La felicidad es pasajera, momentánea, efímera, por eso, hay que disfrutar cada momento alegre que te brinda la vida. Cada caricia, cada canción, cada viaje, cada sueño.
Sobre todo este último. Jamás sabes quien puede irrumpir en el, lo único que sabes, es que odiaras a dicha persona.
- ¡Kenzie! - dice una voz a mi lado. Ruedo sobre mí misma para quedarme recostada sobre mi lado derecho con intención de ignorarla.
- ¡Mackenzie! ¡Despierta ahora mismo! - insiste
Nuevamente la ignoro, pero entonces, siento como algo cae sobre mi rostro.
¿Eso es arena?
Me levanto de golpe al sentir las odiosas partículas cosquilleando en mi cara.
Al abrir mis ojos, mi vista es enceguecida por el flameante sol y de a poco empiezo a percibir con claridad las voces de la multitud y las olas.
Estoy en la playa.
- Ya era hora chica- me reprende la misma voz del principio- dijiste que solo sería media hora ¡llevas casi dos horas tirada en esa toalla! Se nos irá el sol para la sesión de fotos.
- Relájate Bel, el sol sigue igual de potente ¿Qué hora es?- pregunto mientras me retiro los últimos rastros de arena.
- Son recién las 5- me contesta Lissa- Tenemos tiempo de ir a comer algo, mi estomago está gruñendo.
- Apoyo esa idea- expresa Blair con su mano alzada.
- ¿Dónde están Danna y Ada? -pregunto luego de examinar a mi alrededor.
-Fueron a bañarse a la costa y luego de unos cinco minutos de gloria, se salieron porque el agua estaba muy fría, hace poco fueron al baño a cambiarse- contesta Blair.
- Debemos esperarlas- dice Bel.
- No es necesario- le contesta una voz que proviene de detrás de ella- Ya estamos listas.
Danna y Ada se hacen presentes ya secas y vestidas.
-Muy bien, ya que estamos todas, vámonos.
Tomamos nuestras mochilas y caminamos hasta la cafetería más cercana, lástima que la más cercana se encontrara a 5 cuadras más allá de donde nos habíamos ubicado.
Mientras estaba caminado, me tomé la libertad de observar y detallar a mis amigas.
Danna y Lissa son mellizas. Lo único que tienen en común son sus pecas y sus rizos color miel. Mientras que Danna es la más alta del grupo, Lissa tiene una estatura promedio.
Luego esta Blair, ella posee un lacio cabello castaño que le llega un poco más abajo de los hombros, sus ojos son de un celestes bastante llamativo y su tez es tan blanca como la porcelana.
Belton, o Bel, lleva su negro cabello atado en una cola, se le alcanzan a ver sus mechas californianas. Sus ojos marrones y su mirada distraída le dan un aire despreocupado.
Ada esta a su lado, sus perfectos rulos marrones caen libres sobre su espalda y sus ojos achinados la hacen lucir adorable. Ella me gana por unos cuantos centímetros, pero, aun así, sigue siendo bajita.
Finalmente, estoy yo, la más pequeña del grupo en ambos sentidos. Mis ojos marrones y mi cabello castaño no tienen nada especial.
Al llegar a la cafetería buscamos un lugar espacioso y con un enchufe cerca, Ada necesitaba cargar su teléfono.
Una vez que encontramos buenos lugares, tomamos asiento e inmediatamente Danna comienza a hablar.
- ¿Y bien? ¿Por qué no nos dices en que ridiculeces estuviste pensando toda la noche de ayer? – pregunta dirigiéndose a mi.
- ¿Ah? - me hago la idiota.
- Vamos, sabemos que siempre que pareces un zombie es porque no has dormido la noche anterior, es decir, porque le has estado dando vueltas a un asunto toda la noche.
Me conocen tan bien
Luego de ese aclaramiento por parte de Blair, todas se quedan mirándome atentamente esperando a mi respuesta.
-Es solo que…- suspiro pesadamente- no quiero que comiencen las clases, ya no nos veremos como antes, las extrañare mucho- expresé esto último con un puchero.
Las 5 personas aquí a mi lado van a un colegio distinto al mío. Durante estos dos meses de vacaciones hemos aprovechado para juntarnos lo máximo posible, pero no siempre se pudo, de hecho, aquí todavía falta Meg. No pudo venir porque esta de vacaciones con su familia en Miami.
- Hay algo más…-afirmó Ada.
- No sé cómo serán las cosas ahora con Candace, luego de lo que pasó … no sé cómo lo hare con nuestros amigos y todo el rollo.
Candace es mi… era mi mejor amiga. Tuvimos una pelea que nos separo por completo, ella solía ser parte de nuestro grupo, pero tras nuestra pelea, las chicas me apoyaron a mí y luego de eso nunca se volvieron a comunicar con Candace. La pelea en realidad fue un acumulo de cosas, que no diré ahora. Ellas se habían justificado diciendo que en realidad jamás establecieron un lazo con Candace, que siempre fue muy forzado el asunto y que conmigo era todo lo contrario. Eso me hizo sentir algo culpable, pues, básicamente estaban diciendo que me preferían a mí.
Y era verdad, Dash, como solía llamarla, jamás fue tan apegada a ellas, me atrevo a decir que ella estuvo en el grupo por mí. Intente integrarla muchas veces, pero pareciera que ella tampoco se sentía parte del grupo. La veía muy fría con ellas, se reía con nosotras y todo, pero jamás se llegó a sentir real para ellas.
-No debes preocuparte, deja que las cosas se den, no pienses tanto en eso. Trátala con cortesía, pero eso y ya, no te sientas obligada de volver a tener que establecer amistad con ella- dijo Lissa.
- Entiendo, pero ella y yo compartimos amigos en común.
Todas se miraron entre ellas con incredulidad.
-Ustedes no-aclare- me refiero a….
Y entonces me quedé a medio hablar, mi boca formo una “O”.
Me quedé paralizada, miré al suelo y luego nuevamente posé mi mirada en el sujeto que acababa de entrar por la puerta de la cafetería.
No podía ser él...
Pero si, si lo era.
Mierda.
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Los Dulces Problemas De Mackenzie
Teen FictionMackenzie Lester tiene 16 años. Mackenzie tiene buenas notas, es una alumna destacada y lucha por mantenerse así. Mackenzie sufre de ansiedad social, interactuar a veces le cuesta anales. Mackenzie entendió que las amistades cambian a lo largo del t...