Miércoles, mi día favorito... en realidad no lo es porque hoy toca gimnasia, es decir, meternos en la piscina, cosa que no me apetece nada. Hoy el profesor nos verá nadar y decidirá si finalmente puedo ir a la playa la siguiente semana o no. Danel ha estado constantemente animándome para que no piense que no me va a dejar ir, pero yo tengo razones por las que todo puede salir mal: llevo desde el sábado por la noche sin tocar el agua y posiblemente se me haya olvidado todo lo que me enseñó.
Por otro lado, el domingo estuvimos hablando también con Mars y nos dijo que era verdad que había bebido el sábado por la noche. Por lo que él mismo me ha contado, se pasó un poco con la bebida y al ver el estado en el que estaba, uno de sus amigos se lo llevó a su habitación para que no pasara la noche solo. También dijo que cuando iba a avisar a Danel de que no se encontraría en la habitación para cuando volviese se quedó sin batería y no se le ocurrió pedirle un cargador a su amigo. Me pareció un poco sospechoso, pero por el estado en el que estaba, un cargador no era algo imprescindible. Danel lo comprendió enseguida y lo perdonó sin ninguna duda. En mi opinión, no había nada que perdonar.
Después del cambio de habitación entre Violet y Nathan, duermo bien. No quiero decir que con Violet durmiera mal, pero es que con Nathan duermo más tranquila porque sé que él no es un brujo y me cae bien. Desde que Violet se cambió de habitación, no la veo más que en las horas de comedor. Debo decir que odio las horas de comedor porque ahora es muy incómodo. Con la única persona que me puedo hablar es con Nathan, y en la mesa se dedica a hablar con su amigo Blaze. Yo en las comidas parece que soy muda, y no lo soy, ya no.
Estos días también he empezado a hacer migas con Micaela, esa chica tan guapa y maja que conocí el domingo. Sigo pensando que me suena de algo, pero no caigo. Ella también me ha dicho que yo le sueno de algo pero no sabe de qué. En fin, nos quedaremos con la duda hasta que a una de las dos le aparezca un hada madrina y se lo chive.
— ¿En qué estás apuntada? —le pregunté el lunes.
—En letras, ¿y tú?
—Yo en ciencias.
Después sonrió.
Tiene algo que la hace especial, lo veo en el brillo de sus ojos, pero no sé qué es.
Ahora mismo estoy en mi habitación compartida con Nathan esperando a la hora de bajar para empezar la clase de natación, estoy nerviosa y mi compañero lo sabe.
—Estás temblando. ¿Tanto te va a importar lo que diga el profesor?
Desde que se cambió de habitación está muy hablador conmigo, cosa que con otras personas no. Y me alegra que la gente empiece a confiar en mí por ser como soy ahora.
—Claro que sí, Nathan. De lo que diga hoy dependo para ir a la playa la semana que viene.
Suelta una carcajada.
—Has aprendido del mejor, seguro que sale todo bien.
—Eso quiero pensar.
Me llega un mensaje de whatsapp al móvil, es Danel.
"¿Seguís arriba?", Danel.
"Sí", yo.
"Esperadme ahí", Danel.
Para que no llame a la puerta, lo espero en el pasillo. Lo veo aparecer desde el final de las escaleras y empieza a aproximarse hasta aquí.
Cuando por fin nos vemos de cerca, nos sonreímos amistosamente. Lo invito a pasar, él accede al interior del cuarto.
—Hola —saluda Nathan.
Danel le devuelve el saludo.
—Summer está muy nerviosa —me señala Nathan—, mira cómo está.
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93 días de Verano ✔️
Teen FictionSummer es una chica sin amigos que apenas se habla con la gente. Acaba el curso y merece tener el Verano libre para hacer lo que quiera por sus buenas notas. Pero en cuanto llega un mensaje del instituto diciendo que gracias a ellas puede pasar el V...