Al nacer la hija de Afrodita, Hemna, ésta le da un don. El don de la belleza y el encanto, pero, ¿Qué pasa cuando los tres grandes, Zeus, Poseidón y Hades, caen rendidos por su belleza?
Tras una relación amorosa con los tres grandes, Hemna concede...
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Pov Hemna:
Siento que puedo morir en este momento, tengo los nervios de punta.
Hace una semana Haris se fue a Italia, el mismo tiempo que llevo sin saber de ella. La preocupación me tiene al borde del colapso, los doctores y Hades me dicen que debo calmarme por el bebé.
Pero también deben entender mi situación, ¡No sé nada de mi hija! No sé cómo está, si está herida, bien, mal o... muerta, porque aunque me duele siquiera pensarlo, la última puede ser una opción muy realista, dolorosa, pero realista.
—Debe descansar, sabe que esto no le sienta bien al bebé— escucho decir por quinta vez en la noche, me doy la vuelta dándole la espalda.
Observo el reloj en la pared que marca las 1:39 am.
—No puedo dormir, no sin saber de mi hija— me abrazo a mi misma sintiendo mis ojos humedecerse.
Me exijo tener pensamientos buenos sobre ella, quizá solo perdieron comunicación con nosotros, pero eso no significa que estén en peligro.
Me sumo en mis propios pensamientos olvidando al doctor hablándome y pensando en mi pequeña. El habla demasiado sin entender la preocupación de una madre, sé y entiendo que debo proteger a mi hijo en camino, realmente lo entiendo y a pesar de eso sigo aquí, pensando en mi hija.
—Su señoría, he tratado de hacerla entrar en razón pero simplemente no cede.
—Déjanos solos— giro al escuchar la voz del hombre que le da la vuelta a mi mundo, me encuentro con sus ojos azules mirándome con preocupación—Hem...
—No me regañes.
—¿Cuanto has dormido?
—Ocho horas...
—Entonces no veo el problema de que duermas ocho horas, es lo recomendando— se sienta en el borde de la camilla.
—Ocho horas en tres días— completo y él me observa asombrado.
—Eso no es sano, debes descansar un poco más cielo.
—No puedo dormir, siento que en cualquier momento podrá pasar algo y no quiero estar dormida.
—¿Que tal si descansas y yo hago guardia? Me quedaré aquí, a tu lado, esperando alguna respuesta.
—¿Perséfone no se enojará si pasas la noche aquí?
—Ella está pasando el tiempo con su madre, no se tiene que enterar, ademas quiero estar contigo de todos modos— se acomoda a mi lado abrazando mi cuerpo por detrás—Duerme que cuando despiertes yo estaré aquí— susurra en mi oído para luego depositar un beso en mi cabello.
Agotada por no descansar me dejo arrojar a los brazos de Morfeo. Solo sintiéndome tranquila con el calor de Hades arropando mi cuerpo.
