XIV. Vainilla

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Haechan dejó la bazuca con sus láminas de dibujo en su lugar, sentándose en el incómodo banco de madera. Recargó su barbilla en su mano y miró por fuera de la ventana.

Odiaba llegar temprano, pero quería pensar un momento, tratando de averiguar cómo le diría a sus padres que era gay y que tenía una relación con su amigo de años. Todo era demasiado, las emociones, los cariños, los besos.

Estaba convencido que Mark era el amor de su vida, y que sus padres era de mente abierta. Pero tal vez podrían actuar diferente cuando supieran lo que era.

Frunció el ceño. ¿Por qué debía temer a lo que era? Era una persona normal, enamorándose como cualquier otra persona, tratando de sacar adelante su carrera junto a él. No era cuestión de género, sino de ver más allá del físico de la gente.

Con un suspiro, bajó la vista a la explanada frente a su edificio, sus compañeros comenzaban a llegar. Con una mueca de cansancio, tomó una lámina en blanco y la pegó a su pupitre para comenzar con el membrete con su nombre.

—Disculpa... —tocaron su hombro. HaeChan retiró cuidadosamente su lápiz de la lámina, volteó su rostro hacia quien le había llamado —Hola, perdón por interrumpir —dijo el chico rubio, sonriendo apenado. —Es sólo que estoy perdido, y no hay nadie en el edificio que me pueda ayudar —rascó su mejilla nerviosamente.

—Oh, yo te ayudo —dijo HaeChan sonriendo y guardando sus materiales. —Tengo que llevar esto conmigo, es mi vida— señaló su bazuca llena de dibujos. —Soy Lee DongHyuk, pero dime HaeChan— le tendió la mano.

—Mucho gusto, HaeChan, soy Moon TaeIl— le tomó la mano. Ambas manos eran masculinas, pero por alguna razón la de HaeChan parecía delicada contra la del otro chico. TaeIl trató de reprimir los sentimientos que se asentaron en su estómago y corazón. HaeChan miró sus manos por unos segundos para después quitarla rápidamente, disimulando con una sonrisa avergonzada.

—Un gusto, TaeIl —comenzaron a caminar por los pasillos. —¿Eres nuevo en la facultad? —le preguntó, tratando de sacar un tema de conversación. TaeIl sonrió un poco apenado.

—Si, estudiaba otra carrera, pero descubrí que realmente no era lo mío y decidí probar con arquitectura, siempre me ha gustado —le respondió, mirándolo fijamente, poniéndolo nervioso de una manera extraña, pero ignoró el sentimiento.

—¿Y por qué no entraste desde un principio? —lo miró de regreso. TaeIl retiró la mirada, apretando la rienda de su bazuca, mirando el suelo.

—A mis padres no les parecía, querían que fuera médico —murmuró. HaeChan frunció sus labios, pero decidió darle un poco de apoyo, después de todo no había padres perfectos.

—Pero ahora estarás haciendo lo que te gusta— le apoyó, con una bonita sonrisa. Los ojos verdes de TaeIl le recorrieron el rostro con algo parecido a apreciación, como si estuviera estudiando una obra de arte.

Algo en su interior se movió inquieto.

—Supongo que sí —le devolvió la sonrisa. —Mi salón es el 5-B, pero realmente no puedo ubicarme bien—

—Ya casi llegamos —asintió el menor. TaeIl seguía mirándolo de vez en cuándo, aunque no parecía un chico extraño, sentía un aura que no le gustaba, como si TaeIl estuviera sufriendo desde hacía mucho, mucho, tiempo. —Aquí es— señaló el salón. TaeIl miró la puerta y luego al chico Moreno frente a él.

—Te lo agradezco muchísimo —le hizo una pequeña reverencia. —Debo pagarte de alguna forma, ¿te puedo invitar el almuerzo? —preguntó con un rosa pintando sus pálidas y hermosas mejillas.

HaeChan lo miró con algo de duda. No sabía si Mark tenía planeado pasar por él a la hora de comida, pero al ver los ojos brillantes del chico, esperanzado, no pudo resistir.

—De acuerdo, pero que no se haga una costumbre— levantó su dedo hacia él. TaeIl soltó una pequeña risa, negando.

—He aprendido el camino —levantó sus manos en forma de rendición. Haechan sonrió aún más. Tal vez podrían llevarse bien.

—Espero que puedas encontrar el camino a la cafetería —arrugó su nariz, viéndose burlón. TaeIl alzó sus hombros sin perder su hermosa y brillante sonrisa.

—Puedo pedir indicaciones— le picó la nariz delicadamente. Haechan dejó que su sonrisa se congelara.

Eso había sido malo.

—Nos vemos— se despidió con una pequeña sonrisa, saliendo de ahí con apuro disimulado.

Su corazón acelerado e inconforme le recriminaba que no fuera tonto. Lo había hecho sin pensar.

Taeil parecía agradable, podrían ser amigos.





TaeIl miró al chico moreno irse, dejando su dulce olor a vainilla en el aire. Con algo de suerte, pudo respirar el que quedaba. Entró al salón, cerrando con seguro y mirando a su hermano que estaba sentado sobre el escritorio.

—¿Contento? —preguntó TaeYong, ladeando su cabeza y sonriendo. TaeIl suspiró y dejó la bazuca cerca de la puerta y asintió.

—Es más lindo de cerca, y sus lunares son perfectos —dijo con una boba sonrisa en los labios. TaeYong rodó los ojos con algo de asco.

—Sí, bien, estás enamorado, todos lo sabemos —se bajó del escritorio. —Sólo recuerda no toparte con Anh, ella tiene esos poderes que pueden descubrirte a metros de ella— le apuntó acusador. TaeIl bajó su dedo con un poco de molestia.

—Lo sé. Pero cuando HaeChan se enamore de mí... Será inevitable que no me vea— le dijo algo nervioso. TaeYong hizo una mueca de exasperación.

—Debemos esperar. Puede que HaeChan quede enamorado de ti por hechizo o de verdad. No debes usar "tus encantos" antes de tiempo. Sólo en un momento desesperado —le recordó.

—¿No estás haciendo todo esto para después destruirme, no es así? —preguntó de pronto.

—No seas estúpido, claro que no —dijo TaeYong, dándole un pequeño golpe amistoso. Aunque TaeIl miró cómo los ojos de TaeYong tomaban un color café rojizo.

—Sabes que no tenía otra opción, ¿verdad? Está en mi naturaleza —dijo TaeIl. La mandíbula de TaeYong se tensó, sus ojos volviéndose rojos.

—No lo menciones... Hermano. Ambos sabíamos que AnhRim sería la elegida, le dieras tú los poderes o no— le sonrió con burla. —No nos desviemos del objetivo.— le advirtió.

—Eso. ¿Qué vas a hacer con Lee Mark? —pronunció con calma. Aunque ese nombre le revolviera el estómago.

—Pienso darle algo con que entretenerse— se alzó de hombros. Había un chico en el que había puesto el ojo para el trabajo.

—¿Harás que engañe a DongHyuk? —preguntó sorprendido. TaeYong llevó su dedo índice a sus propios labios, en señal de silencio. —No hagas nada que pueda hacer que me arrepienta de ayudarte —dijo en un tono de cansancio.

Estaba algo harto de limpiar los desastres de su hermano menor.

—No prometo nada. Todo sea por tu chico y felicidad, hermano —le sonrió por última vez antes de desaparecer.

TaeIl se quedó mirando el lugar donde había estado TaeYong. La preocupación se volvió a apoderar de él.

TaeYong era bueno, sólo estaba lastimado y enamorado, como él.

Pero pronto tendría a HaeChan en sus brazos y era todo lo que le importaba ahora. Así el mundo ardiera a su alrededor.




Hola, hola. Bastante tiempo sin pasar por aquí, gente. ¡Espero que todos estén bien!

Si hay todavía alguien ahí, gracias por leer. Volveré a las actualizaciones seguidas, me he librado de la escuela.

Feliz inicio de semana 💚

Angel [NCTall] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora