C A P Í T U L O III

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D I C I E M B R E, 1 9 5 2.

Gerard se encuentra en su habitación, sentado junto a Bandit. Él peina el cabello de su hija mientras que ella cuenta y finge espolvorear polvos en su nariz con una esponja.

– Cincuenta y tres, cincuenta y cuatro, cincuenta y cinco... – Se detiene y mira a su padre – ¿Sesenta?

– Cincuenta y seis – Le corrige antes de besar su cabeza.

– Cincuenta y seis, cincuenta y siete...

Gerard escucha el sonido de su esposa llegar.

– Esa debe ser tu mamá. Mejor terminemos rápido, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve-

– ¡Ven a patinar conmigo y mami!

– Oh, de verdad me gustaría, cariño.

– ¿Por qué no, papá? ¡Por favor!

Lindsey, la esposa de Gerard, aparece en el marco de la puerta. Trae consigo un montón de correo.

– Hola, corazón – Dice dirigiéndose a Bandit.

Gerard levanta la mirada, viendo a Lindsey en el reflejo del espejo de su tocador. Bandit se voltea a verla, saltando del regazo de su padre para correr hacia ella.

– Llegaste temprano – Dice Gerard.

– Llegó el correo – lo sacude vagamente antes de dejarlo encima de una mesa.

– ¡Mami! ¡Quiero que papi venga a patinar también! – Bandit se sube a sus brazos y ella la gira suavemente en su eje. Gerard no se ha movido de su lugar.

– Bueno corazón, una cosa a la vez – Lindsey la baja, y se da cuenta que está siendo observada por Gerard. Ella toma el correo y se lo deja en el tocador.


Se encontraban los tres en la cocina. Bandit estaba sentada en el regazo de Lindsey mientras intentaba dibujar algo con sus crayones. Florence, la ama de llaves, preparaba té y bocadillos en el fondo.

– ¿Qué te parece colocar algo de verde en los arboles? – Pregunta la pelinegra.

– Ella prefiere colorear el cielo primero.

– ¿Sí? El marido de Jeanette pregunta si vas a venir-

– John, no olvides su nombre.

– John, sí. Bueno, le agradaste y apuesto a que le gustaría verte en otra reunión.

– Dale mis saludos. También me agrada.

Gerard mira el dibujo de su hija, y le acerca otro color. Al momento de hacerlo, Lindsey coloca su mano sobre la de él.

– Me gustaría que fueras – Gerard mira la mano de Lindsey sobre la de él y le devuelve la mirada.

– Perdóname, Lindsey. Tengo planes.

– Papi y el tío Bert van a envolver regalos – Interrumpe la menor. Lindsey le sonríe y asiente, da palmaditas en la mano de su esposo y luego la retira para poder voltear a su hija y mirarla de frente.

– ¿Has estado viendo demasiado al tío Bert últimamente, cariño? ¿Junto a papá?

Gerard le da una mirada de advertencia a Lindsey, la cual ella sostiene sin rendirse. Él finalmente desvía sus ojos sintiéndose incómodo con la presencia de Florence.

– Intentaré asistir y re-agendar con Bert.

– Gracias.


GERARD// frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora