Seguirás siendo mía (Posesión parte 4)

Capítulo 22

―¿Qué pasa con Verónica? ―preguntó Mónica detrás de Klaus.

El hombre se dio la media vuelta y miró a su mujer.

―Nada. ¿Qué puede pasar?

―Te escuché hablar, Klaus, no sé a quién le decías que estabas decidiendo si contarle o no lo que había pasado con Verónica, si ella está muerta, ¿qué puedes decidir?

Klaus no contestó.

―Responde, Klaus Vrsalovic.

Klaus bajó la cabeza, caminó hasta su mujer y colocó sus manos en sus hombros.

―Te mentí: Verónica está viva.

Mónica se echó hacia atrás espantada.

―¿Cómo que está viva? ¡Hasta le hiciste un funeral! ¿Cómo es posible!

―Mi chilena hermosa, no te enojes, necesitaba hacerle creer a Cristóbal que su mujer se había muerto, no hubiera descansado hasta terminar con ella.

―Cristóbal no es así, ni ninguno de ellos, esa mujer estaba loca.

―No lo sabía en ese momento, pensé que ellos habían querido asesinarla sin miramientos.

―Tú sabías muy bien que esa mujer estaba loca, ¡aquí demostró que no estaba mal de la cabeza!

―Sí, es cierto, lo está, por ello es por lo que en este momento se encuentra en un hospital psiquiátrico internada.

―¿Por qué no me lo dijiste?

―Por imbécil. Creí, ilusamente, que de esa manera te protegería.

―¿Protegerme? ¡De qué?

―No sé, si te decía que continuaba viva y que me haría cargo de ella, podrías molestarte conmigo, tú ya sentías celos de ella y si...

―Si me lo escondías, te ahorrabas mis celos. Si no tienes nada que esconder, ¿por qué me lo ocultaste?

―Ya te lo dije, no tengo más explicación.

―¿La sigues queriendo? ―preguntó y bajó la vista, lo único que vio fue su enorme barriga, lo cual la entristeció.

Klaus se acercó con celeridad a ella y la abrazó con fuerza.

―Tranquila, mi chilena hermosa, sabes que eres la mujer de mi vida y que no hay otra mujer, si apoyo a Verónica es porque la vi indefensa y sola, es una joven a la que nadie, nunca, ha amado de verdad, no fui capaz de abandonarla.