Capítulo 29

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Capítulo 29

-Pero es que simplemente yo no... agh -me presioné el puente de la nariz con los dedos. -, no puedo, sabe que simplemente no puedo hacer eso. -gruñí.

-Vamos. -siguió insistiendo ella. -Mi última oferta, te quito todos los trabajos del resto del curso. -remarcó cada palabra. -¿Aceptas? -sonrió ella.

-Entiéndame... Si me viene genial, pero no puedo. No. Es imposible, sabe usted que me cuesta. -seguí insistiendo, aunque la oferta era realmente apetecible.

-Pero lo haces genial. -me cogió las manos intentando convencerme. -Lilly, necesito la respuesta ya. Estás en último año, piensa en el tiempo que te ahorrarás sin tener que hacer esos trabajos. Es mucho. -sonrió de nuevo.

Podría hacerles los trabajos perfectos, tendría mi maldita máxima nota en Lengua, como siempre. Pero si me ahorraba el tiempo que necesitaría en ellos, con la misma máxima nota, era una gran ventaja, y sobre todo, mucho menos estrés, lo que en parte, necesitaba locamente.

-Está bien, acepto. -gruñí para nada convencida. -Pero si se va a la mierda, no me eche la culpa. -la señalé.

-¡Fantástico! -aplaudió efusiva y me abrazó rápidamente, celebrándolo. -Siempre he sabido que vales para esto, aunque seas una pequeña mal hablada. -me apretó el brazo con cariño. -¡Nos mantenemos en contacto por correo, te enviaré todo lo necesario, no te vas a arrepentir! -dijo a la distancia a la vez que se iba.

-Ya me estoy arrepintiendo... -gruñí entre dientes para mí misma mientras me despedía de mi profesora con la mano.

Y encima llegaba tarde a inglés.

Eché a correr rápido, aunque mis malditos ovarios me lo reclamasen, y me lancé hacia el aula que se encontraba bastante lejos de donde yo estaba.

Joder, no me van a dejar entrar.

Ahogué un grito cuando de una puerta cualquiera un brazo me cogía y me arrastraba a su interior rápidamente, sin darme tiempo a reaccionar. Una mano me tapó también la boca y me presionó contra la pared del aula. Abrí los ojos y me encontré con los suyos.

-¿Es idiota? -le susurré pegándole en el pecho.

Louis me tenía acorralada contra la pared en un aula oscura, ya que no estaba siendo usada por nadie. Era difícil escaparse en esa postura.

Lo que me faltaba ya.

Sonrió sinceramente en mi dirección, con la cabeza bajada hacia mí para que nuestros ojos pudieran hacer contacto.

-Buenos días a ti también. -susurró.

-No, buenos días no, porque llego tarde. -dije bordemente e intenté escaparme, pero me tenía acorralada, no había manera.

Soltó una risa.

-Ya no llegas a clase. -dijo tranquilamente.

-Oh, muchas gracias oye, a lo mejor si me dejase irme, llegaría, pondría una excusa rápida, me sentaría en mi sitio, y tomaría el ritmo de la clase. -dije con el ceño fruncido.

-Si haces eso se va a quedar todo el mundo mirándote, y sabes que no quieres eso. -dijo confiado.

-Usted no sabe lo que quiero. -dije malhumorada. Vamos, lo normal.

Volvió a reír. Me ponía nerviosa tanta risa.

-Nah, deja de llamarme así, me haces sentir viejo y tener... no sé, autoridad. Tutéame. -se encogió de hombros.

En busca de la estrella. (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora