The fog

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¿Por qué te aferras a este mundo corrupto? Sabes que solo Dios puede salvarnos.

Limpió los restos de bilis rojiza de sus labios con el dorso de su mano derecha. Aún podía saborear la acidez metálica de su vómito que ahora cubría parte del asfalto fragmentado por el pasar de los años.
Levantó la mirada y con ello también fue recobrando la compostura. Lo primero que atinó a observar fueron las grandes cadenas que emergían del suelo y se perdían en el cielo, que estaba cubierto de pendientes putrefactos.

Te estaré esperando, donde todo empezó. En la ciudad de Silent Hill.

Sacudió la cabeza, en un torpe intento por disipar esos recuerdos de su mente, pero la oscuridad la había alcanzado, ya era muy tarde para rechazar su destino.
Continuó caminando, ya que era la única labor que podía permitirse en su nuevo infierno hasta que encontrara un arma o las criaturas vinieran a por ella, lo que pasara primero.
El ruido de un motor llegó a sus oídos y casi como si fuera un perro, siguió instintivamente el sonido hasta llegar a la fuente del mismo. Era un generador de electricidad.

—¿Quién eres?

Una presencia desconocida se situó a sus espaldas, más no percibió peligro. Al volver sobre sus pies, se encontró con un rostro humano, muy distinto al de Claudia, que estaba ortodoxamente ligada a su culto y actuaba como una marioneta de las convicciones que le habían inculcado. Era una chica con el mismo semblante preocupado y tenso que alguna vez atravesó por su rostro en el centro comercial.

—Cheryl.

Respondió, no quería alargar las formalidades más de lo necesario.

—Claudette, no tenemos tiempo, vamos a buscar a los demás.

La muchacha comenzó a trotar hacía el pasillo que estaba frente a ella y Mason no tuvo otra opción que correr detrás de ella a una distancia prudente.
A pesar de que Claudette se mostraba atemorizada por su situación actual, una pequeña pizca de confianza sobresalía en su actitud. Se notaba que tenía experiencia, pero nada la prepararía para lo que vería a continuación.
Una figura masculina con una gran cabeza piramidal provocó que Cheryl agarrara a Claudette por el brazo y la empujara bruscamente en dirección a la aula que tenía enfrente. Con rapidez, cerró la puerta y le indicó a la morena que guardara silencio. La radio que traía en el bolsillo izquierdo de su chaleco no tardó en producir estática. Cerró los ojos por unos segundos para armarse de valor y seguido se asomó por la ventanilla de la puerta. Todo se estaba volviendo a repetir.

Han venido a presenciar el inicio. El renacimiento del paraíso, destruido por el género humano.

Las viejas capas de pintura desaparecieron, dando paso al Otro mundo, una dimensión morbida llena de óxido y sangre.
Morel, quien no se estaba enterando de nada, le tocó el hombro.

—¿Qué es todo esto?

Susurró, pero la rubia la ignoró. La cosa piramidal roja aún no daba la vuelta en el pasillo. Una vez fuera de su vista, suspiró. La escasa esperanza de que su pesadilla no se estuviera repitiendo nuevamente se esfumó por completo.

—Ojalá lo supiera.

Pero Claudette quedó insatisfecha con su respuesta. Cheryl tenía un innato instinto de supervivencia y sospechaba que aquella cualidad estaba fuertemente vinculada con lo que acababa de pasar.
Reanudaron su caminata con el afán de hallar a los compañeros de Claudette, pero tan pronto como se dieron cuenta que solo estaban malgastado tiempo valioso, se pusieron a reparar.

«No estoy segura del por qué, pero diariamente aparecemos aquí. No siempre somos los mismos, pero igual hacemos todo para sobrevivir. Nuestro objetivo principal es arreglar los motores, pero a veces... Morimos en el intento. Es una sensación extraña, porque sé que estoy muerta, pero hay algo que impide que me rinda, yo-- no sé porque te estoy contando estas cosas, sólo te voy a asustar.»

Fueron las palabras textuales de la botánica mientras reparaban el último generador. Por suerte, al abrir las puertas, Yui se les unió, pero no fue lo mismo para Jake, que fue cruelmente mutilado por el verdugo de ese terreno.

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—¿Alguna ventaja que podamos usar a nuestro favor?

Cuestionó Jane.

—No sean lineales y tampoco pisen el rastro que deja detrás de si, es muy doloroso.

Contestó Yui, dejando a la vista las cortaduras que tenía alrededor de las piernas.

—Bien. Ahora, ¿cómo te llamas?

Se dirigió a la nueva integrante.

—Cheryl, Cheryl Mason.

—Tú... ¿Estás vinculada a la criatura que vieron hoy?

Quería decir que no, necesitaba hacerlo, pero se quedó callada. Era cierto, no la había visto nunca en su vida, ni siquiera cuando volvió a Silent Hill después del asesinato de su padre adoptivo, pero estaba segura de que ella lo había atraído, de alguna manera.

—Descuida, no te juzgaremos, no tenemos por qué.

Romero sonrió, pero con tristeza. Otra víctima más de la crudeza de ese mundo.

No sé que clase de infierno me espera ahí, pero no tengo otra elección. No me interesa Dios ni el paraíso. Si ella cree en eso, pues bien, pero no escapara de lo que hizo.

«Bienvenida a tu nuevo hogar, Cheryl.»

Welcome to the entity realm [Dead by Daylight one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora