Guillermo encontró el equipo idóneo consultando las páginas de varios fabricantes, después, para darle al proceso de adquisición el curso correcto, usando el teléfono de Alberto llamó al Museo Nacional de Antropología e informó del financiamiento que estaba ofreciendo la fundación del profesor García para la compra de equipo.
La aceptación fue inmediata pero le solicitaron que esa intención fuera presentada por escrito y que la compra se realizara tras recibir el oficio de aceptación por parte del museo.
En el campamento había víveres para sobrevivir una semana con dieta de soldado en campaña, por lo que Alberto solicitó la compra de lo necesario para prolongar los trabajos cuando menos un mes.
La carta del profesor ofreciendo el equipo llegó al museo al día siguiente, y por la tarde de ese día el oficio de aceptación llegó a la Fundación Para la Revaloración de las Culturas de Mesoamérica.
El pedido fue colocado a la siguiente mañana; el tiempo de entrega comprometido por el proveedor fue de tres días.
Finalmente, cinco días después del descubrimiento del mural de la gruta, Alberto informó durante la sobremesa.
- Me están confirmando que mañana llegará el nuevo equipo y todo lo que pedí para hacer nuestra estancia más cómoda.
Nos mandan víveres, estufa, planta eléctrica, congelador, equipo de comunicaciones, tanque de agua, regaderas, y... ¡letrinas!
- ¡Bien por eso jefe!, –expresó Daniel elevando su voz por sobre las expresiones de alegría del grupo- ¿cuántas pediste?
- Tres –Respondió Alberto-, dos para nosotros y una exclusiva para Nancy, también traerán dos biombos para regaderas, uno individual para Nancy, y uno cuádruple para nosotros.
Lo que va a requerir más trabajo para instalarse será el tinaco de un metro cúbico, pero es igual al que pusimos durante los ejercicios del año pasado.
- ¿Viene con la estructura de tubulares para montarlo?
La pregunta fue planteada por Miguel.
El resto del grupo se sorprendió porque era la primera vez que comentaba algo desde que habían arribado.
- Así es –Respondió Alberto en corto-
- Entonces va a ser pan comido –dijo Miguel, continuando su entusiasta primer participación-
- Si he sabido que bañarte te iban a hacer sociable hubiera traído las regaderas desde el primer día.
- No, no son las regaderas las que me están haciendo feliz, ¡son las letrinas!, hasta creo que las voy a agarrar a besos.
La carcajada fue general, hasta Nancy, quien con pudor femenino se había mantenido al margen de la conversación, se desternilló de risa.
- Pues te recomiendo que si deseas besarlas lo hagas en cuanto las saquemos del helicóptero en que las traerán, porque después... vamos a rifarnos el rol para limpiarlas, todos menos Nancy.
- No, espera –intervino la aludida, haciendo a un lado su desagrado por el tema-, mi letrina la limpiaré yo, gracias por tu intención, pero no, eso no lo puedo aceptar.
- No se diga más –concedió Alberto-, tú serás única que tocará tu letrina.
- Gracias – Nancy se ruborizó, y se sintió extrañamente sorprendida por su irrefrenable pudor-
Alberto, recurrió a su permanente caballerosidad y forzó un giro en la conversación hacia las actividades programadas por Guillermo.
- Guillermo, ¿qué nos vas a poner a hacer hoy por la tarde?, ¿otra vez hoyos?
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EN EL CERRO DE CUATRO CARAS
Historical FictionEn el siglo XVI, cuando los europeos invadieron la América Continental, encontraron sociedades perfectamente organizadas. En apariencia todos los vestigios de esas civilizaciones se esfumaron en cuanto fue conquistada la capital imperial México-T...