo se enderezaba.

—¡Seré Lee MyungSoo! —dijo con emoción

Ay, señor...

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