CHAPTER 15/ Camila: Abre los ojos

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Capítulo 15/ Camila: Abre los ojos

 

Mi corazón es una playa triste,

y tú eres una ola que viene y que se va.

José Ángel Buesa.                       

Recuerdo que aquella tarde, me tiré en la cama y no paré de llorar. Ni siquiera quise cenar porque tenía un nudo en el estómago que ni hablar podía.

Sinu vino a verme, quería saber qué sucedía pero no podía explicarle ni contarle la verdad. ¿Admitir que me gustaba una chica? Sé que ella siempre había soñado con el día de mi casamiento. Cuando era más pequeña hacíamos recortes de las revistas y las pegábamos en un cuaderno, creo que aún lo conserva ella.

Nos pasábamos un buen rato eligiendo vestidos, recortando pretendientes buenos mozos que me llevarían de la mano al altar.

Cuando era la hora de acostarse y entraron las chicas, con los ojos medio cerrados, hinchados y rojos de tanto llorar, espié a Lauren.

Noté que miró hacia mi dirección; se quedó parada, con la mirada perdida; ella también tenía los ojos rojos. Por un segundo me dio pena pero luego pensé en todo lo que me había hecho, todas las mentiras. ¿Qué derecho tenía ella a llorar y a hacerse la víctima?

No. Aquí la que salió lastimada era solo yo.

Cerré los ojos y me quedé dormida. Nadie me molestó intentando meterme sobras de la cena, incluso Sofi entendió que no estaba de ánimos.

- Camz… ¡Camila! ¿Estás despierta? –Escuché un murmullo, pero aún adormilada no entendía nada, no sabía de dónde provenía. Me froté los ojos y cuando quise encender la lámpara de la mesa de luz, una mano me detuvo- No, no la prendas. No quiero despertar a las chicas –Me incorporé despacio en la cama y cuando finalmente mi  vista fue clara, la vi; arrodilla con las manos apoyadas en mi cama, mirándome con los ojos bien grandes, expectantes. Suspiré entre el cansancio y la frustración.

- ¿Qué quieres, Lauren? ¿Acaso tienes una idea de la hora que es? –Contesté de malhumor.

- Lo siento –Hablaba en un tono muy bajo; su voz sonaba áspera y ¿Dolida? Dios, no Lauren, no hagas que me ponga mal ahora, pensé mordiéndome el labio.

- No lo sientas, simplemente déjame dormir –Me di la media vuelta y me cubrí con el acolchado decidida a no darle la atención que me pedía.

- No, lo siento por lo de esta tarde –Puso una mano sobre mi hombro y di un pequeño salto del susto.

- ¡Joder, Lauren! –Contuve un grito de rabia. Me levanté, cogiendo la bata y la arrastré de la mano hasta el pasillo para no despertar a los demás. Ella estaba en pijama y se cubría con los brazos del frío invernal que hacía. Apenas me miraba ahora que estábamos a la luz.

Me froté la cabeza, intentando encontrar una solución pero todo me parecía estúpido y sin salida. Esperé a que hablara pero continuaba en un mutismo total, de modo que tuve que tomar la iniciativa. En realidad, sólo quería irme a acostar, no quería oír más excusas.

- Bueno, ¿Vas a hablar o qué esperas? –Fruncí el ceño, también de brazos cruzados, intentando poner cara de pocos amigos. Ella se pasó una mano por su cabello revuelto, pegando pequeños brincos para mantenerse en calor; murmuró unas palabras que no alcancé a entender. Estaba nerviosa quizá.

- Yo… no he podido pegar un ojo en toda la noche –De repente, alzó su vista y noté que también tenía los ojos hinchados, pero no desistí y continué mirándola furtivamente-. Oye, Camz, de verdad lo siento… si sólo me dejaras explicarte bien… yo…

Un amor en tiempos de guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora