Maratón:🖤4🖤

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después de unos minutos de estar vagando por la ciudad sin un destino fijo decidió parar en un autoservicio para comprar algo frío y ponérselo en el golpe que tenía en la frente.

Se estacionó frente al local y sin decir nada se bajó del coche para dirigirse al establecimiento, al entrar una brisa fría le llegó al rostro relajando así los músculos de su cara, caminó hasta donde se encontraban las bebidas y tomó dos cervezas una para su frente y la otra para Gustabo.

Camino por los pasillos buscando algo para comer, tanto estrés le había abierto el apetito de algo dulce, se quedó mirando los tipos de galletas que había y al final se decidió por una de chocolate.

Dando una última vuelta se acercó a un pequeño refrigerador que se encontraba cerca de la caja.

Abrió la pequeña puerta y sacó un helado en vasito para segismundo, con todo en manos se acercó a la caja para pagar.

La trabajadora de esa noche tomaba los productos y los pasaba por el escáner para saber su precio, Jack observó lo que se encontraba alrededor de la caja y estirando su mano tomó una caja de cigarrillos y lo agrego a su compra.

Sacó su cartera y pago los productos que consumirian, agradeció en voz baja y salió del local. Revolvió la bolsa y sacó una de las latas de cerveza para ponérsela en el golpe que tenía en la frente, hizo una mueca de dolor pero a los segundos se sintió mejor.

Iba a dirigirse al coche pero la escena que miraba lo descolocó un poco, desde donde estaba se podía ver claramente como Segismundo mantenía una charla muy amena con uno de los gemelos mexicanos tan conocidos.

Por la forma de vestir y el cabello podía asegurar que era emilio, ladeó su cabeza y pudo asegurarse que Gustabo estaba perdido en su celular y no se daba cuenta de lo que sucedía cerca de el.

Cuando el mexicano se empezó a acercar más al rostro del joven supo que tenía intervenir.

A paso rápido se acercó hasta llegar a la puerta del copiloto donde carraspeó haciendo el los dos hombres se separaran rápidamente.

-¿Que se supone que estás haciendo?- Jack abrió la puerta y dejó la bolsa en su asiento.

-Vera conway- segismundo se veía nervioso.

-No te pregunté a ti mocoso, será mejor que no te metas en la conversación de los adultos- se movió un poco y apretó un botón que se encontraba en la puerta haciendo que la ventana donde se encontraba segismundo se empezará a cerrar.

-Oye no es justo- se asomó por entre los sillones 

-Toma- sacó el helado en vaso para dárselo- ahora callado.- hizo la seña de silencio y cerró la puerta.

Emilio no sabía realmente qué sucedía pero ahora sentía que tenía que salir corriendo, pero tampoco era tan suicida como para intentarlo.

Jack se cruzó de brazos y lo miró fijamente, recorrió con la mirada el mexicano analizando por completo al hombre.

-¿Que edad tienes?- dijo con seriedad en su voz.

-Treinta señor- emilio se sentía como si estuviera hablando con el padre de su pareja y de alguna manera era así.

-¿Cuáles son tus intenciones con el mocoso?- señaló con su cabeza al joven dentro del auto 

-No soy un niño, oh mi helado- acercó el bote a su boca y lamió el líquido que empezaba a caer.

-Si...claro- el mayor de los tres lo miraba con una mueca de “¿En serio?”

-Yo...le juro que tengo las mejores intenciones con el, no busco nada más que darle mi cariño- aseguró el mexicano tragando el nudo que se le creaba en la garganta.

-ohh ¿en serio?- segismundo lo miraba con ojos soñadores mientras se recargaba en el cristal.

-Claro que si chiquito- le sonrió mientras posaba su mano en el cristal.

-uig, voy a vomitar- hacia una mueca de disgusto el mayor.

-¿Te recuerdo cómo estabas hace un rato?- sonrió el menor mientras se llevaba una cucharada de helado a la boca 

-Atrévete y te quito el helado- señaló Jack 

Segismundo alejo el bote como queriendo protegerlo de las manos del superintendente.

-Bien emilio- palmeo el hombro del del más alto- Te quiero a un metro de distancia de el, no quiero besos o toques indecentes ¿De acuerdo?- 

-No se mame cabron- 

-¿Que dijiste capullo?- empezó a sacar su porra.

-Que claro que sí suegrito- dió un paso hacia atrás queriendo huir del posible golpe.

-Mas te vale que lo cumplas o si no, vas conocerme de verdad- amenazó volviendo a guardar su porra- ahora vete- 

Abrió la puerta y se adentro al coche, se puso el cinturón de seguridad y encendió el coche para empezar a alejarse.

-¡Nos vemos papito!- grito segismundo al bajar la ventana y asomarse.

-¡Nos vemos chiquito!- grito de vuelta el mexicano mientras le lanzaba un beso a aire.

Jack hizo un mueca de disgusto al escuchar los apodos de los dos amantes, realmente no le agradaba nada esa relación.

Gustabo miraba con una sonrisa cómplice a su cita de esa noche, soltó una pequeña risa y se acercó al cuerpo del más alto para dejar un sonoro beso en su mejilla.

-Nada mal papá- se burló Gustabo mientras reía.

-Silencio mariconetti- tomo la lata de cerveza que se encontraba en el portavasos y se lo colocó de vuelta en la frente.

-Vamos conway, un besito- 

-No-

-pequeñito- hizo el ademán con sus dedos mientras se recargaba en el sillón.

-Dije que no- 

-Oh vamos- se acostó en el sillón cruzado de brazos con un puchero en sus labios.

-Estos niños de hoy en día no Jack- volvió a burlarse 

-Cada vez peor- sonrió mientras conducía.

No todo fue un desastre después de todo, ahora se encontraba más tranquilo, decidido para continuar con la cita que tanto le costó planear.

Y esta vez esperaba que todo saliera bien.

Carolcons

09/06/2020

Para historias futuras, como se sienten más cómodos leyendo mis escritos

Gustabo y Horacio: 25-40

Gustabo y Horacio: 50

La peor cita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora