Cuando la biblioteca estuvo segura en su destino final, el profesor García convocó a una reunión para el diseño de una de una propuesta de plan de acción al Consejo Supremo de la Sociedad Secreta de Cuauhtémoc.
Asistieron Ignacio Aldama, Anna Aldama, el doctor Víctor Velázquez, el general Esquivel, Ica Mitchell, don Juan, Mario, y Guillermo Morales, el gran ausente fue Alberto, quien había simulado su deserción para infiltrarse en las filas de Los Perseguidores.
- Todos ya nos conocemos –dijo el profesor al abrir los trabajos-, aunque hay una persona que la mayoría solo ha conocido en su carácter de invitado especial, y no como quien realmente es.
Estoy hablando de don Juan.
El señor Juan Hernández, don Juan –remarcó-, es el padre de Ica Mitchell, pero además es el miembro de mayor rango en esta mesa, de más experiencia, de más cultura, y en mi opinión el de más sabiduría.
Don Juan sonrió entre dientes sin separar la vista de sus manos que descansaba entrelazadas sobre la mesa.
Todos voltearon a verlo pero él no cruzó miradas con nadie.
El profesor García continuó.
- También todos sabemos la razón que nos trajo aquí, pero para asegurarme de eso, me permitiré exponer un resumen de la situación.
Hace menos de un mes, en contra de nuestros principios e historia, accedí a apoyar la búsqueda del tesoro que estamos obligados a custodiar.
Actué así porque sin que exista explicación, Anna, nuestra más joven teoyotahtli aquí presente, obtuvo una pista que resultó ser exacta sobre la ubicación del tesoro, y yo, convencido de que eso solo podía haber sucedido si el equilibrio del Universo así lo requería, tomé la decisión de no oponerme y participar como facilitador.
Fue así que encontramos la maravillosa biblioteca que ahora está siendo traducida y estudiada en el Museo Nacional de Antropología por un grupo de especialistas dirigido por nuestro más reciente recluta, el licenciado Guillermo Morales, también presente.
El profesor señaló con la palma de su mano extendida y Guillermo saludó a todos con un breve asentimiento de cabeza; en seguida agregó.
- Ahora tenemos que redefinir nuestro futuro.
La decisión final no es nuestra, es de nuestro Consejo Directivo, pero nosotros, como grupo integrado para custodiar el secreto de la localización del tesoro, debemos presentar una recomendación sobre como debemos actuar en relación a la parte del tesoro que permanece oculta.
La propuesta que presentaremos deberá de ser aprobada por unanimidad con base en un debate de argumentos razonados y el compromiso de cada uno de nosotros será permanente.
Una opción es no hacer nada que no estemos haciendo ya, pero lo que hemos vivido nos enseña que mientras no estemos todos de acuerdo, no tenemos asegurado el control sobre lo que pueda suceder.
Otra opción es que abramos la información que está en la mente de los depositarios y expongamos el tesoro tomando las mismas previsiones que se tomaron para la biblioteca; publicar fotos del descubrimiento sin revelar el lugar, levantar un inventario, hacer intervenir el ejército.
Algo que también debemos considerar es que si optamos por sacar el tesoro a la luz, no se quede concentrado en un lugar, sino que se disperse en los museos de los países de donde proceda cada pieza. Así se mejorarían las posibilidades de una custodia eficiente y se haría justicia a todos los pueblos del Cem Anáhuac.
¿Quiere alguien opinar al respecto?
El profesor García guardó silencio recorriendo a todos con la mirada invitándolos a intervenir.
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EN EL CERRO DE CUATRO CARAS
Ficção HistóricaEn el siglo XVI, cuando los europeos invadieron la América Continental, encontraron sociedades perfectamente organizadas. En apariencia todos los vestigios de esas civilizaciones se esfumaron en cuanto fue conquistada la capital imperial México-T...