【Chapter Eight】

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Al paso de unas horas, John había salido a su cocina a poner un poco de agua a calentar para hacer un té. Mandy se había quedado dormida casi de inmediato, pues no había vuelto a presionar su mano como lo había hecho antes. Luego de unos minutos, la chica abrió los ojos aún aturdida y se levantó tratando de no caerse, no reconocía el lugar donde estaba, aunque sus ojos estuvieran acostumbrados a la poca luz de ese momento.

Casi de inmediato al levantarse, su estómago comenzó a revolverse, no recordaba muchas cosas y eso la asustó; corrió a la puerta más cercana y la abrió adentrándose en lo que parecía ser un baño, se arrodilló frente al inodoro y devolvió tratando de no hacer tanto ruido, lo que era casi imposible. Una vez que terminó, tiró de la cadena y se levantó con cuidado, buscó el interruptor de la luz y la encendió encandilándose unos segundos debido al cambio repentino de iluminación. Cuando pudo abrir los ojos correctamente, se acercó al lavabo y se miró al espejo.

Acababa de percatarse que no traía puesta su ropa sino una sudadera que le parecía familiar, la había visto en alguna otra parte, tal vez de Steve o de su padre. Se lavó la cara retirándose lo que pudo de maquillaje y enjuagó su boca, aún estaba un poco mareada, pero decidió ignorarlo y salió de ahí. Caminó hacia otra puerta que estaba en la habitación y salió hacia la cocina donde se encontró con John frente de la estufa. Sintió una fuerte punzada en el antebrazo y se levantó la manga soltando un fuerte quejido.

—Oh, estas despierta. —Dijo volteando y sonrió de lado caminando hacia ella; Mandy se bajó la sudadera hasta los muslos, estirándola lo más que podía.— Ven, siéntate. —La tomó de la mano y la sentó en una silla con calma.— ¿Descansaste? ¿Estás bien?

—¿Qué me pasó? ¿Dónde estamos? ¿Por qué no me acuerdo de nada?

—Uhm... ¿Quieres un té? Necesito que te relajes para explicarte qué pasó.

—De acuerdo. —Dijo no muy convencida, pero aceptó, no se sentía bien y sospechaba que lo que habría de escuchar a continuación no sería algo muy bueno.

John le dio un té de manzanilla y comenzó a explicarle lo que había pasado en las últimas horas. Mandy no recordaba nada ya que era un de los efectos secundarios del narcótico; la chica había llorado un poco, pero la bebida realmente hizo que se mantuviera calmada.

—No quería llevarte al hospital así que te traje a mi casa.

—Gracias John, por todo. —Se puso de pie y comenzó a caminar lentamente en círculos.— De verdad no sé que habría hecho si no hubieras estado ahí, fui muy estúpida al creer que no te necesitaba. —Hizo una pausa pensando en sus palabras y se corrigió de inmediato.— Para que cuidaras de mi, quiero decir, que no te necesitaba cerca... Refiriéndome a que no soy tan capaz como creía para cuidarme sola.

—Mandy, no tienes que agradecerme nada, está bien, en verdad. —La chica sonrió de lado y vio como John se paraba de su silla y caminaba hasta ella envolviéndola en sus brazos. Mandy correspondió el abrazo y se quedaron parados ahí un par de minutos.

—Tal vez deba irme. Steve y Stella estarán preocupados por mí.

—Ya llamé a tu casa, saben que estás conmigo y que estás bien.

—Es la primera noche de Steve aquí, no quiero dejarlo solo.

—Mandy, son casi las tres de la mañana.

—¿Tan tarde? No puede ser, no creí que hubiera dormido tanto.

—Sólo un par de horas, pero vamos, debes descansar un poco más. —La tomó de la mano y comenzó a caminar a la habitación nuevamente.

S A F E || John WickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora