Nuestro Juegoଓ Woosan

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Las manos del Oji-Miel hacían mimos en el contrarió, quien estaba empezando a dormir ante tanta calidez, y comodidad, pero hacía lo posible para no caer ante esa tentación.

Wooyoung comenzaba a acariciarle el rostro, con suavidad yendo hacia sus labios. San, ante la sorpresa, se giró bruscamente, quedando a centímetros del rostro contrario. Sus miradas chocaron, y no se separaron, se estuvieron observando por varios y largos segundos, hasta que el menor cortó la distancia entre ambos, cerrando los ojos.

Ambos se sorprendieron, ya que esa no era una acción propia de él, Pero, como siempre, había actuando sin pensar. Sin más remedio de enfrentar sus actos, el pelirosado, continuó besando a Woo, que respondió velozmente, tomando el control. La manos del mayor, abrazaron al otro por la cintura.

El beso se volvió más apasionado, y pronto, la lengua del mayor se abrió paso dentro de la boca del ojigrisaseo. Sus lenguas danzaban juntas, y se acariciaban mutuamente, saciando todo los deseos que tenían desde hace tiempo, haciendo que, a San, se le escaparan un par de gemidos.

Se estaban disfrutando tanto. Sintiendo mil cosas diferentes, y todas ellas hermosas. Pero como todo lo bueno tiene un final, un muy conocido carraspeo, nada discreto, los interrumpió. Ambos se apartaron, asustados. El pelirosado, estaba sonrrojadísimo, y Wooyoung sorprendido.

-¿No van a decirme algo?- inquirió el chico de pelo oscuro.

-P-perdón- Dijo en un tono muy bajito el menor de los tres.

-No quiero que te disculpes, San, solo quiero saber... Ustedes ¿Son algo?-

-...-ambos dudaron- Yo... No L-lo sé...-

No se había planteado eso, y tampoco le importaba hacerlo. Sabía que Woo tenia novia, y que, en todo caso, que saliera con él, sería ilegal, ya que era menor de edad, y podrían denunciar el castaño por pedofilia.

Pensando en eso, se alejó del ojimiel, y salió de la casa rápidamente. Se sentó en el umbral de la puerta. Le envió un Mensaje a SeongHwa.

                                                                           𝐘𝐨𝐮.
                                                  Estoy afuera Hwa.«
                                                                Te espero.«

Después de todo, para eso había ido, pensó.

Luego de cinco minutos, el pelinegro, salió de la casa, ya listo. Comenzaron a hablar de cosas triviales, ya que el mayor, sabía que San no querría hablar sobre lo que había pasado, y él no iba a obligarlo.

-¿Por qué vamos a tu casa?- Preguntó SeongHwa.

-¿Qué es lo que siempre le dices a mi Madre?-

-Mmm... Que debe conseguir un novio, o será una vieja soltera y amargada...-

-Pues, resulta que tiene novia-

-¿QUÉ? ¿Novia? ¿Con A al final?-

-Sí...- dijo el menor un poco asustado de lo que pensara su amigo.

-¡Eso es genial!-

-Sí... lo es Se llama Chaeryeong, y tiene dos hijos Yeosang y Ryujin- Sonrió- Por favor, no digas nada sobre Yeo, ni lo mires extraño... Por favor-

-¿Por qué haría eso?-

-Tú Solo haz-hazme caso-

Pronto llegaron a la casa, y un gran camión de mudanzas se encontraba en la puerta. Varias personas bajando las cajas en cantidades, pero por suerte, los muebles y objetos de mayor tamaño habían sido bajados.

Lia hablaba con su novia, quien estaba sonrojada, y con una tonta sonrisa en sus labios; Pero no había rastro de alguno de los menores. A Yeosang, le gustaba pasar desapercibido, pero ese no era el caso de la melliza, Quien adoraba la atención.

San acompaño a su amigo, a que se presentara con los mayores, y de paso pregunto sobre los hijos de la Peliroja; Resulta que se habían quedado un rato más en su antigua casa, para terminar de despedirse. Según les contaron, estaban muy emocionados por formar una familia los cincos juntos.

Pero San, estaba ansioso en que SeongHwa conociera, a sus nuevos ahora Hermanos, hizo que su amigo se quedara a dormir en su casa, esta noche, Luego de molestar a su madre como por media hora, y molestar a SeongHwa, por quince minutos más, aunque este no se quería ir tampoco.