Capítulo 35.

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Maraton 1/3
Diamantes oscuros.
Capítulo 35.

Estos eran los días en que de verdad sentías una ferviente necesidad de poner un edredón en tu cama. New York estaba vestido de colores navideños y podías ver a todo el mundo intentando conseguir algún regalo, atuendo o simplemente mirando las enormes y preciosas formas de adornar la ciudad que nunca duerme. Justo como yo.

Adoraba la navidad, no por los regalos, yo jamás había tenido regalos en navidad. Era por lo que significaba; amor. Estábamos a días del tan esperado día y podías sentir el frío erizar tu piel. Era exquisito.

-Buen día- saludé al alto y fornido hombre.

-Buenos días, señorita- dijo seco y abrió la puerta-. La señora Agatha la está esperando.

-Muchas gracias- sonreí. Por favor, yo sabía que éste hombre podría darme al menos una sonrisa. No soy una bruja a la que tengas que odiar.

-Por favor, sígame- inclinó su mano hacia adelante y caminé detrás de él, mientras que otros dos hombres cerraban el enorme portón.

La casa lucía elegante, como siempre, pero no tenía absolutamente nada de rojo, dorado y verde.

-Luna, qué alegría verte- caminó rápido hacia mí, luciendo un vestido azul marino largo y con botones en toda la parte frontal.

-Muchas gracias por invitarme- le tendí mi mano-. Creo que no nos habíamos presentado formalmente.

-Lo sé- la toma y rie un poco-. Aún así, sé mucho sobre ti- me guia hasta la enorme sala y me invita a tomar asiento-. Ronan no para de decir cuán genial eres y Liam- respira-, bueno, Liam es Liam.

-Es una forma muy adecuada de llamarlo- me rio también.

-Te invité para charlar contigo sobre Ronan- veo que la amable señora latina se acerca con una charola de plata, con una tetera y dos tazas preciosas. Le sonrío.

-Buenos días, señorita- la mujer lucía completamente pálida, aún con el bonito y perfecto bronceado que tenía.

-Oh, Romina- la mujer se paró, mirando a la señora Agatha-. Te presentaría a Luna Beaulieu, pero creo que ya se conocen- todo el color inundó sus mejillas, y las mías.

-¿Cómo?- pregunto, estoy tan apenada que apenas puedo hablar.

-Querida- inquiere tranquila-. Liam mira todos los días los videos de seguridad de la casa- me guiña el ojo. Yo estoy que me muero, lo juro-. Un día estaba reunida aquí con él y lo vimos juntos.

-Dios mío, qué verguenza- digo y miro a la mujer parada junto a nosotras-. La señora Romina no lo hizo con intención de faltarles al respeto, ella intentaba hacer que Ronan se sintiera mejor- me disculpo.

-¡Tonterías!- le sonríe a Romina y le pide que nos sirva- ¿Te?- da un sorbo elegante al suyo y recuerdo que son tan ingleses como la misma bandera.

-Por favor- pido y Romina comienza a servirme-. Gracias.

-Puedes irte- le dice amablemente y la mujer se marcha.

-De verdad, no puedo expresar cuán apenada me siento.

-No debes de preocuparte por cosas pequeñas. Y sí, Liam estaba sorprendido, pero hasta me pareció verlo sonreír. Sin mencionar que comió un pedazo de la tarta que le obsequiaste a Ronan.

No puedo creerlo. Además de mujeriego, es un ladrón.

-Oh, eso es bueno, ¿no es así?

-Lo es. Ronan es el problema ahora- cruza la pierna y pone ambas manos sobre ellas-, ni siquiera juega, no quiere hacer más que estar dormido.

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