1.3- Misión

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Capítulo 1: ¿Feliz Cumpleaños...?

Parte 3: Misión.

Media hora antes de la invasión.

Astaroth recorría los alrededores de un pasillo, el ambiente se sentía pesado, un humano normal estaría alerta en todo momento. La decoración parecía ser sacada de la casa del terror más realista que existe, pero mil veces más terrorífica.

Una gigante puerta se esclareció en su mirada. Él instintivamente hizo un gesto de disgusto por lo que veía, uno de los demonios más irritantes descansaba en una pared junto al dúo de guardias que protegen la entrada.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Tanto te interesa saber?

Respondió la pregunta con otra pregunta empleando un tono burlón. La reacción de Astaroth fue la misma que de costumbre, él decidió proseguir con su camino e ignorarla como todo un caballero.

— ¡Espera! No te vayas.

— Sherlyn, no estoy para tus estúpidos juegos.

Aclaró amargamente sin dirigirle la mirada.

— Te estuve esperando todo este tiempo y así es como me pagas. Hmph, siendo sincera, no me sorprende viniendo de ti. Por si no lo sabes, la reina ha solicitado mi presencia al igual que la tuya, así que pensé en esperarte.

— ...Tan sólo quítate del medio y deja de estorbarme, ¿Quieres?

— Se nota que no sabes tratar a una bella dama como yo.

Sin más preámbulo, los guardias abrieron las puertas, permitiéndoles el acceso.

Lo primero que percibieron fue la gran alfombra teñida de sangre dirigiéndose hacia un trono sacado del típico Final Boss de un RPG. Conformado por huesos humanos incrustados en la mayor parte de su estructura, y sobre él yacía la reina, sentada de piernas cruzadas, portando un vestido de la realeza carmesí.

Dato curioso: La reina carecía de cuernos.

Los Zekrysh se acercaron con el debido respeto y se postraron con la vista al suelo ante la mayor autoridad del inframundo.

— Usted ha solicitado mi presencia y he venido en cuanto antes, su alteza.

— Tan respetuoso como siempre Astaroth, nada me complace más que tenerte nuevamente por aquí.

La voz de la reina era suave y sofisticada, los cánticos de los mismísimos ángeles se le quedaban cortos en cuanto a belleza.

— Yo también he acudido cuando me enteré de su cordial invitación, su alteza.

— Agradezco que ambos hayan venido inmediatamente, si los solicité a ambos es porque ustedes son lo mejor de lo mejor. Ustedes son los más capacitados para llevar a cabo un asunto de vital importancia, es ese algo que marcará el destino de nuestra especie, pero para esto es necesario enseñarles algo primero, síganme.

La reina se puso de pie y bajó cuidadosamente los escalones que le otorgaban altitud, otorgando una reluciente e innovadora vista al movimiento fluido de sus caderas. El busto no era exagerado, pero era más que provocador.

Una vez a la altura de sus lacayos, se dirigió hacia un pasillo que conectaba con otra habitación. Los Zekrysh se limitaron a seguirla solemnemente hacia un pasillo contenedor de varias especies demonios y experimentos en proceso, todos ellos encarcelados en jaulas como si fuera una perrera.

Al otro extremo del pasillo los esperaba una sala circular, la iluminación escasa enfocaba al centro, centro al cual la reina se acercó con seguridad.

Los súbditos observaban detenidamente, desde una distancia aceptable, como la reina se hacía una rajada vertical en el brazo izquierdo con sus uñas y sin indicios de dolor, la sangre fluía constantemente y al hacer contacto con el suelo recreo una ciudad en miniatura, dicha ciudad es Brumaria.

— Acérquense un momento, quiero que memoricen cada detalle de esta ciudad, pues en ella habita una tal "Ashlee Riessfeld" y según el informe de la vidente: ella es la "esperanza" de la insignificante humanidad.

Ese último comentario dejó desconcertado al par de Zekrysh.

— Nunca creí que algo como eso pudiera ser posible.

— ¿Esperanza...? ¿A qué se refiere?

— Tal y como lo escuchan, la sola existencia de esta malnacida genera un gran peligro para nuestra especie.

— ¿Entonces, el asunto de vital importancia es eliminarla?

— Exactamente, aunque de ser posible, les agradecería que la traigan ante mí, me encantaría ser yo quien acabe con su miserable vida.

La reina hizo una petición algo egoísta, pero lo que Astaroth y Sherlyn no sabían es que la reina conservaba un pasado rencoroso con aquella humana tan peculiar.

— ...Perdone mi impertinencia, pero ¿Cómo pretende que la distingamos entre todos los humanos que habitan en esa ciudad?

— Esperaba a que dijeras eso, Astaroth.

La sangre derramada se moldeo a su antojo, formando una joven señora de cabello castaño claro, medianamente largo y ondulado, con una complexión destacable, en especial aquella cintura perfecta, de estatura aceptable, un cutis bastante cuidado para su edad y un iris tan claro como el cielo azulado.

— Y con ustedes... Les presento a Ashlee Riessfeld, también conocida como la esperanza de las ratas. Pueden llevarse las tropas que hagan falta, siempre y cuando cumplan con su misión.

"Con que Ashlee Riessfeld... eh"

Los Zekrysh recibieron la información y un objetivo bastante claro, dieron media vuelta y pasaron a retirarse mientras se adentraban en la infinita oscuridad que daba con el pasillo.

Hasta que una voz los hizo detenerse en mitad de la oscuridad.

— Esperen... Una cosa más...

Ambos voltearon y lograron apreciar a la reina en medio de la oscuridad sin poder apreciar el rostro de esta.

— Dígame, mi reina.

Unas agujas creadas a partir de la sangre de la reina volaron hasta quedar a unos cuantos centímetros de los Zekrysh, las agujas suspendidas en el aire apuntaban a varios puntos vitales.

Sherlyn dio un sobresalto ante lo que acababa de ocurrir mientras que, Astaroth se mostraba temeroso ante la actitud de la reina.

— Así de fácil me resulta poder liquidarlos a ambos por igual.

La reina se detuvo unos segundos antes de continuar, esta vez alzó una mirada más frívola que la de todos los asesinos seriales que han existido, dejando que el oscuro carmesí hablase por cuenta propia.

— ...Si veo a alguno de ustedes dos pasearse por aquí sin ella o sin algo que me demuestre que la eliminaron, juro por mi padre que el castigo que obtendrán no será misericordioso. ¿¡LES QUEDO CLARO!?


☆ FIN DE LA PARTE 3 ☆

La oscuridad del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora