En cuanto llegaron al centro de operaciones de La Sociedad Secreta de Cuauhtémoc, fueron conducidos a la sala de juntas del profesor García.
- ¿Cuándo regresa el profesor de sus vacaciones?
Preguntó Aldama al entrar.
- Mis vacaciones ya concluyeron.
A la cabecera de la mesa de juntas estaba el profesor sonriente y pleno de vida.
Los Aldama se sorprendieron y se aproximaron para saludarlo de mano, gesto que él agradeció poniéndose de pie.
- ¡Qué bueno que está aquí!, ¿fuimos nosotros los que le arruinamos sus vacaciones?
Pregunto Dulce María.
- No, nunca estuve de vacaciones, mi desaparición de escena fue para hacer creer a Los Perseguidores que estaba muerto o herido de gravedad, y la intensión es de que lo sigan creyendo.
Aldama y Dulce María se quedaron de una pieza, Arturo se mostró fascinado por los fantásticos escenarios que brotaron de su imaginación.
El primero en hablar fue Aldama.
- Usted siempre me sorprende de alguna forma –dijo Aldama-, pero esto rompe todas las marcas, ¿por qué su ausencia fue interpretada así por esas gentes?
- Porque hace dos días sufrí un atentado maquinado por ellos y decidimos hacerlos creer que tuvieron éxito.
El profesor dejó su actitud lúdica y explicó con seriedad.
- Lo que no previmos es que se atrevieran a secuestrar a su hija al creer que nuestro grupo se quedó acéfalo, eso es lamentable bajo cualquier perspectiva, pero el que piensen que estamos en crisis nos pone en ventaja para contraatacar.
- Pues ojalá que así sea –La voz de Aldama fue casi de súplica-, porque nuestra angustia nos está llevando a la locura.
¿Se da cuenta que esta es la quinta vez que nuestra hija es separada de nosotros contra nuestra voluntad?
- Sí, lo sé, y como siempre, pondremos todos nuestros recursos en juego para recuperarla.
Me dijo el doctor que Anna se comunicó telepáticamente contigo, ¿así fue?
- El profesor se dirigió a Arturo.
- Sí señor –Respondió Arturo con gesto formal-
- ¿Qué le contestaste?
- Le dije "¿Eres tú bodoque?", pero no sentí que hiciéramos contacto, lo intenté varias veces y no obtuve respuesta.
- ¿Crees que piensa que no la oíste?
- No sé cómo explicárselo, pero se siente cuando hacemos contacto, cuando menos así pasa entre Anna y yo, y estoy seguro que ella sabe que la escuché.
- Bien, ¿te gustaría hacer contacto con ella?
- Sí claro –Respondió Arturo con entusiasmo-, así le podría preguntar en dónde está, cuántos la vigilan, y bueno..., todo...
- Entonces vamos a hacer que suceda, claro, si tus papás están de acuerdo.
El profesor trasladó su atención hacia Dulce María y después a su esposo, los que de inmediato asintieron sin dudarlo y sin consultar entre ellos.
- Entonces eso es lo que haremos.
Estableció el profesor.
- Doctor, ¿cuándo podremos empezar?
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EN EL CERRO DE CUATRO CARAS
Narrativa StoricaEn el siglo XVI, cuando los europeos invadieron la América Continental, encontraron sociedades perfectamente organizadas. En apariencia todos los vestigios de esas civilizaciones se esfumaron en cuanto fue conquistada la capital imperial México-T...