El infierno de Lilith| 2 | Completa

VIII

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No tuve tiempo para preguntar lo que ocurría, porque al instante en que la camioneta se detuvo de forma abrupta, y los gritos se hicieron más fuerte, la puerta se abrió. Aquella muchacha cayó de rodillas sobre el suelo lleno de tierra y piedras; la manta clara con pequeños puntos negros, se deslizó de su cuerpo, y una larga cabellera rizada y pelirroja fue lo primero que saltó a la vista. No podía ver su rostro, pero comencé a sentir que mi cabeza palpitaba, un nuevo dolor crecía en mis sienes, mientras observaba cómo la chica trataba de alejarse de Zoe cuando esta se le acercó precipitadamente. Ann gritaba tan fuerte que parecía que su garganta se desgarraría en cualquier momento. La puerta del conductor se abrió, Azael la cerró detrás de sí, y comenzó a caminar en su dirección; una extraña angustia surgió en mi interior.

Instintivamente hice el amague de levantarme, pero una mano me agarró del antebrazo.

Me giré.

-Será mejor que te quedes aquí-advirtió Race. Lo miré confundida, pero su mirada no mostraba más que tristeza. Sentí un revoltijo en el estómago, una fea sensación.

Había una suavidad en su rostro, que me decía que mantuviera la calma, pero sentía los latidos de mi corazón golpear con gran rapidez contra mis oídos.

-Pero, ¿por qué ella...?-quise preguntar, volviendo la mirada en su dirección. Ella trataba de escaparse del agarre de Zoe en sus muñecas, y Azael le susurraba palabras para intentar calmarla, pero que eran tapados por sus sollozos.

-Victoria murió-me explicó Race, lo sentí detrás de mí. Su aliento chocó contra mi oído, su mano se apoyó en el borde de la camioneta.

-No, no recuerdo...-negué.

-Su hermana, Lilith, su gemela-repitió como si tuviera que saber de quiénes hablaba. Pero mi cabeza estaba en blanco, no tenía ni un fragmento en mi mente de dos hermanas gemelas en aquel infierno, pero mi estado inquieto solo me comprobaba lo opuesto.

Me estremecí ante la escena frente a mí, vi cómo ella se soltaba del agarre, tirando con impotencia, y entraba al campo verde corriendo. El vestido blanco de algodón que llevaba, parecía flotar mientras intentaba alejarse con desesperación. Cuando Zoe tuvo la intención de ir tras ella, Azael la detuvo, al ver a Ann caer nuevamente en medio del césped, en medio de la nada-Sabíamos que pasaría algo así, dejémosla por un momento-dijo con cautela. Un fuerte suspiro se escapó de sus labios mientras negaba sin apartar los ojos de ella- Esperemos.

No podía esperar, no aguantaba ese enorme nudo en mi garganta que me impedía tragar. Victoria, quien no había sobrevivido al despertar, era eso. Ann había perdido a su hermana, su mitad.

<<Necesito...>>

-Por favor-volví a girarme para pedirle que me dejara hablar con ella, teniendo la terrible necesidad de reconfortarla. Moví mis manos temblorosas hacia las de Race, sus dedos me rodearon al instante, la calidez en ellos esta vez no hacían efecto en mí. Él me observó por unos segundos, sus labios se separaron sin saber qué decir, su mirada viajaba de mí a ella.

Por un momento negó, rechazando algo en sus pensamientos, sin embargo, de un momento a otro, se puso de pie. Ante mi atenta y angustiosa mirada, bajó de la camioneta de un salto, y se giró en mi dirección. Tendió sus brazos hacia mí, y me acerqué sin dudar.