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Cada. Puta. Vez.

Era como si no pudiera evitarlo, pero sí podía, ¿no? ¿Qué tan difícil podía ser mantener sus manos alejadas de esas suaves mejillas?, ¿sus labios alejados de los dulces y rojos de su amiga? No tan difícil, considerando que logró hacerlo por años, años de atracción enmascarada con amistad que las había hartado a ambas.

¿Qué había cambiado? ¿Por qué ahora?

Era fácil comparar a Catra con una droga, la más adictiva de todas; esa que, una vez que la pruebas, no puedes parar, el éxtasis haciéndote su prisionero sin manera de escapar

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Era fácil comparar a Catra con una droga, la más adictiva de todas; esa que, una vez que la pruebas, no puedes parar, el éxtasis haciéndote su prisionero sin manera de escapar. Sus manos se sentían como magia pura al explorar los rincones de la piel de la rubia, hostiles pero cuidadosas, suaves pero sin preámbulos. Cada contradicción vuelta perfección solamente en sus brazos.

Era confuso recordar cómo habían empezado a explorar ese deseo que ambas sentían. Sin darse cuenta, habían construido una rutina que se les hacía imposible romper: ambas obtenían detención por pelear sobre algo estúpido, lo cual probablemente no fue a propósito la primera vez pero ahora sí lo era, sólo para terminar en un salón casi vacío con una profesora que siempre lograba quedarse dormida antes de que pasaran los primeros cinco minutos, dándoles tiempo para escabullirse al clóset de mantenimiento donde no se podían quitar las manos de encima una vez dentro.

Era como jugar siete minutos en el cielo, excepto que no eran sólo siete minutos, y ya se había vuelto algo más que un juego.

Dedos cuidadosos quitaron la melena de Catra de sus hombros mientras Adora depositaba suaves besos allí. Intentar mantener silencio estaba llevando a la felina al delirio, pero era capaz de controlarse a sí misma por el bien de asegurarse de que su pequeño ritual siguiera vivo y constante. Si bien no recordaba el momento en el que había empezado, se sentía tan bien que no se había permitido preguntar o pensar demasiado al respecto. Ese no sería el día en el que lo haría.

Unos labios determinados devoraron los suyos lentamente distrayéndola de sus pensamientos, un beso con sabor a cereza. Su corazón palpitaba con fuerza, de esa forma que había aprendido a amar. No sabía qué significaba nada de lo que estaba sucediendo pero poco le importaba con lo increíble que se sentía todo; las caricias debajo de su ropa, los incansables besos, la adrenalina de no tener que pensar en las consecuencias...

Era simple: ninguna decía nada afuera y ambas disfrutaban adentro.

Entre productos y estantes lograron acomodarse, Catra disfrutando de Adora sobre su cuerpo sabiendo que debían prevalerse de cada segundo a su disposición.

—Ven acá.

Con ambas manos ocupadas, Adora fue guiada por la misma Catra devuelta a sus labios, aquellos que no dejaban de hacerla delirar. Ninguna retenía los sonidos de placer al ser complacida por la otra, ninguna se limitaba la diversión ni le temían a la conversación mientras se movían en un vaivén que iba al ritmo de sus latidos atravesando el silencio y la incomodidad. Habían encontrado paz en el éxtasis, armonía en las risas, calor fuera de sus prendas de ropa.

Lemon ; Cherry [Catradora +18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora