°•|Extra IV|•°

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JiMin salió con un semblante neutro más que impregnado en su rostro, cerró con una lentitud palpable aquella blanquecina puerta de madera enfundada con cerámica de la fina

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JiMin salió con un semblante neutro más que impregnado en su rostro, cerró con una lentitud palpable aquella blanquecina puerta de madera enfundada con cerámica de la fina. Su entrevista había culminado con un cierre no tan común que pueda decirse, los estragos de aquel cometido le habían robado el habla y el manojo de nervios habían quedado en el olvido al momento de abandonar la oficina en la que había sido entrevistado con anterioridad.

Suspiró reposando su estrecha espalda de varón salido del gimnasio contra la pared de cerámica que hacía juego con la puerta, elevando su rostro al mismo tiempo en que cerraba sus ojos. Aún no asimilaba ni podía digerir lo vivido, todavía le era irreal.

Unos pasos de zapato de vestir se dejaron oír claramente en aquel silencioso pasillo, daban a entender que la persona que era dueña de aquellos sonidos tenía la decisión firme pintada en el rostro, por lo que el rubio ni se inmutó ni perturbó ante la presencia del nuevo ser.

—¿Te patearon el culo? —sonó aquel timbre de voz, y JiMin por fin abrió sus órbitas oculares para fijar a su víctima bajo la radiante luz turquesa que estos poseían por naturaleza.

—Me patearon el culo hasta donde más no se pueda —contestó aún manteniendo aquel rostro en su punto neutro para desarrollar mayor intriga de la que ya estaba establecida desde antes.

El contrario suspiró, viéndose por primera vez en toda la faz de la tierra a un dubitativo YoonGi, pues él mismo se había encargado de darle la sugerencia a su jefe sobre un buen empleado a contratar. Cosa que la vio como pan comido, pues su jefe confiaba con su alma a todo lo que el chico de hebras mentas le sugiera, su swag no podría estar estropeado de esa manera, por lo que por primera vez empezó a verse vacilante.

—Me estás jodiendo, ¿verdad? —alzó sus cejas al aire, anhelando que el posible rechazo que tendría JiMin en aquella empresa no fuese del todo cierto, que simplemente se tratase de una mala broma de su amigo el cara de bebé y cuerpo de playboy dador a muerte al table dance.

La seriedad en el rostro del rubio aumentó, incluso se mostró cabizbajo ante su mayor, logrando en ello decepcionar a más no poder a éste. El bufido de clara molestia sólo le ocasionó una mayor diversión, por lo que no supo cómo aguantar más la negativa y se echó a reír como si la situación fuese el mejor chiste que le hayan contado en su vida.

Min YoonGi se postró estático en su lugar, permaneciendo quieto de todo accionar y pensar, entendiendo una mierda lo que JiMin estaba montando justo en esos momentos. La entrevista había sido un desastre, el posible rechazo ya no era una posibilidad sino que era una realidad devastadora para el peli-menta. ¿Entonces…

—¿Por qué mierdas te estás riendo? ¡No es gracioso, grandísimo melocotón de mal gusto jugado por aguas putrefactas! —se alteró de pronto, provocando el cierre de las risotadas sin sentido del contrario.

—¡He sido aceptado, la entrevista fue todo un éxito, hyung!

YoonGi agrandó sus párpados, no creyéndose lo que JiMin había soltado con altos niveles superiores de la euforia normal. Esa noticia era completamente regocijante, merecedora de una gran celebración a montar.

—Te quiero en el club esta noche —ordenó viéndose neutral pese a estar contento porque su swag después de todo no había sido arruinado. ¡Oh! Y que JiMin había sido aceptado también, claro, eso también.

—Soy un hombre comprometido, además tengo niños que cuidar —le guiñó el ojo a su hyung dando media vuelta para marcharse, tenía una excelente noticia que brindar y por supuesto que no quería perderse de lo contenta que estaría su mujer, pues la euforia quería compartirla con ella y sus adorados hijos.

—Llamaré a los demás y entonces caeremos como gotas de lluvia a tu hogar, esto no puede quedarse sin festejo —fue lo último que articuló, pues al instante y sin dejar chance a que JiMin pudiese responder abandonó el pasillo como alma que lleva el diablo. Estaba contento aunque si rostro mostrase lo contrario.

El rubio sonrió satisfecho por saber que contaba con su apoyo, satisfecho de ver en aquella pequeña sonrisa del peli-menta la alegría que ambos compartían. Estaba feliz de tener a los amigos-familia correctos.

 Estaba feliz de tener a los amigos-familia correctos

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°•|¿Y si me besas?|•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora