JotaKak Week 2020

Día 2: AU de fantasía // Familia

Esto es parte de un AU más grande que tengo en mente jajajaa El AU originalmente es FuGio, pero se me ocurrieron un lado BruAbba y un lado JotaKak, los tres del mismo AU. Aún no termino de planear el lado FuGio que es el principal, pero aquí les dejo un trozo del lado JotaKak que, si el FuGio que es el principal está aún en planeación, este más jajajaja. Espero y lo disfruten.

***

Todas las mañanas, en su camino para ir a la escuela, Jotaro se encontraba a un extraño zorro, con un mechón largo en su cabeza y unos aretitos en forma de cereza, exactamente iguales a las de su amigo Noriaki, con quien se encontraba inmediatamente después de que el zorro se iba. Jotaro no era tonto, era demasiada coincidencia que ese zorro y Noriaki tuvieran el mismo particular mechón y también tuvieran aretes con forma de cereza. Desde que conocía a Noriaki, sabía que había algo extraño en él, algo que lo hacía diferente, aunque Jotaro no sabía describir el qué. Jotaro se había encontrado por toda su vida con criaturas como hadas, duendes y fantasmas, otras criaturas, como los hombres lobo y los vampiros, no le sonaban tan descabellados después de toda su infancia siendo él y su madre los únicos capaces de ver las hadas en el jardín, hadas que ahí seguían yendo aún después de tantos años. Pero no sabía qué clase de criatura sería Noriaki, no conocía tanto de ese mundo del cual, sin saberlo, era parte, aunque su posición era la más opcional, la envidia de aquellos que acabaron en el mundo mágico en contra de su voluntad, como chicos que transformaron en vampiros u hombres lobo.

Tampoco quería invadir mucho en la vida privada de Noriaki, por eso no se atrevía a preguntar aún. Eran amigos muy cercanos sí, aunque Jotaro estaba planeando cómo pedirle al pelirrojo ser algo más y tenía algo de confianza en que lograría algo, incluso si no se notaba a Noriaki nervioso ante su presencia. Noriaki era más expresivo que Jotaro, pero aún así era maestro de ocultarse y guardarse ciertas cosas, y Jotaro sabía que entre ellas estarían guardados sus sentimientos hacia otras personas. Jotaro estaba seguro de que lograría algo con Noriaki por el zorro, de alguna forma el zorro y Noriaki estaban conectados. Una vez que se encontró a ese peculiar zorro, se agachó para acariciarlo y darle unos mimos. El zorro se había quedado petrificado, sorprendido ante tales tratos, y salió corriendo. Cuando Jotaro se encontró a Noriaki poco después de encontrarse al zorro, éste se veía demasiado apenado y sonrojado.

—Anoche me dió una fiebre y creo que se me está pasando apenas —Le había dicho.
Jotaro no le creyó del todo, pero asintió como si sí le creyera, evitando hacer contacto visual en ese momento, ya que, para Noriaki, los ojos de Jotaro eran la clave para saber todo lo que ocultaba. No le quiso preguntar más, Jotaro sabía que, lo que sea que fuera lo que unía a Noriaki y a ese peculiar zorro, era algo que nadie más creería. Él sí, siempre estuvo en contacto con criaturas extrañas que nadie podía ver, pero Noriaki no sabía eso. Había tanto que no conocían de ambos aún.

Llegó el día en que Jotaro se le confesó a Noriaki. Aunque estaba confiado de su suerte en base a la forma que el zorro reaccionaba a sus mimos, se sentía nervioso, tuvo que fumar un cigarrillo antes de verse con Noriaki después de que terminaran las clases. Antes de que comenzaran, le pidió un momento de hablar a solas en el techo de la escuela después de clases y Noriaki aceptó. Estaba atardeciendo, el sol coloreaba todo en un precioso color naranja, los ojos de Noriaki se notaban más brillosos bajo la luz del atardecer mientras su cabello pelirrojo parecía oscurecer con la luz anaranjada del cielo.
—¿De qué querías hablar, JoJo?
—Kakyoin... o si me permites, Nori...
Noriaki sonrió en señal de aprobación al apodo. Jotaro sacó de su gabardina una carta que había escrito para esta ocasión.
—Supongo que ya sabes, pero aún así me siento en la necesidad de decírtelo —dijo mientras Noriaki tomaba la carta y la desdoblaba y sus ojos de abrían ligeramente de sorpresa. Jotaro sonrió ligeramente —. Desde que nos conocimos siempre me has sido bastante... cautivante y ser tu amigo me ha permitido conocerte mejor, y es un privilegio para mí el que seamos tan cercanos... pero, Nori... me gustas mucho, y me pregunto si quieres salir conmigo.
Noriaki sonrió mientras volvía a doblar la carta, la cual tenía más que nada dibujos bastante correctos de él y de cierto zorro que guardaba similitud con él, rodeando unas kanjis que formaban un paraguas y, debajo de éste, sus nombres. La guardó en un bolsillo mientras se acercaba a Jotaro y le daba un beso en los labios.
—¿Eso responde tu confesión? —preguntó travieso cuando se separó ligeramente, poniendo su dedo índice en los labios del más alto.
—Dame un respiro —respondió Jotaro mientras lo abrazaba y se volvían a besar.