Había pasado ya algún tiempo desde que el Moomintroll había decidido a quien amar. Pero le era tan complicado vivir junto a Snufkin así. Había decidido contarle todo. Quería explicarle sus sentimientos y si era posible escuchar lo que Snufkin tuviera qué decir. Muy a menudo se sorprendía a sí mismo fantaseando acerca de cómo se confesaría a él. Le gustaba imaginar que Snufkin correspondía a sus sentimientos y lo tomaba de la pata para después acercarlo a su cuerpo y abrazarlo con fuerza. Aunque también le gustaba pensar en un final un poco más intenso, más apasionante y más caliente.
Por su parte, Snufkin había decidido dejar de pensar tanto, dejando que todo fluyera. Se sentía tranquilo pues hace días que no sabía nada de Snorkmaiden, Little My se había ido de viaje con su hermana mayor así que podía ser el mismo sin miedo a ser descubierto en cualquier momento. En cuanto a los cambios que había sufrido, estos no eran tan notorios: se había estirado unos cuantos centímetros, sus orejas ahora habían tomado una forma más puntiaguda y podía escuchar mejor, además de que sus amarillentos dientes se volvieron más filosos y hasta cierto punto aterradores.
Una mañana el Moomintroll se encontraba recostado en su cama. Acababa de despertar pero no se atrevió a levantarse, pues su querido Snufkin aún dormía acurrucado a su lado mostrando su espalda peluda. El pelo de la espalda se había vuelto más espeso, ahora aquellos pelos se extendían por las extremidades y por el pecho. La idea de que ese pelaje fino era increíblemente suave entró en la mente de Moomin, llevándolo a satisfacer su curiosidad, de modo que el troll albino acarició delicadamente la espalda de Snufkin con su pata.
—Él se siente tan suave y tan caliente.—dijo para sí mismo mientras continuaba con ese dulce cariño.
En un momento Snufkin abrió los ojos, las caricias de Moomin sobre su espalda lo habían despertado. Seguía ronroneando pero sus ojos cafés ya se habían encontrado con aquellos ojos color de mar de su mejor amigo.
—Buenos días Snufkin.—dijo Moomin en voz baja.
—Moomin, ¿me despertaste?—el mumrik se sentó sobre el borde de la cama y se rascó detrás de la oreja.
—Lamento haberte despertado. Los pelos de tu espalda parecían suaves y quise tocarlos.—respondió Moomin.
Al oír eso, Snufkin un poco alterado se tocó
La espalda con su pata. En efecto aquellos cortos pelos se sentían chistoso al tacto. No pudo evitar sonrojarse un poco.—Estoy harto de estos pelos. No me gustan. Nunca había tenido algo tan innecesario conmigo.—se quejó. Tal parecía que aquel joven no iba a superar jamás la etapa de negación en su propio duelo.
—Ahora lo que es innecesario es tu ropa.—dijo Moomin.
—¿Eh? No... me siento cómodo con ella. Además si no la llevara puesta me daría frío y me quemaría el sol–respondió Snufkin. Desde hacía algunas noches dormía sin ropa, había perdido por error el hermoso pijama que Moominmamma le había regalado. Lo que Snufkin no sabía es que el pijama se encontraba muy bien escondido... pero era por un buen propósito pues Moomin amaba sentir a Snufkin abrazarlo en medio de la noche para calentarse un poco.
—¿Qué piensas hacer hoy?—preguntó Moomin apenas noto que Snufkin buscó su ropa de viaje.
—Nada en especial. Quisiera ir a tomar un baño.—respondió Snufkin.
—¿Baño?—Moomin se levantó de la cama rápidamente.—¿Iras a bañarte al río?
Snufkin negó con la cabeza.
—Hay unas aguas termales cerca de las montañas. Me encantaría ir ahí. ¿Quieres venir? Si no mal recuerdo te prometí que tomaríamos un baño juntos algún día.
Al escuchar eso, Moomin se puso tan rojo como un tomate.
—Claro que si. Me gustaría bañarme contigo.—esa era la oportunidad que había estado esperando. Un momento de intimidad y cercanía. Nada mejor que un baño en las aguas termales para declarar su amor.
Snufkin terminó de vestirse. Y espero a que Moomin estuviera listo.
—¿Entonces nos vamos?—extendió su pata y Moomin lo tomó.
Salieron de la Moomin House prometiéndole a Moominmamma volver para el desayuno. Entonces caminaron en silencio hacia las montañas solitarias.
Snufkin rogaba por no encontrarse con Snorkaiden. No era como si la odiara, en realidad no quería tener problemas en ese momento, iba a estar a solas con Moomin y eso significaba que iba a ser un momento muy especial y no quería interrupciones ni dramas. En cuanto a Moomin, el regordete troll seguía fantaseando. Estaba más que emocionado, tanto que creía que no iba a poder contenerse.
Luego de andar un rato por el verde valle, vieron a la cercanía las primeras rocas que indicaban el camino hacia las montañas.
—Apresúrate Moomin. Llegamos a las montañas, no estamos muy lejos.—dijo Snufkin sin perder de vista el camino rocoso.
—Si.—respondió el troll albino intentando seguirle el paso.
Minutos más tarde llegaron a su destino. Era un lugar un poco escondido pero bastante encantador, rodeado de árboles y piedras. El vapor del agua caliente se elevaba y se desvanecía en el aire, dándole al lugar una cálida pero húmeda atmósfera.
—Ten cuidado, fíjate por donde pisas. No sería bueno que cayeras al agua. No es muy hondo pero el cambio de temperatura podría hacerte daño.—le advirtió Snufkin.
—Si, tendré cuidado.—respondió Moomin mientras se acercaba a la orilla de aquella natural tina de piedra. Con cuidado sumergió sus pies y de a poco se fue empujando hasta entrar. Snufkin tenía razón, no era muy hondo. Sintió gran alivio, el agua caliente le hacía mucho bien.—Se siente delicioso.—se sumergió un poquito más.
—Es genial, ¿verdad? Creo que sería una buena alternativa para el dolor de huesos de Moominpappa.—comentó Snufkin mientras tomaba su sombrero y lo retiraba de su cabeza.
En seguida el muchacho empezó a desvestirse, se saco las botas, se quitó los calcetines, los pantalones y la ropa interior. Luego prosiguió con el abrigo y la camisa y así quedó de nuevo en "pelos".
Moomin lo miraba sin decir nada. Solo abrió los ojos muy grandes y sintió su cuerpo aún más caliente. Snufkin se dio cuenta de que Moomin lo veía fijamente. Se sonrojó un poco y algo tímido se acercó al agua. Se sentó en la orilla y metió los pies, pero al momento de tocar el agua caliente comenzó a sentir un inmenso dolor.
Era una sensación horrible, había comenzado como un pellizco pero en mili segundos había incrementado demasiado, Snufkin sentía como si algo en su cuerpo estuviera tirando de su piel, retorciendo el pellejo y saliendo desde el interior.
—¡AHH! ¡MALDICIÓN, ESTO DUELE!—sintió como si le arrancarán alguna parte de su cuerpo. Miro hacia abajo y noto que estaba sentado sobre un charco grande de sangre, se levantó y miró con horror como parte de su trasero y genitales estaban bañados en sangre la cual brotaba de su espalda acompañada de ese horrible dolor.—¡AAAGHHH!
Moomin miraba aquella escena con horror. No sabía que le estaba pasando a Snufkin pero no le gustaba verlo sufrir así, cada chillido de dolor hacía su corazón sacudirse.
—Snufkin... ¿Que te pasa?.—nadó hacía la orilla donde se encontraba Snufkin.
—MOOMIN... Ahhhhh...duele...—las lágrimas ardientes se acumulaban en sus ojos y le costaba respirar, el dolor era cada vez más insoportable.
—Descuida te ayudaré.—al acercarse Moomin noto que de la parte más baja de la espalda de Snufkin había salido un rabo, era lo suficientemente grande para considerarse una cola.
Antes de que Moomin pudiera salir del agua para ayudar a Snufkin, el joven se desmayó. Había sufrido tanto dolor que perdió la conciencia en segundos y cayó al agua, tiñéndola de sangre.
Haha perdón por tardar taanto en actualizar estaba pensando en cómo continuar este pedo. Espero les haya gustado el capítulo de hoy UwU mañana publico otro, wa jugar animal crossing. Se lo lavan, besos en el siempre sucio 💕🍒
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La madurez de un Mumrik
FanficSnufkin llegaba nuevamente al Valle Moomin después de un largo viaje por el sur durante el invierno. Lo que él no tenía en cuenta era que pronto cumpliría los 18 años y eso sería un gran y peludo problema.