Amelia mordía, aún somnolienta, una tostada con mantequilla. Todavía le faltaba media hora para salir hacia su trabajo. Odiaba tener que volver al hotel, le daba la sensación de que había retrocedido al pasado y seguía con el estómago encogido por tener que trabajar para aquel hombre que quería dirigir un partido político que, de base, la odiaba por ser quién era. Pero no le quedaba otra.
Quería vivir su vida, conseguir algunos ahorros para, quizás, más adelante, poder cumplir sus sueños. Algunos de esos deseos para el futuro, partían de aquel trabajo y, la otra parte, quizás la más importante, empezaba por esperar a que Marina saliese para desayunar. Necesitaba tener una conversación con ella. Así que le dio un sorbo a su café y siguió esperando.
- Buenos días, Amelia - dijo Marina saliendo de su habitación.
- Buenos días, cariño – le contestó siguiéndola con la mirada.
- ¿Cómo se presenta tu día? - se interesó Marina mientras se sentaba con la morena y se servía un café.
- Pues supongo que haciendo camas - dijo con una sonrisa triste. – pero, antes de irme, quería contarte algo y saber qué te parece.
- Tú dirás...
Amelia suspiró.
- ¿A ti qué te parecería que Luisita viviera con nosotras? - preguntó con cierto temor.
Marina se quedó pensativa.
- Es solo una idea, ¿eh? Aún no le he dicho nada a Luisita y quizás me diga que no. Ya sé que es pronto para nosotras y que quizás a ti no te apetezca compartir piso con una pareja, pero quería preguntarte lo a ti primero y... - Marina la interrumpió riendo - ¿Qué? - le preguntó contagiándose con su risa.
- Es cierto eso de que dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición. - y volvió a reír - Menudo discurso al estilo Luisi - y siguió riendo.
- Estoy un poco nerviosa y no quiero que creas que te estoy echando. Me encanta vivir contigo y no quiero que parezca que me sobras - se sinceró.
- Tranquila, entiendo lo que quieres decir - Amelia esperaba expectante - me encantaría que Luisita se viniese al piso - y sonrió.
- ¿De verdad que te parece bien? - preguntó con ilusión
- De verdad - y le acarició el brazo- ¿Cómo se lo vas a pedir? ¿Harás algo especial?
- No sé, no lo había pensado. Supongo que se lo diré y esperaré que me diga que sí. – le contestó sonriendo.
- ¡Venga, Amelia! Haz algo inolvidable - contesto Marina - Que sea bonito. Os queréis y es un paso importante, aunque ya hayáis vivido juntas.
Marina se levantó y se acercó a Amelia
- Me tengo que ir al trabajo - le dio un beso en la mejilla - Te veo luego - cogió el bolso y se dirigió a la puerta - y piensa en lo que te he dicho. – y salió del piso.
****
El hotel seguía como siempre. El mismo aburrimiento, el mismo caos. Amelia no paraba de darle vueltas a lo que le había dicho Marina. Tenía razón. Quería hacer algo que Luisita recordara. Vivir juntas era un gran paso y, al fin y al cabo, era lo más parecido a casarse que podrían tener.
En cuanto salió de trabajar fue directa a El Asturiano, quería ir a recoger a Luisita, llevarlas a cenar y, de vuelta a casa, le pediría que se fuese a vivir con ella. Eso haría.
Atravesó las puertas del bar familiar y encontró a Pelayo al otro lado de la barra.
- Buenas tardes, Pelayo.
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Un enorme sí.
FanfictionAmelia está decidida a pedirle a Luisita que se vaya a vivir con ella, pero, a veces, las cosas no salen como las planeas. One shot #Luimelia