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|Días después|

Ya me encontraba en mi apartamento un poco más tranquila.

Lo que tengo que decir es que Antonio se enojo mucho por el dinero que le había pedido.

En mi cuenta solo tenía lo necesario para sobrevivir dos meses.

Tenía que buscar la forma de hacer dinero rápido.

Como hoy era lunes me senté con mi ordenador a mirar mis coreos electrónicos. Por ahí es donde me enviaban siempre para colaboraciones, trabajos pequeños y otras cosas.

Sin pensarlo mucho con mi agenda al lado comencé a aceptar diversos trabajos para poder recaudar dinero.

Desde mañana mi agenda estaba repleta de trabajo.

Nunca la había visto así de llena, pero tenía que ayudar a mis padres.

Como era mi último día libre decidí salir.

Me arreglé un poco mas cómoda de lo usual y salí de mi apartamento.

-Ya que tienes tanta curiosidad de mi. Hoy me conocerás- me detuvo Marcus antes de subir a mi auto

-No quiero- dije asustada mientras intentaba soltarme de él

Como era más fuerte que yo logro subirme al auto y arrancar.

No sabía a donde iríamos, pero tenía miedo.

-No hay prisa- dije con miedo ya que conducía como un loco

-Yo si tengo prisa tengo que pagar algo antes de las 5 de la tarde- comento sin mirarme

- ¿Por qué ahora me quieres ahora contar tu pasado? – pregunte curiosa

-No es lo que piensas- dijo sin aclararme nada

¿Qué pienso?

Solo quiere decirme la verdad para que sienta lastima por él.

¿Una excusa para estar juntos en nuestro día libre?

Solo quiere fastidiarme la vida.

Bueno hay tantas opciones que no se cual es la que no debo pensar.

Nos tardamos varias horas hasta que llegamos a un hospital.

Marcus se estaciono bajo un subterráneo.

Cuando nos bajamos note que los de seguridad lo conocían ya que lo saludaban y hablaban con él.

- ¿Vienes mucho? – pregunte mirándolo mientras estábamos en el elevador, pero solo me ignoro

Él no me hablaba para nada solo caminaba rápidamente.

Primero llegamos a una oficina en donde tuve que quedarme afuera mientras el hacia tramites.

Media hora luego el estaba afuera con un recibo en mano.

- ¿Qué pagaste? – pregunte preocupada

- ¿Estas enfermo? – pregunte con miedo

Él una vez mas no me hablo.

Volvimos a tomar el elevador y esta vez fuimos a unas habitaciones.

Los pasillos estaban decorados de muñequitos.

No lo podía creer.

Era papá- pensé asombrada

Él entro sin tocar en una habitación.

Lo primero que escuche fue un grito chillón de una niña.

Amor en la CocinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora